8 de junio de 2017

Clase magistral sobre la creación

La muestra retrospectiva del artista rosarino Julián Usandizaga pone de relieve el proceso de su obra expresado en una técnica sutil y exquisita.

“…Solamente lo que tiene vida en lo interior tiene un exterior viviente”, escribió el arquitecto Mies van de Rohe en 1927.Una frase que contempla buena parte del espíritu que reflejan las obras que componen una muestra plástica actualmente exhibida.

En el hall del ingreso de la Facultad de Humanidades y Artes, desde el 16 de mayo y hasta el 14 de junio, se encuentra emplazada una muestra del artista plástico rosarino Julián Usandizaga.

Se trata casi de una clase magistral sobre el proceso creativo de uno de los más grandes artistas contemporáneos. Cuando hablamos de clase, es porque Usandizaga combinó su vocación con la docencia.  Varias generaciones de rosarinos transitaron su taller y fueron no sólo instruidos en lo técnico, sino que conocieron su mirada honesta y crítica sobre la actualidad. Y su obra no es más que un reflejo de ello, ya que, y como bien suele decirlo a menudo en sus clases, el arte tiene esa particularidad reparadora de aquello que nos atraviesa si, y sólo si, el filtro está permeable a recibir el estímulo y tiene como transductor unas manos como la de este artista, así nos encontraremos exactamente como frente a una obra suya.

De una figuración exquisita y una técnica inexpugnable, la plusvalía de esta muestra radica en el proceso, en el cómo se llega a la obra final. Partiendo de una idea, de un estímulo, se trate de un sentimiento, un lugar, un libro, o una fantasía, ese disparador se transforma, crece, se recrea, se metaforiza, se hace brutal o sutil pero renace en algo nuevo, en un hijo que se separa de su progenitor, asumiéndose ya no como una estafa biológica, sino aceptando sus diferencias e individualizándose. Y allí, en esa desgarradora separación, es donde presenciamos una verdadera obra de arte.

Medianoche en Barcelona

“Las ideas también migran, y no siempre para arraigar… a veces son enviadas para desarraigar y enajenar”, señala Usandizaga, y es un buen contexto para acercarse a uno de sus trabajos expuestos. Un lugar vacío, una plaza seca al lado de una catedral barcelonesa, ausencias, sonidos, vibraciones que quedan suspendidos en imágenes, nombres, gestos, figuras orgánicas que se ciernen a una evocación nocturna y que luego de transitar varios pasos en una chapa de grabado, dan vida a una aguafuerte: San Felipe de Neri; Medianoche.

Ascenso y ocaso

Después de una historia, de un libro que llega a sus manos, surgen temáticas atemporales y actuales que se develan en la yuxtaposición de íconos de la cultura europea y de los países hegemónicos en una cruda crítica a la centralización de estos poderes. El “descubrimiento” de una América que ya pertenecía a sus dueños y el vaivén de la colonización permanente dicha en bella prosa que envuelve a varios dibujos también expuestos.

Los huecos

Y por las venas de nuestra América latina reconocemos la convivencia de las diferentes razas, la cultura precolombina, y el influjo inmigrante que es y moduló nuestra idiosincrasia. Casi nadie escapa a esta mezcla que nos dio también una identidad. Y en esa identidad y partiendo de un tarjetón dedicado a un amigo surge un trabajo que atravesará gran parte de la historia de Usandizaga como dibujante. Donde hay un reflejo testimonial de lo vivido durante la última dictadura cívico-militar de nuestro país, y como ese hecho irreparable de “desapariciones” renace, trasmuta, se transforma, desde un hueco perturbador, dando génesis a una increíble serie de vacíos que se regeneran en figuras fantasmagóricas, a veces amorfas, otras etéreas, hasta llegar a transformarse en matrices para renacer en los tres últimos dibujos que datan del año 2005, y desde los que tomó la decisión de abandonar el lápiz para dedicarse de lleno a la docencia.

Como fue alumno de Grela, heredero de las enseñanzas de Berni, tenemos frente a nosotros a un maestro del grabado, del dibujo con todas las letras en una muestra llena de sutilezas, poe-sía, como también de pensamiento crítico, y autorreferencial y generosa en todas sus facetas. Quien pueda disfrutar, admirar y aprehender de esta clase abierta, estará guardando un su mente un tesoro, que no cualquier artista regala. Sólo puede hacerlo alguien que brinda su vida al arte, la naturaleza, el amor y la amistad.

Una vida, un legado

Julián Usandizaga es oriundo de Juncal y llegó a Rosario en su adolescencia. Se graduó en pintura en la Universidad Nacional del Litoral, para luego especializarse como becario de grabado en Barcelona. Estudió y entabló amistad con Juan Grela. Fue docente en la Escuela Provincial de Artes Visuales y en la Facultad de Bellas Artes  la UNR. Desde hace décadas está abocado a la enseñanza desde su taller con gran reconocimiento de sus alumnos. Su trabajo es reconocido a nivel internacional y fue merecedor de importantes premios y honores.

Una historia, tres capítulos

Una muestra retrospectiva que se extracta en tres grandes trabajos con sus procesos correspondientes y sus influencias ulteriores.

 

Fuente: El Ciudadano y la región