18 de septiembre de 2017

Rosario vivió un fin de semana lleno de magia y barriletes increíbles

La sala Lavardén fue el escenario de las galas del primer Congreso Mágico de Rosario. Ayer a la tarde hubo una función dedicada a los chicos.

Lola mira atenta el escenario. Intenta descubrir cuál es el truco que utiliza el mago Héctor para que, cuando tira de una soga que tiene en una mano, la que tiene en la otra comienza a acortarse. "¡Están atadas!", grita y enseguida calla, porque el mago, con varias décadas de escenario en las espaldas, las separa y las muestra independientes. El mago Rey Ben Cito convierte la tela de un paraguas en pañuelos de colores y Benjamín no entiende cómo ocurrió eso. Le pregunta a su mamá, que le da la respuesta más simple: "hizo magia". En la sala Lavardén las expresiones de asombro de los chicos se mezclan con las risas. Porque en una gala de magia para niños, es necesario que el show no sea solemne.

Ayer fue la última de las tres jornadas del primer Congreso Mágico Rosarino, que reunió en la ciudad a magos de todo el país y a algunos internacionales. Hubo capacitaciones para los ases de la ilusión _a puertas cerradas, para no revelar sus estrategias_ y shows abiertos al público.

En la tarde de ayer, el espectáculo estuvo dedicado a los chicos y en el escenario hubo payasos y, por supuesto, magia.

El anfitrión fue el mago Gustav, con más de 35 años en las tablas y organizador del congreso, que mostró sus habilidades para dar vida a Wilfredo, su amigo inseparable: un muñeco de ventrílocuo al que le presta su voz sin un mínimo movimiento de labios.

Con él compartió el escenario el payaso Junior, que arrancó carcajadas con payasadas clásicas que nunca pierden vigencia.

"A mi me gustaría ser mago pero no tengo poderes", le dice un nene del público a la nena sentada a su lado. "Yo sí", le respondió ella, justo cuando las luces volvían a bajar para recibir a uno de los magos que salió a escena para mostrar sus destrezas frente a los 200 niños y adultos que ocupaban la planta baja de la sala.

Además de la de ayer, entre el viernes y el domingo hubo otras tres galas mágicas en Lavardén que fueron aumentando en despliegue y dimensiones: una de magia de cerca, otra de magia de salón y una más de magia en escena.

Colores en el cielo

Este fin de semana también se realizó una nueva edición del Festival Internacional de Barriletes en el parque Scalabrini Ortiz, y el clima para disfrutarlos fue el ideal.

El contraste de todas las gamas de colores con el celeste del cielo fue el paisaje del que pudieron disfrutar miles de personas que se acercaron hasta ese espacio verde de la zona norte, para remontar un barrilete o sólo para disfrutar de la destreza de los otros.

Durante el sábado y el domingo, barrileteros de Rosario, Buenos Aires y Jujuy participaron de vuelos acrobáticos, vuelos nocturnos, talleres de construcción de barriletes e incluso de capacitaciones para los fanáticos del rubro.

Este año se convocó a docentes de distintas escuelas de la ciudad para que, antes del festival, construyeran sus barriletes para remontar durante este fin de semana.

Además, hubo carpas para entender científicamente el funcionamiento de un barrilete y un taller gratuito de armado de barriletes basado en el modelo de los hermanos Wright, los estadounidenses pioneros en la historia de la aviación nacidos a fines del siglo XIX.

Desde la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad, que organizó el encuentro junto con Pintemos el Cielo Rosario, sostuvieron que, en total unas 70 mil personas se acercaron a las distintas actividades.

Fuente: La Capital