2 de abril de 2018

Jóvenes rosarinos buscan impulsar la ayuda a África

Durante un mes construyeron aulas en una localidad de Mozambique.

Trabajan en actividades solidarias en Rosario, y quisieron viajar a África. Se contactaron con la organización "Somos del Mundo", juntaron el dinero y se fueron. Estuvieron un mes entero construyendo aulas en la comunidad de Xai-Xai, porque allí las clases se daban debajo de un árbol.

Andrés Sacchi es uno de los rosarinos que dedicó su verano a ayudar a una población africana. "Hace mucho que quería hacer un voluntariado en África y nos juntamos cinco amigos para viajar. Cuando empezamos a averiguar conocimos a la ONG "Somos del Mundo", que está en Buenos Aires y todos los veranos, en enero y febrero, organizan viajes con voluntarios a Mozambique", relató Andrés a este diario.

El viaje comenzó un año antes con los preparativos. Los voluntarios estudiaron portugués, para poder comunicarse en África, hicieron cursos de liderazgo y aprendieron a construir aulas para escuelas africanas, que tienen su particularidad.

Además, tuvieron que trabajar para reunir el dinero y comprar los elementos de construcción para las aulas.

Hicieron una fiesta, vendieron rifas, empanadas y se organizaron para conseguir la capacitación, el alojamiento y los pasajes.

Durante el mes de enero de este año pasaron unos días inolvidables en la localidad de Chongoene, a 16 kilómetros de Xai-Xai, la ciudad más cercana.

Consiguieron alojamiento en la casa de unos misioneros católicos que desde hace muchos años viven en ese lugar. Y desde allí cada mañana trabajaron con el director de la escuela y varias personas del lugar para construir las aulas.

"Allá no tienen aulas como nosotros conocemos. La mayoría de los chicos tienen clases bajo los árboles. Hay algunos salones, pero no tienen bancos, todos se sientan en el piso y muy pocas veces cuentan con un pizarrón", describió Andrés, y explicó que por esa razón cuando hace frío o llueve, no hay clases.

A Carla Benavídez, otra de las rosarinas que viajó a África, le sorprendió la organización comunitaria que tienen. "Nosotros construimos las aulas con gente de esa población, y una señora cocinaba para todos. Era importante que pudiéramos hacer las cosas con la gente", explicó la chica de 28 años que también hace voluntariado en Rosario.

"A mí me sirvió mucho para conocer otras formas de vida, de organizarse, y sacarme los prejuicios que tenía de África", confesó la joven.

Por la tarde, los voluntarios organizaban actividades para los chicos. "Al principio costó que se nos acercaran porque allá es rarísimo ver gente blanca y los chicos nos tenían miedo", contó Andrés.

Además, están acostumbrados a que si hay un blanco, lo que hacen es pedirles dinero.

"De a poquito se fueron acercando y después ¡nos fue muy difícil irnos! Los chicos estaban todo el día con nosotros, y por la tarde les hacíamos juegos", apuntó el joven.

"Allá los chicos están muy solos porque los adultos se van a trabajar y los dejan" comentaron los voluntarios extrañados por esta costumbre.

El objetivo de estos viajes es que quienes los hacen traigan experiencias a Argentina y desarrollen algún proyecto en su ciudad.

Por eso, los cinco rosarinos se plantearon armar una organización que pueda realizar viajes a África para ayudar a las distintas poblaciones, organizar la búsqueda de fondos y la capacitación de voluntarios para prepararlos antes de emprender una aventura en otro continente. Eso sí, todos quieren volver, porque sin dudas, África les robó el corazón.

 

Fuente: La Capital