3 de junio de 2019

Sóftbol, una práctica que crece y suma adeptos en Rosario

La actividad ya tiene 50 jugadores mayores hombres y 25 mujeres, además de 20 niños en iniciación. Del total, la mitad son venezolanos

En Rosario se está fabricando, semana tras semana, un fenómeno que promete dar frutos a largo plazo. El equipo Fábrica Sóftbol, que tiene su base en el Club Fábrica de Armas Domingo Matheu, se armó hace cinco meses y ya cuenta con alrededor de 50 jugadores mayores masculinos, 25 mayores femeninas y 20 en la escuela de iniciación. Del total, casi la mitad son venezolanos radicados en la ciudad y una buena cantidad fueron beisbolistas en los equipos que supo haber en la ciudad.

Hace 20 días, los muchachos de Fábrica Sóftbol jugaron el primer partido masculino de mayores en la historia d Rosario cuando enfrentaron al Club Daom de Buenos Aires.

Justamente, la conformación del equipo surgió de Rosarinas, el conjunto femenino de sóftbol que existe hace siete años y compite en diversos puntos del país.

“La mayoría somos maridos o novios de las chicas y veníamos para colaborar. En un momento dijimos de hacer un partido entre nosotros y ahí empezó todo”, cuenta Gustavo Carubelli, manager del equipo, ex jugador de la selección de béisbol de Argentina y primer argentino en jugar profesionalmente este deporte (en la organización de los Atlanta Braves estadounidenses y luego en los Tigres de Quintana Roo mexicanos).

Ni él ni los rivales que llegan a la ciudad para jugar contra Fábrica Sóftbol pueden creer el crecimiento que tuvo la actividad: en cinco meses, ya cuentan con alrededor de 50 jugadores mayores y las pequeñas tribunas que están al costado de la cancha en el predio de avenida Francia al 5000 lucieron llenas tanto en la visita de Daom como en la del club La Olla, de Gualeguay, el domingo pasado.

Sobre ello, Gustavo dice: “Los equipos que vinieron a jugar con nosotros todavía no entienden cómo armamos dos equipos y cómo es que viene tanta gente. Les sorprende que está todo lleno”.

El equipo de mayores está conformado buena parte por venezolanos que viven en la ciudad. “Eso nos ayudó muchísimo”, dice el manager, y suma: “Creo que entre el 40 y el 50 por ciento del total de la gente que somos, son venezolanos”.

“Los ves cómo juegan, pensás que jugaron durante mucho tiempo. Con el correr de las prácticas te enterás de que nunca jugaron y te das cuenta de que lo traen incorporado con ellos”, añade sobre los jugadores extranjeros.

Por el momento, el objetivo principal del equipo es que se difunda el deporte en la ciudad y llegar a “armar dos equipos competitivos para participar en el campeonato nacional, que se juega a fin de año”.

“Apuntamos a que se sumen chicos también. Hoy tenemos 20 en la escuela de iniciación y es lo que más queremos para que esto tenga continuidad”, afirma.

“Sin techo”

El manager contó que saben que “el sóftbol va a formar parte de los Juegos Evita” y, por ello, creen que se puede hacer masivo gracias a su inclusión en las escuelas.

“Santa Fe es muy competitiva deportivamente en estos juegos. Si se da esta situación, deberían incluirlo en Santa Fe Juega; si entra ahí, de a poco va a meterse en los colegios”, visualiza Gustavo, para agregar que ese es uno de los objetivos: “Tenemos preparadas capacitaciones para profesores de educación física, que venga gente de mucho conocimiento, como entrenadores de selecciones nacionales”.

Tanto el manager como el entrenador y colaborador Miguel Muraca creen que el deporte en Rosario “no tiene techo”.

“La gente se suma con mucha onda y ganas de laburar, de colaborar. Se compromete”, asegura Muraca, que jugó al béisbol cuando Rosario vivía una época de esplendor en ese deporte con dos ligas y varios equipos.

“Rosario fue uno de los primeros lugares donde se jugó béisbol en el país. Hubo dos ligas, como si fueran dos Afas (en referencia a la Asociación del Fútbol Argentino), y muchos equipos: Newell’s, Central, Provincial, la Asociación Japonesa, Central Córdoba, Arroyito Béisbol”, rememora.

Ahora, los planes son iluminar la cancha (ya están colocados los postes), cercar la cancha y alambrarla por completo para que cuando bateen fuerte una pelota se festeje y no se sufra: “Lo más lindo es batear fuerte, pero al no tener alambrado la pelota se pierde”.

“La iluminación va a servir para poder entrenar también en la semana y para que los que no pueden venir los sábados, vengan un día a la noche a jugar. Como si fuera ir a jugar al fútbol o al tenis. Se puede venir a despuntar el vicio, que la gente se acerque y se empiece a formar algo más grande y más lindo”, confía Muraca.

La fábrica ya está en marcha y promete una buena de producción sóftbol a futuro.

>> El inicio de todo

Rosarinas, el equipo femenino de sóftbol que juega en el Club Fábrica de Armas, fue el inicio de toda la revolución que empezó a armar el sóftbol en la ciudad.

“Son chicas que jugaron al sóftbol de jóvenes y algunas hasta llegaron a la selección argentina. Una vez se juntaron a comer y, después de eso, se pusieron a guantear. Se entusiasmaron y, más o menos en 2013, se organizaron para empezar a competir otra vez”, detalla Miguel Muraca.

Rosarinas disputará el 15, 16 y 17 de junio la Copa Ciudad de Rosario (que organizan por tercer año consecutivo), donde competirán junto a Morón (Buenos Aires), Don Bosco (Entre Ríos) y Universidad de Río Cuarto.

“Se matan entrenando y en los torneos dejan la vida. En el torneo de Río Cuarto (se disputó en abril) llegaron a la final jugando contra chicas que tienen hasta 20 años menos”, cuenta Gustavo Carubelli.

Para conocer más y sumarse a estas propuestas, visitar el Facebook de Rosarinas Softbol y Softbol Rosario Club Fábrica de Armas.

 

Fuente: La Capital