26 de enero de 2016

Para qué se suben los rosarinos a las bicis públicas

El sistema de bicicletas públicas ya lleva poco más de un mes y medio en funcionamiento, y los rodados naranjas se ven en circulación por todos lados. Pero, ¿qué motiva a los ciudadanos a usar “Mi bici, tu bici”?

A pesar de la polémica por las ciclovías, las tarifas y los cascos, el sistema de bicicletas públicas “Mi bici, tu bici” está en pleno funcionamiento. Desde el primero de diciembre y hasta abril, los rodados naranjas pueden usarse de forma gratuita para movilizarse por no más de media hora por la ciudad. Más de 4000 rosarinos ya se inscribieron y aprovechan el servicio. Pero, ¿para qué usan este ecológico y económico sistema de transporte? Un recorrido por las estaciones céntricas da cuenta de los diversos motivos por los que la gente elige usar las bicicletas públicas. 

Ante todo, para poder subirse a las bicis, hay que hacer un pequeño trámite. Ante todo, tener una Tarjeta Sin Contacto MOVI (la del colectivo) y personalizarla. ¿Cómo? Nada más hay que acercarse a un punto de inscripción con DNI, la tarjeta correspondiente y un impuesto que acreedite lugar de residencia. Los lugares de registro son varios: los Centros Municipales de Distrito, la Terminal de Ómnibus, la sede central del Banco Municipal y algunas garitas de inscripción temporales. 

En la Plaza Pringles, centro neurálgico de la ciudad, se emplaza la estación número 12 de las 18 que se distribuyen en distintos lugares estratégicos de la ciudad. Es lunes al mediodía y hay apenas ocho bicicletas en el total de veinte anclajes. Basta permanecer unos minutos cerca de la estación para comprobar cuánto se utiliza el sistema. En poco menos de dos minutos, un jubilado, un adolescente y una mujer se acercan al totem central de la estación para apoyar su tarjeta y retirar una bici.

Jorge tiene 74 años y chequea los frenos y el nivel de aire de las bicicletas disponibles antes de elegir una. “Las uso desde que empezó el sistema, más que nada para ir y venir al centro. Según cómo estén mis piernas y cómo este el clima. Hoy me vine en colectivo y me vuelvo en bici”, cuenta con una sonrisa antes de emprender viaje. Como usuario frecuente, Jorge aprovecha para hacer una observación: “Debería poderse informar sobre el estado de las bicis, para que las vayan poniendo en condiciones si alguna no anda. Acá me encontré con una sin frenos, por ejemplo, y me gustaría avisar”. A tener en cuenta, Municipalidad.

En la Pringles también hay un puesto temporal de inscripción, en el que todo el tiempo puede verse gente haciendo consultas o efectivizando su registro. Aún así, una de las empleadas hace una salvedad: “Hoy no hay mucho movimiento. Acá siempre tenemos cola”. Mientras un hombre se inscribe, una pareja pregunta por los requisitos para poder acceder. “Queremos usarlas para pasear los domingos a la mañana, está bueno para aprovechar la calle recreativa”, dicen. Sin dudas, “Mi bici, tu bici” y el circuito de calles recreativas son dos servicios que se complementan de manera ideal.

Marcos tiene 18 años y maneja el sistema con destreza. “Las uso para hacer ejercicio. Como es gratis hasta abril, en vez de pagar un gimnasio y después no ir, me vengo día por medio, agarro una bici, voy hasta los Silos y la dejo en la Facultad de Derecho. Ya tengo el recorrido armado”, afirma. En eso, un hombre llega a la estación para dejar su rodado: Jorge es docente universitario y dice que no va al centro en auto, así que prefiere subirse a las bicis públicas. “Espero que la gente las cuide y no haya vandalismo”, comenta a modo de deseo.

Apenas unas cuadras más lejos, en la Plaza San Martín está la estación número 11, justo frente a la Facultad de Derecho. Ahí, solamente hay seis bicis y menos de cinco minutos más tarde quedarán cuatro. Carlos llega para llevarse un rodado naranja y partir al trabajo, como viene haciendo desde que se pusieron a disponibilidad. ¿Qué pasa cuando se pedalea a trabajar con tanto calor? “Me tengo que traer una muda, otra remera o camisa. Nada más”, cuenta, señalando la mochila que carga en la espalda. Graciela, por su parte, dice que la usa como medio de transporte en general: “En vez de tomarme un colectivo, agarro una bici. Si no hace mucho calor, prefiero esto”.

En otro punto vital de la ciudad, la Plaza Sarmiento, pueden verse unas diez bicicletas en la estación 13. A lo lejos se ve llegar una bici naranja por la flamante ciclovía de calle Entre Ríos. Apenas su usuario la deposita en uno de los anclajes y se va caminando, otra persona llega para retirar un rodado. Mauro tiene 28 años y dice usar el sistema para movilizarse al trabajo. “Vivo a diez cuadras del laburo, me queda muy cerca para tomarme un cole y a veces no hago tiempo para llegar caminando. Tengo una estación a una cuadra de mi casa y esta que me queda a dos del trabajo”, cuenta mientras ingresa su clave en el totem. Antes de que Mauro se aleje por la ciclovía de calle San Luis, otra joven llega para llevarse una bici. “La uso como medio de transporte en general, para lo que la necesite. Es muy práctica para distancias cortas”, afirma.

Basta salir a la calle para verificar que “Mi bici, tu bici” tuvo una rápida y amplia recepción por parte de los rosarinos, que sin dudarlo demasiado se sumaron al sistema y empezaron a aprovecharlo. En el area que delimitan Pellegrini, el río y Avellaneda, en la que se encuentran la mayoría de las estaciones del servicio, pueden verse bicicletas naranjas circulando a casi toda hora. Las estaciones semi vacías hablan del movimiento constante de los rodados. Si bien todavía no hay anuncios oficiales, en uno de los puestos de inscripción afirman que la idea es sumar más bicicletas a las 280 que hoy están circulando y más estaciones porque las que existen ya “no dan a basto”.  

Fuente: Rosario Plus