24 de junio de 2019

Son rosarinos, los mejores en física y quieren viajar a la olimpíada internacional

Juan Recoaro y Facundo Leguizamón piden que el equipo argentino se presente en el certamen de Tel Aviv.

A menos de un mes del comienzo de la 50ª Olimpíada Internacional de Física (iPho, por su sigla en inglés) a desarrollarse del 7 al 15 de julio en Tel Aviv (Israel), los estudiantes que clasificaron para integrar el equipo argentino -dos de ellos son de Rosario- viven una situación de completa incertidumbre.

Es que los responsables de la Olimpíada Nacional decidieron que la Argentina no se presente a este evento mundial y no los habilitan a viajar. Pero nunca les informaron los motivos de esta decisión. Queda una chance que depende del Ministerio de Educación nacional, pero los tiempos se agotan.

Juan Recoaro (Politécnico), Facundo Leguizamón (Ingeniería Civil de la UNR) y Gastón Francois (Industrial de Santa Fe) son amantes de la física y la ciencia, y tienen varias medallas en su haber. En octubre del año pasado fueron los mejor rankeados en la Olimpíada Nacional de Física, organizada por la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (Famaf) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Eso les daba derecho para integrar la selección que iba a ir a la olimpíada internacional. Pero pasó el verano y no recibieron noticias de cuándo iban a comenzar a entrenar. Mucho menos del viaje.

En febrero, los estudiantes, la Secretaría de Asuntos Estudiantiles de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y el profesor Juan Farina, jefe del Departamento de Física del Politécnico, comenzaron a enviar emails a la Famaf, los coordinadores de la Olimpíada Nacional de la disciplina. Al principio, preguntando si iban a ir. Después, ante el vacío de respuesta, al menos un motivo que explique por qué la Argentina no iba a presentar equipo en la competencia internacional.

"En la primera circular del año daban a entender que no se iba a participar", cuenta Juan Recoaro, de 18 años, alumno de sexto año del Politécnico e integrante del equipo nacional. En esa nota de marzo pasado, los organizadores planteaban que se iba a ampliar la participación de alumnos en la olimpíada nacional y que la máxima instancia internacional de física en la que el país iba a presentarse era la Iberoamericana de septiembre en El Salvador. Pese a los insistentes reclamos de los jóvenes estudiantes de Rosario, en cuatro meses no recibieron otra contestación oficial que explique el porqué de esta decisión.

“Siempre es bueno que los chicos participen, pero eso está sujeto a los organizadores de la Universidad Nacional de Córdoba y no sabemos cuáles son los argumentos por los cuáles no van a participar este año en la internacional. Pero esa olimpíada es importante porque a los docentes los pone en contacto con lo que se está enseñando en física en el mundo. Y para los chicos es una experiencia importante, porque están varios días compartiendo lugares con gente que piensa diferente”, reflexiona el profesor Juan Farina.

El antecedente

El año pasado ya se había producido una situación similar, cuando el equipo argentino de la Olimpíada Internacional de Física, que también integraba el alumno Recoaro, estuvo durante semanas a la espera de la firma del convenio necesario para que Nación envíe los fondos para que viajen al certamen internacional de julio de 2018 en Lisboa (Portugal).

Tras difundirse el reclamo, seguido durante días en las páginas de La Capital, distintas organizaciones y empresas se ofrecieron a costear el viaje. Juan Farina agradeció la ayuda, pero recordó que más que reunir fondos de privados y particulares, era el Estado el que debía decidir la continuidad del programa olímpico. Luego de fuertes reclamos de distintos sectores, políticos, científicos y académicos, finalmente el Ministerio de Educación nacional envió los fondos y los chicos pudieron viajar.

Dos de ellos, los rosarinos Lucas Díaz y Juan Recoaro, se trajeron de Lisboa medallas de bronce, el mejor resultado de un equipo argentino de los últimos once años. “Fuimos con la preparación a los tumbos, con la mitad de los entrenamientos y a los apurones. Y a pesar de todos los obstáculos que nos pusieron pudimos dar una buena cara del país”, recuerda Recoaro.

En 2017 a la competencia internacional viajaron tres alumnos, cuatro el año pasado y este año entendían que, por el ajuste económico, volvían a ser tres los que iban a ir. Al igual que durante el conflicto de 2018, varias entidades privadas y hasta cuerpos legislativos locales y nacionales ofrecieron costear este año los pasajes a Tel Aviv.

Sin embargo, más allá de los fondos, quien debe autorizar la participación del equipo argentino es el comité ejecutivo de la Olimpíada Nacional de Física, con sede en la Universidad Nacional de Córdoba. Que resolvió la no participación de seleccionado en Israel y que, hasta ahora, no informó los motivos de esta medida. A diferencia de las olimpíadas de química y biología de la Argentina también organizadas por universidades públicas del país que sí envían equipo a las respectivas instancias internacionales.

“La única solución que queda, como pasó en 2005 para la olimpíada de física que se hizo en Salamanca (España), es que el Ministerio de Educación de la Nación decida armar una delegación sin las autoridades de Córdoba, llamando a profesores de los alumnos para que viajen con el equipo”, señala Recoaro.

Si bien hay gestiones en marcha, a un mes del certamen el calendario apremia. La competencia internacional arranca el 7 de julio, pero el 20 de junio cierra la inscripción. Los tiempos también corren para el entrenamiento que los chicos necesitan para una prueba compuesta por dos evaluaciones, tanto experimentales como teóricas.

A esta altura, los estudiantes, que trajeron medallas de distintas competiciones, esperan al menos una respuesta formal a su reclamo. A fines de mayo, en una entrevista radial, Facundo Leguizamón, otros de los estudiantes olímpicos de Rosario, dijo al respecto: “Esta es una oportunidad para dejar bien parado al país frente al mundo en cuanto a ciencia y no nos están dejando. Nosotros tenemos ganas de ir. Así que con la cabeza baja pido una respuesta

 

Fuente: La Capital