4 de septiembre de 2017

Influenciadas por el fútbol, las barberías crecen en Rosario e imponen estilos

Están las de onda urbana, reguetonera y latina, y las más clásicas, pero con una vuelta de tuerca moderna. El look de los futbolistas es clave.

Los especialistas cuentan que el Mundial de fútbol celebrado en Brasil en 2014 mostró un nuevo manual de estilo para el cabello de los hombres. Barbas tupidas, peinados con rapados en degradé y dibujos con líneas en las cabezas aparecieron en las pantallas y crearon una demanda que creció de golpe. Rosario no fue excepción a este fenómeno: de repente empezaron a reaparecer las barberías como lugares especializados en la atención capilar del caballero, muchas veces atendidas por profesionales jóvenes. La ola se bifurcó en dos sentidos, cada uno con sus técnicas: los lugares que adoptaron el estilo new school (nueva escuela), más urbano, sudamericano y con reminiscencias de la cultura hip hop y reguetonera; y otro clásico, tradicional pero con un aggiornamiento al siglo XXI y ligado a la cultura hipster norteamericana y europea; la old school (vieja escuela).

La nueva escuela está representada por Barbers, ubicado en San Martín 1244. Ni bien entrar se ven camisetas de Central y Newell's autografiadas y fotos de jugadores de ambos equipos que tapizan las paredes. Una mesa de pool, un juego de dardos y una barra con variedad de bebidas amenizan la espera de los clientes. El reggaetón y el hip hop suenan fuerte. En la fachada un cartel gigante reza: "La barbería más futbolera de Rosario".

Jorge "Coco" Medina es el dueño del local. Nació en Perú hace 26 años y jugó al fútbol desde los 10. Allí conoció a Julio "el Negro" Zamora, que le recomendó probar suerte en Rosario, donde Medina tenía familia.

A los 21 vino a probarse como lateral derecho en Central Córdoba y quedó en el equipo, pero luego no tuvo continuidad. Mientras naufragaba su vida como futbolista comenzó a estudiar peluquería. Finalmente dejó el fútbol profesional y se dedicó de lleno a la barbería, "con la idea de traer a la ciudad un estilo urbano y latino, buscando el look que utilizan futbolistas y cantantes de reggaetón, con rapados degradados, dibujos a navaja como estrellas y barbas de contorno definido", describió.

Para canallas y leprosos

Arrancó en 2014 en un pequeño local de Laprida y 9 de Julio, y le fue tan bien que se mudó a un gran establecimiento en el microcentro. La suerte fue clave: Coco era compañero en el Charrúa del hermano de Lucas Lazo, jugador de Central, y ambos se convirtieron en clientes. Poco a poco el boca en boca atrajo a más canallas: Víctor Salazar, Teófilo Gutiérrez, Mauricio Martínez, entre otros. En el ínterin llegó a la Lepra Luis Advíncula, con el que había compartido inferiores en Perú. El moreno llevó a Mauricio Tevez, Ezequiel Unsain y Jalil Elías, por nombrar algunos.

El lugar, que tenía solo dos puestos, pronto quedó chico. "La gente se amontaba", dijo Medina, que se separó de su socio y buscó un comercio más grande. "Hoy 6 barberos de Colombia, Perú, República Dominicana y Argentina trabajan en simultáneo, y por aquí pasan entre 500 y 700 clientes por semana", detalló. Los jugadores siguen yendo y los clientes aprovechan para sacarse fotos.

Los precios de los cortes están en el rango de "populares": a partir de 150 pesos. El público es joven, de hasta 30 años. Algunos van en familia, otros con amigos. "Hay de todo, un día viene un futbolista profesional o un músico de cumbia y otro se sienta un tipo que te dice que ayer salió de (la cárcel de) Coronda", comentó entre risas. Pero el negocio sigue en expansión: "Ahora empezamos a dictar clases de barbería urbana, tengo alumnos avanzados que cortan gratis al que se acerque para ir practicando", contó el dueño.

Del lado más tradicional, recuperando la barbería clásica aparece Barberos Rosario, con domicilio en Sarmiento 2410. Franco Paschetto (30), que tenía una peluquería unisex desde 2008, vio venir la ola y decidió surfearla: se especializó, remodeló el lugar y a principios del año pasado lo convirtió en un negocio que tiene un pie en el pasado y otro en el 2017.

En el lugar se escucha rock y reggae a un volumen que acompaña. Hay una barra completa, una canilla de cerveza artesanal y venta de ropa. La atención es personalizada: los turnos se dan cada 30 minutos, y hay asesoramiento de imagen según el look del cliente.

En promedio pasan unas 100 personas por semana. El rango de edad es amplio, pero es un público más adulto. Concejales, periodistas y músicos son habitúes del lugar que, según su titular, fue creciendo exclusivamente a fuerza del boca en boca.

"Hace 3 años le decías a un cliente que se deje la barba y bigote y se te reía. Pero aparecieron (Lionel) Messi y (Nicolás) Otamendi con el esfumado y la barba bien marcada y ahora todos la quieren", dijo sobre los dos jugadores que se desempeñan en Europa, donde ese look está en boga.

"El hombre empezó a preocuparse por su pelo y buscar locales. Antes se cortaba sólo en su casa con la maquinita, o le pedía a un amigo. Pero eso cambió con el Mundial 2014. Toda la moda masculina se impone a través del fútbol", apuntó el barbero.

Los sillones siguen siendo los tradicionales, pero Paschetto cuenta que no se usa más la antigua brocha para extender la espuma en el rostro, y sólo utilizan navajas con hojas descartables por cuestiones de salud e higiene.

"En la década del 80 dejaron de existir las barberías por la aparición del Sida y la Hepatitis, porque se utilizaba un solo elemento para todo y se contagiaban hongos o enfermedades", explicó. Otro aspecto clásico es que preparan la cara para la afeitada con una toalla caliente que abre los poros y humecta la piel. "La vieja escuela es menos máquina, y más peine, tijera y navaja", diferenció.

Los cortes parten de los 250 pesos, y la afeitada desde una cifra similar, con un combo de 450 por ambas atenciones. Las bebidas son asequibles, porque según el titular del local "están pensadas como un servicio". Una pinta de cerveza artesanal sale 60 pesos, y también hay tragos elaborados por un barman a toda hora.

La idea en un futuro cercano es ampliar la cantidad de barberos. "Hoy somos dos, pero vamos a agregar otro sillón. Estoy capacitando a una chica para que trabaje acá. No hay casi mujeres en la barbería y sería toda una innovación", relató Paschetto.

 

Una veintena de locales

El municipio no cuenta con una cifra pormenorizada sobre barberías. El dato disponible es que en Rosario hay habilitadas 400 peluquerías, que es la categoría bajo la que se registran esos comercios, sin distinción. Sin embargo, un relevamiento en la web arroja que hay al menos 20 locales de ese tipo en distintos puntos de la ciudad. Los conocedores señalan que la mayoría abrió sus puertas en los últimos dos años.

 

Fuente: La Capital