28 de enero de 2019

Sin alimentos de origen animal, Rosario ya tiene su primera panadería vegana

Con harina integral y orgánica busca también atraer a todo tipo de clientes. La idea es salir a buscar a quienes quieren mejorar su alimentación.

Panes, medialunas, budines y pastafrolas de arándanos, entre otras delicias saludables, forman parte de la primera panadería rosarina de productos veganos, ciento por ciento integrales y orgánicos. Con elaboración artesanal e ingredientes certificados en origen, el lugar de Zeballos 112 atrae tanto a quienes no pasan ni cerca de un churrasco, como a los que sólo quieren mejorar su alimentación o maniobrar la dieta frente a una alergia.

Se trata de Dulces de Nita Rosario, que tiene su casa madre en el barrio de Palermo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Allí, Susana Monzón, una santafesina de Armstrong, decidió innovar a la hora de elegir un emprendimiento y abrió la primera panadería vegana de Buenos Aires. Son sus propias recetas las que elabora cada día, desde las 3, como todo panadero que se precie, dando formas y esmerando sabores para que, a las 8, cuando abra las puertas, el rito ancestral del pan humeante, se repita como en cada rincón del mundo.

Nita, como devino su nombre, es vegana, es decir que no sólo no consume carne, tampoco ningún alimento de origen animal.

Animada en esa concepción, decidió que podía ofrecer productos naturales a quienes están en su misma cuerda. Así en mayo de 2018, nació Dulces de Nita, un desafío no sólo en el rubro, sino en el momento en que "el país no ayuda mucho", dijo. Pero el proyecto encontró su cauce y crece.

"En noviembre, al terminar el año, abrimos otro local en Rosario, junto a mi amiga Natalia Recanatesi", explicó a la distancia. Sin harina ni azúcar refinado, ni rastros de huevo, elabora budines con frutas o no, medialunas, rolls de canela, panes de campo, o con semillas, o aceitunas y romero, sólo a modo de ejemplo. También hace tortas con las mismas características, para cumpleaños. Para las fiestas, estrellas fueron los pan dulces.

Hilando más fino

"Hay mucho potencial en esto", dice Nita sobre la producción que eligió. Y aclara que la mitad de sus clientes no son veganos sino que quieren comer sano y vienen interesados en lo integral y orgánico libre de pesticidas. "Es como que cada vez, a la hora de elegir alimentos se va hilando más fino", asegura. Y da cuenta de cierta trazabilidad en la calidad de la materia prima que utiliza, como la harina que le provee una empresa de nombre singular, La Esquina de las Flores, con molino propio y cualidades certificadas en sus productos.

"Una cosa es ser vegano y otra comer sano", dice Nita, para explicar el interés que despertó su panadería ciento por ciento integral y orgánica en el público cualquiera sean sus fuentes de alimentación. Pero no pasó por alto una línea ascendente en lo que llama "el cambio de conciencia". Allí es donde ubica el lugar que ocupa el veganismo que pocos años atrás aparecía casi como grupo de culto y hoy, además de visibilidad, logró un lugar en las góndolas de los supermercados y en el menú de los restaurantes.

A una cuadra del parque Urquiza, un local cálido, de colores claros y cuidado hasta en los mínimos detalles, replica, casi exactamente, a la panadería porteña. La versión local incluye mesitas para tomar café común o los orgánicos de higo, chañar, algarroba y mistol, con algún brownie de frutas o pepas de membrillo. Al frente está Nati que se sumó a la apuesta original de su amiga y que por las mañana temprano, hornea los productos que llegan crudos y freezados en una inviolable cadena de frío, desde el local central en Palermo.

"Fue una apuesta importante, la idea es seguir creciendo y sumar", explica mientras pasa revista a las canastas exhibidoras y habla de los beneficios de la alimentación consciente. Al igual que en el local de Palermo, la mitad de los clientes no son veganos, como quines llegan a desayunar cada mañana, o entran a comprar "algo para llevar a tomar mates al parque".

"Soy vegana y que haya una panadería así, es lo más", dijo a LaCapital Valeria Salas, terapeuta holística, después de comprar tentadoras medialunas de harina integral y orgánica. Además, lo consideró de gran ayuda para quienes trabajan, les gusta alimentarse bien y no siempre disponen de tiempo. Y dijo que cuando abrió Dulces de Nita Rosario, lo difundió en sus redes sociales con una gran adhesión, una muestra del interés creciente en el tema.

Nati le entrega la compra en una bolsa de papel marrón y sonríe. El pizarrón de la vereda llama la atención de quienes aminoran el paso, después de leer que hay yerba orgánica, y miran por entre la guía de banderines color naranja. Ella y Susana no tienen duda, al ofrecer productos tan nobles, sienten que están haciendo algo bueno, casi un acto de amor que incluye evitar el sufrimiento animal. Una especie de mundos sutiles que invitan a conocer y saborear.

En internet www.dulcesdenita.wordpress.com y en todas las redes sociales.

 

Fuente: La Capital