21 de mayo de 2019

Trepar al cielo

Juan Pablo Sarjanovich, primer argentino en subir los 8.586 metros del monte Kanchenjunga.

Tiene un nombre casi impronunciable, mide 8.586 metros de altura, está ubicado en el Himalaya entre Nepal e India y es el tercer pico más alto del mundo. Se trata del Kanchenjunga y hay un único argentino que lo trepó hace sólo seis días (el 15 de mayo a las 7.30, hora de Nepal): el rosarino Juan Pablo Sarjanovich, un hombre criado en la llanura pero que trepa al cielo.

La buena noticia incluye a un total de 59 montañistas, varones y mujeres, de todo el mundo que hicieron cumbre aquel día, pero la hazaña también fue atravesada por la tragedia: un chileno desapareció y dos indios murieron en el intento (ver aparte).

El monte es uno de los 14 "ochomiles" que superan esa altura en el planeta y Juan Pablo es un montañista de 43 años que paradójicamente vive donde no hay montañas, pero es de los mejores del país. Amateur, con más de 50 expediciones bajo sus pies, sobre roca, glaciares y hielo. Estuvo en el Aconcagua y el Ojos del Salado (el volcán más alto del mundo y el segundo pico de América), participó de tres expediciones al Himalaya, hizo dos ascensos al Manaslú (la octava más alta) y una al Broad Peak (la undécima de la Tierra, en Pakistán), entre otras tantas.

Es un hombre que disfruta en la altura y en soledad (llegó a estar 37 días sin hablar con ningún otro ser humano en Manaslú); un licenciado en administración agraria que trabaja solo para ir a la montaña y que "sufre" fríos de 40 grados bajo cero y el peso de más de 15 kilos de ropaje en altura, pero confiesa que prefiere todo eso a estar encerrado ocho horas en una oficina.

El hombre camina y trepa pero también cuenta todo en breves crónicas que cuelga en Facebook.

"En la cena previa al arranque tomo conciencia de que hasta que no vuelva mi alma ya no me pertenece, mi cuerpo y mi voluntad tampoco", escribió antes de agregar que a una hora de andar ya no encontraba motivos para volver. "Ni uno sólo: maldigo y sigo".

El tercer día desayunó a las 6, un té que le sirvió un sherpa (nativo nepalí que acompaña en las expediciones) y reconoce no haber pasado frío en la carpa.

"El día pinta bien y arranco último, no tengo apuro", "quiero evitar el amontonamiento en los tramos verticales", "de puro aburrido me pongo a prueba y los paso uno a uno, a todos", "me tiro en la carpa, no puedo dejar de llorar", "ahora que estoy a menos de un día del empuje final siento la cima tan cerca que no lo puedo creer: estoy sensible sí, pero también envalentonado".

Contó que el cuarto día durmió mal porque un compañero le tosió toda la noche en la oreja. "Hay que remontar una grieta, no puedo respirar y no siento ni las manos ni los pies", dijo en otro tramo. Y confesó: "Ya perdí el teléfono cuatro veces dentro de la carpa".

Uno de los pasajes estremece particularmente porque da testimonio del chileno que desapareció ese día. "Sigo hacia la cumbre y enseguida me acoplo a Rodrigo Vivanco. De a poco la masa se nos va alejando, aunque no mucho. Por momentos Rodrigo va adelante y por momentos yo. Vengo a cien metros por hora. Tengo tiempo para ir comiendo caramelos, chocolate e incluso escribir un poco de lo que ahora estoy narrando. No siento los dedos gordos y tengo que traccionar de los grampones contra las botas para despegarlos y sentir que corre sangre o algo parecido".

Vuelve a hablar de Vivanco más tarde: "Al bajar cruzo y despido a Rodrigo luego de darle la poca agua que me quedaba" y llega al final: "Veo la cima, no es de roca, es pura nieve, blanca, eterna, bella, muy bella. Casi no se puede sacar los guantes a pesar de que el día, la jornada, es perfecta, sin viento ni nubes. Me apuro a sacar la celeste y blanca y con las emociones apretando me fotografió con ella".

 

Un chileno desaparecido y dos indios muertos

El chileno Rodrigo Vivanco coronó el Kanchenjunga pero se perdió o sufrió algún percance durante la primera parte del descenso el 15 de mayo pasado. Las esperanzas de rescatarlo con vida se volvieron nulas. En tanto, los escaladores indios Biplav Baidya, de 48 años, y Kuntal Kakar, de 46, murieron, así se confirmó desde el departamento de Turismo nepalí. Baidya murió durante el descenso y Karar a 8 mil metros de altura en su ruta de ascenso.

Vivanco, al parecer, en el descenso equivocó la ruta o sufrió algún percance. Según el dispositivo GPS del localizador, su última posición lo situaba en una zona cercana a la cumbre. El montañista ascendió desde el campo de 7.300 m en solitario y sin llevar oxígeno suplementario. Y ese mismo día fallecieron los montañistas de India por mal agudo de montaña (MAM). Baidya cayó desplomado durante el descenso y Kakar murió en el ascenso, a 8 mil metros

 

Fuente: La Capital