10 de septiembre de 2018

Diez galerías rosarinas de arte se unen para armar un circuito

El sábado 15 abrirán en un horario especial, con muestras y actividades especiales. Buscan visibilizar autores locales.

Rosario es una ciudad que atrae las miradas sobre su producción artística. Es parte de la historia del arte del país y su apuesta a otorgar un lugar en particular al arte contemporáneo, al crear un museo para albergar una colección específica, el Macro, la torna siempre inquietante. En los últimos años a ese proceso debe sumarse la apertura de galerías de arte, espacios que, en su mayoría, otorgan visibilidad a artistas locales con trayectoria o emergentes. Ahora una decena de estos espacios definieron un circuito que se pondrá en funcionamiento el próximo 15 de este mes, entre las 11 y las 20, con muestras y actividades específicas. Lo llaman G:iro y apuesta a ser "una vidriera que permita que artistas, curadores y críticos se muestren en su entera magnitud en un contexto inmejorable donde todo está pensado para que lo mejor simplemente suceda".

"Nuestra ciudad desarrolla una importante actividad cultural, sus artistas son reconocidos en el país y en el mundo por su calidad pero no siempre el nivel de producción está acompañado con el de difusión. Las galerías de arte son un agente esencial en el desarrollo de las escenas locales y en el desarrollo de un mercado de arte", advierten dos leristas que integran G:iro, Gab Gabelich y Gabriela Galassi.

   G:iro nació a partir de una propuesta de galerías que pertenecen a Meridiano, una cámara de espacios de arte contemporáneo que funciona a nivel nacional. "Nosotros mantenemos reuniones regularmente para trabajar temáticas en relación al sector. Hicimos extensiva la invitación a un conjunto de galerías rosarinas en base a ciertos requisitos que definen el trabajo", explicaron Gabelich y Galassi.

   Dentro de los requisitos para integrar el colectivo figuran que los espacios estén focalizados en la circulación, difusión y comercialización de obras de arte contemporáneo, que realicen en su espacio físico al menos cuatro exhibiciones al año, que el acceso del público sea gratuito, que permanezcan abiertos una cantidad determinada de horas y que no cobre al artista ningún tipo de honorario o alquiler por exhibir sino que trabaje con comisiones sobre las ventas, entre otros puntos.

   Como antecedente de este circuito se pueden citar a las diversas ediciones de la Semana del Arte Rosario, evento que alberga la noche de las galerías abiertas y también subasta La Fugaz, dos actividades que ya son una tradición en la ciudad a las que se sumó en los últimos años la realización de una Feria de Arte.

   En diálogo con La Capital, Gabelich y Galassi detallaron cuál es la función de los galeristas, valoraron si existe un mercado del arte en la ciudad y perfilaron cómo es el circuito que proponen.

   —¿Por qué son necesarias las galerías de arte? ¿Qué implica ser galerista?

   —Las galerías son necesarias porque hacen posible el encuentro entre la obra y el comprador que puede o no ser coleccionista. Son las que sostienen las producciones artísticas, sobre todo en Rosario donde el circuito es incipiente. Dan visibilidad y contribuyen al crecimiento del artista. Difunden las producciones no sólo a nivel local sino también a nivel nacional e internacional. Las galerías estimulan el cruce entre la producción artística, la curaduría, el coleccionismo y el público. Ser galerista requiere de cierto tacto y capacidad de negociación para la compra-venta. Desde ese lugar las galerías hacen visibles e instalan las producciones de los artistas, teniendo como horizonte la posibilidad de un mercado de arte que sustente esas producciones.

   —¿Existe un mercado del arte en Rosario? ¿La ciudad tiene una tradición al respecto?

—Hubo un mercado de arte incipiente en Rosario en los años 60 y 70, Galería Krass fue un referente de ese momento, pero luego se fue desvaneciendo. En los años 80 surgió Miró ya con un mercado en baja. En la actualidad no se puede hablar de un mercado en Rosario, sólo existe la figura del comprador interesado. En ese marco es importante destacar la conformación de un grupo llamado C, integrado por coleccionistas incipientes, tal como ellos mismos se presentan.

   —¿La fuerte presencia del museo Castagnino+Macro impulsa la consolidación de galerías o la complica? ¿Son universos opuestos o complementarios?

   —La presencia del museo favorece a la producción artística local, pero no es determinante en un circuito de galerías. Sí es necesario mencionar el apoyo de la Secretaria de Cultura a las galerías rosarinas, acompañándolas en su crecimiento y visibilidad. El museo ha contribuido y contribuye a la conformación de un público de arte contemporáneo.

   —En los últimos 10 años hubo como un movimiento en cuanto a la apertura de nuevas galerías. ¿Coinciden con esa descripción? ¿A qué lo atribuyen?

   —Sí, hubo un crecimiento y no depende de un solo factor. Hay un deseo en general de poder ver nuevas producciones o nuevos proyectos desde la emergencia.

   —¿Quién valida a un autor? ¿Rosario puede lograrlo más allá de Buenos Aires?

   —Para la validación o legitimación de los artistas es necesario un sistema funcionando a pleno. A ese sistema lo conforman los museos, las galerías y el periodismo especializado, entre otros. Buenos Aires tiene un peso innegable. Justamente por eso es importante construir un sistema propio, profesional y de calidad que fortalezca nuestro arte y genere un polo de atracción. Es clave también la generación de puentes e intercambios con otras regiones, provincias o ciudades para construir nuevos mapas. Es importante destacar, por ejemplo, el intercambio con la ciudad de Córdoba en estos últimos años. Las galerías de arte sostenemos nuestros proyectos con la venta de obra. No cobramos a los artistas por los espacios de exhibición. Eso es algo que en general aparece en las preguntas que hace el público. Es una pregunta recurrente. Las galerías nos sostenemos si vendemos. Pero aun así sostenemos y estimulamos producciones con cierto riesgo. No tener la presión de un mercado que reclama cierto tipo de producción hace que los artistas produzcan más libremente, sin responder a tendencias o modas. Las galerías de Rosario en general sostenemos ese perfil, el riesgo.

 

Fuente: La Capital