8 de agosto de 2018

La antorcha olímpica pasó por Rosario

Buenos Aires será sede en un par de meses de los Juegos Olímpicos de la Juventud y tras pasar por La Plata y Mar del Plata, la llama desembarcó en Rosario, lugar en el que la esperaron atletas olímpicos de la ciudad.

Buenos Aires será sede en un par de meses de los Juegos Olímpicos de la Juventud y tras pasar por La Plata y Mar del Plata, la llama desembarcó en Rosario. El punto de encuentro fue el tradicional Monumento Nacional a la Bandera.

En el emblemático lugar esperaban los atletas olímpicos de la ciudad. El Colo Nicolás Córdoba (gimnasia), Federico Grabich (natación) y Johana Palacios (levantamiento de pesas), las hermanas Etel y Sofía Sánchez (nado artístico), Fernando “Pipo” Carlomagno, Anabel Moro (natación paralímpica) y Yanina Martínez (atletismo paralímpico).

Buenos Aires 2018 será la tercera edición de los Juegos Olímpicos de la Juventud luego de Singapur 2010 y Nanjing 2014. En esta ocasión se presta principal atención a la igualdad entre géneros, por lo que competirán la misma cantidad de atletas mujeres y varones. Las edades van desde los 15 a los 18 años.

La llama olímpica se encendió el 24 de julio en Atenas, en Grecia, madre del olimpismo, y el 25 arribó al aeropuerto internacional de Ezeiza. El 27 se presentó en el Parque Olímpico de la Juventud, el corazón de las competencias de Buenos Aires 2018, en Villa Soldati.

El tour de la antorcha en Argentina tuvo a Federico Gil, olímpico en Río de Janeiro 2016, como encargado de encender el pebetero. Gil será durante los Juegos athlete role model (atleta modelo). Uno de los tantos en realidad, porque serán muchos, entre ellos la rosarina Cecilia Carranza Saroli, ganadora de la medalla de oro en Río junto a Santiago Lange en la clase Nacra 17 de yachting.

Los próximos lugares que visitará la antorcha serán Paraná y Santa Fe, para luego pasar por Puerto Iguazú, Corrientes, Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Mendoza, San Juan, Córdoba, Neuquén, Bariloche, Ushuaia y Buenos Aires.

 

Fuente: El Ciudadano