19 de julio de 2017

El Negro Fontanarrosa, un ícono del humor, el fútbol y la literatura que sigue vigente

Hoy se cumplen diez años de la muerte del dibujante y escritor. Fue dueño de una larga trayectoria en el dibujo y la literatura, dos de sus grandes pasiones.

Se cumplen mañana diez años de la muerte del escritor y humorista rosarino Roberto Fontanarrosa, creador de personajes e historias que revelan como pocos la idiosincrasia argentina, y que se transformó en un icono del humor, el fútbol y la literatura, cuya vigencia se mantiene intacta en el recuerdo de sus lectores y a través de la reedición de sus obras.

 
El Negro, apodo que lo acompañó a lo largo de toda su vida, falleció el 19 de julio de 2007 a los 62 años, en el Sanatorio Centro de Rosario, tras sufrir una esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad diagnosticada en 2003 que atentó contra su movilidad, pero nunca le quitó la lucidez.
 
Fanático de Central y definido como un hombre sencillo, Fontanarrosa nació en Rosario el domingo 26 de noviembre de 1944 y fue dueño de una larga trayectoria en el dibujo y la literatura, dos de sus grandes pasiones.
 
El humorista vivió una infancia "normal, sin catástrofe", según contó públicamente en reiteradas ocasiones, y recién a los diez años encontró lo que sería su primer "verdadero amor": el fútbol, durante un partido entre Central y Tigre.
El creador de míticos personajes como "Inodoro Pereyra" o "Boggie", el aceitoso", encontró su vocación ya de adolescente, época en la que permanecía largo tiempo del día en su casa copiando caricaturas de "Rayo Rojo", "Puño Fuerte", "El Tony" y "Misteríx", entre otro personajes.
A los 13 años se inscribió en el curso de los "12 Famosos Artistas", evento que la Escuela Panamericana de Artes dictaba por correspondencia, y durante los primeros años de la secundaria -la que dejaría tiempo después- "salía del colegio corriendo para comprar en el kiosco la revista Hora Cero", según relató en una autobiografía oficial.
 
Cinco años después, el "Negro" viajó a Buenos Aires en un infructuoso intento de ingresar en la editorial Columba, y comenzó trabajar en una agencia de publicidad de esta ciudad, la que abandonó argumentando que "siempre" le pareció imposible que "una persona pueda comprar un vaso porque alguien se lo inculca en un aviso".
 
Fontanarrosa, pese a su apego al humor desde joven, publicó, en la revista rosarina "Boom", su primer chiste recién en 1968, pieza que dio inicio a una trayectoria de casi cuatro décadas. En ese año, también, realizó varias ilustraciones sobre una familia italiana en le revista "Tinta".
 
El despegue del humorista se produjo en 1972, con la aparición de la revista "Hortensia", publicación que vio nacer a sus dos personajes más trascendentes: "Boggie, el aceitoso" e Inodoro Pereyra, el antihéroe típicamente argentino.
 
El auge de su personaje le permitió dar otro gran paso a nivel profesional: publicar su humor en el diario Clarín, matutino que en 1973 lo convocó a él y a otros distinguidos artistas nacionales para colaborar en la nueva contratapa.
 
En la década del 80, el dibujante, ya reconocido por sus obras en la revista dominical "Viva", comenzó a incursionar en la literatura con el título "Best Seller", su novela inicial, a la que se le agregaron luego más de una decena de libros.
 
El "Negro", considerado un hombre "sencillo" y macanudo", era muy admirado por sus colegas argentinos y del continente, como de Colombia y México, quienes le rindieron homenaje en varias oportunidades al hacerse pública la noticia de su enfermedad. "Hace casi tres años y medio que estoy con este problema de salud que es atemorizante y preocupante, uno medio que aprende a convivir con ello pero implica siempre un temor lógico", dijo en una entrevista sobre su enfermedad.
 
Al momento de su muerte, Fontanarrosa estaba casado en segunda nupcias con Gabriela Mahy y tenía un hijo de su primer matrimonio, Franco, quien hoy se dedica de lleno a la música y es líder de la banda "La Mujer Barbuda".
 
El relanzamiento de sus cuentos e historietas vino acompañado de un sinfín de homenajes en los últimos años, sobre todo en Rosario, el lugar en el mundo que eligió para desarrollar su vida afectiva y profesional.
 
Fuente: La Capital