4 de noviembre de 2019

Crece el coaching ontológico en Rosario y ya lo estudian más de 400 jóvenes

Recomiendan tomar clases sólo en instituciones avaladas. No reemplaza a la psicoterapia ni resuelve traumas.

El coaching ontológico viene experimentando un crecimiento pronunciado en Rosario en los últimos años. Cada vez más empresas, organizaciones, instituciones educativas y personas se acercan a estos procesos en búsqueda de facilitar transformaciones y lograr diferentes objetivos. Entre la modalidad presencial y online, la oferta en la ciudad incluye unas ocho escuelas (aunque no todas están avaladas por el organismo que las nuclea), en las que -en un cálculo grueso- enseñan unos 40 formadores a 400 alumnos, y que por año certifican a unas 150 personas.

El concepto apareció con fuerza en las primeras planas rosarinas en diciembre de 2014, cuando Mónica Fein recibió fuertes críticas por contratar a un asesor en esta disciplina, Alejandro Marchesán, que según las denuncias de varios concejales cobraba un sueldo similar al de la intendenta y venía trabajando desde hacía años para el municipio, desde la gestión de Miguel Lifschitz. Tras la polémica, su contrato fue dado de baja. En 2015, hubo otro episodio negativo cuando una joven denunció que terminó internada tras un falso curso de coaching de "manipulación emocional", razón por la cual recomiendan estudiar solo en instituciones avaladas.

Además, hace semanas se conoció que el ex jugador de Rosario Central Iván Moreno y Fabianesi se desempeña como coach deportivo en la institución, preparando a los juveniles para el desembarco en primera división, aunque el club aún no lo haya oficializado. Precisamente, el coaching proviene de la concepción deportiva de entrenamiento, enfocado en que la persona supere sus límites y llegue a su máximo potencial. Surgió en Estados Unidos y se fue incorporando al área ejecutiva y de la vida personal.

Hoy está aplicado a diferentes disciplinas: en los certámenes de baile de la televisión se llama coach a quienes preparan a los participantes; y en la política, área en la que quizás está más denostado, al que entrena a un candidato en dicción o lenguaje corporal. En lo deportivo se trabaja en lo emocional, en la motivación, tanto en lo individual como en el equipo.

Transformación

Pero el coaching ontológico, según pudo consultar La Capital con dos referentes rosarinos acreditados por la federación internacional de profesionales de la disciplina (Ficop), es diferente. Se trata de acompañar a individuos, grupos y organizaciones para poder "detectar los límites que impiden su efectividad, elegir sus propósitos y diseñar la manera en que deciden atravesarlos", explica el capacitador organizacional Diego Manso. En lugar de basarse sólo en el resultado y la motivación -aclara- es "una dinámica de transformación personal focalizada en la manera de ser".

El master en psicología social agrega que el entrenador "no aconseja, no trabaja en abordajes terapéuticos, no es mentor ni consultor; sino que acompaña a que las personas puedan elegir sus metas, tomar acción y obtener resultados, a través de un proceso de desarrollo y superación personal".

Manso indica que trabajan "en la manera en que las personas observan el fenómeno humano", y desde allí acompañan procesos individuales, de equipo, en organizaciones, en empresas familiares o escuelas.

En tanto, para la coach Cecilia Chitarroni "no es una doctrina metafísica, ni una filosofía, ni una ciencia dura, sino una disciplina que apunta a generar en nosotros un cambio de observador, que veamos posibilidades que están disponibles, pero que no estamos tomando". En esa línea, sostiene que "abre el panorama, amplía nuestro universo de posibilidades, nos enriquece superando esos límites que creemos que tenemos, pero que probamos una y otra vez y vamos ampliando, como un elástico".

La también licenciada en Comunicación Social detalla que el método "aborda tres dominios de observación: la corporalidad, el espacio emocional (nuestro estado de ánimo, qué estamos sintiendo) y en tercer lugar nuestras palabras y pensamientos". Para la docente, "la base tiene que ver con entender que vivimos en mundos interpretativos, que somos, nos relacionamos y nos hacemos a través del lenguaje, que genera realidad. Tiene que ver con nuestra configuración lingüística", agrega.

"No consideramos que existan verdades absolutas, sino que cada persona tiene un observador que se configura a partir de nuestra cultura, familia, lugar de nacimiento, cómo vivimos nuestra vida y cómo la interpretamos. Lo que hace el coaching es enriquecer de posibilidades y miradas a ese observador", argumenta Chitarroni.

El proceso

En general, los programas tienen una duración de dos años para la formación como coach ontológico profesional, pero también puede realizarse sólo un año como formación en liderazgo. En cuanto al aprendizaje, Manso explica que el proceso es teórico-práctico, con un desarrollo temático pero también con ejercicios, juegos y dinámicas "que facilitan la transferencia de lo aprendido a lo cotidiano como conocimiento aplicado".

"Se promueven diferentes formas de observar y observarse, desafiando maneras tradicionales y recurrentes de pensar, actuar y relacionarse", menciona, y en ese sentido aduce que "el aprendizaje está orientado al saber, al saber hacer y a la manera de ser, lo que lo diferencia del proceso de aprendizaje informativo acumulativo".

En otro plano, la licenciada afirma que la enseñanza consta de "incorporar distinciones, que son nuevos términos como los juicios, la confianza y el poder sobre los que el coaching tiene una mirada particular, e incorporarlos a tu manera de vivir como una caja de herramientas en tus conversaciones y espacios de intervención, para a su vez poder compartirlas con otros".

Otro ejemplo, especifica la formadora, es que no se habla de «problema», sino de «quiebre»: "Cuando querés llegar de un punto A a uno B y no sabés cómo hacer, la pregunta es cuál es tu quiebre, y después se lo trabaja", ejemplifica. Sin embargo, Chitarroni aclara que el entrenamiento "no es psicoterapia, no responde a traumas ni intenta resolver cuestiones psiquiátricas, emocionales o algún tipo de herida". Por el contrario, es "una gran herramienta para mirar la vida con otros ojos, desafiarnos, auto observarnos y trascendernos".

Por lo pronto, el coaching ha desembarcado con fuerza. El tiempo dirá si es una disciplina que llegó para quedarse o tan solo otra nueva moda, como tantas otras, que vive una etapa de esplendor para luego diluirse con los años.

 

Fuente: la Capital