27 de enero de 2020

El orgullo de ser rosarino

El rosarino es una persona muy orgullosa del lugar donde nació. Rosario, para el rosarino, es algo aparte, es un sentimiento que trasciende la lógica.

 

El rosarino es muy rosarino. Poca gente posee ese sentimiento tan arraigado de pertenencia”, aseguró Lisando Tetamanzzi, rosarino –claro– 100%.

Un rosarino jamás dirá que es santafecino, por más que la ciudad se encuentre en la provincia de Santa Fe. El rosarino está orgulloso de ser de Rosario, esa ciudad de su infancia que enamora y esconde entre sus calles los recuerdos más dulces y los primeros besos robados en alguna esquina o bar olvidado.

Rosario, para el rosarino, es algo aparte, es un sentimiento que trasciende la lógica y que está muy arraigado en toda la sociedad de esta ciudad. Hay comerciantes, abogados, médicos, odontólogos, oficinistas, empresarios, deportistas, pero el rosarino se caracteriza por ser en general: agrandado, fanfarrón, futbolero y un poco simpático. Además, cuenta con la suerte de poseer las mujeres más lindas del país, puesto que comparte con Córdoba, y un debate de rivalidad eterna que no tiene ganadores.

A Rosario, de fiesta

Rosario, con su frondoso río Paraná y sus parques, es una ciudad para enamorarse y los rosarinos saben de fiestas. En los últimos años Rosario se transformó en un centro para despedidas de soltero de todas las provincias, pero principalmente de Buenos Aires.

“Alquilamos una quinta en Fisherton y después nos fuimos al boliche y la pasamos bomba porque hay alta joda en Rosario”, afirmaba uno de los amigos del novio que prefirió guardar su anonimato.

Pero sí, Rosario tiene noche y es una ciudad grande, pero no tan grande como para cada tanto encontrarte con algún amigo o conocido a la vuelta de la esquina. La cerveza de la tarde sale entre 3 a 4 veces por semana, porque la ventaja de tener todo cerca así lo permite. Los programas salen muchas veces al momento, ya que en cuestión de minutos podemos estar todos en un punto de encuentro y no se necesitan días de antelación para armar un programa como pasa en las grandes urbes por un tema de distancia. “El que vive más lejos está a 30 cuadras”, afirmó Tetamanzzi

Fuente: serargentino.com