7 de agosto de 2017

Rosario celebra a Fontanarrosa con una gran muestra de su obra

A lo largo de su vida, Roberto Fontanarrosa forjó un sentido de pertenencia indisociable entre su figura y la ciudad de Rosario, su tierra natal y musa fundamental. Fue entre la bulliciosa fauna que repostaba en el bar "El Cairo", ubicado en la esquina de las calles Sarmiento y Santa Fe, que el "Negro" edificó una conspiración única junto con amigos y personajes de la bohemia local que fue bautizada como "La Mesa de los Galanes". Por eso, a diez años de su muerte y a modo de retribución, la urbe santafesina celebra la obra de este emblema de la cultura popular argentina con una gran muestra que repasa su prolífica carrera. 


Ubicada sobre la vera del Río Paraná, a metros de donde Manuel Belgrano hiciera flamear el pabellón nacional por primera vez, la exposición "Fontanarrosa...el mayor de mis afectos" recopila diversos dibujos, relatos e historietas, como así también objetos personales y actividades diseñadas para interactuar con algunas de las pasiones que el escritor desarrolló a lo largo de su labor. En diálogo con ámbito.comRogelio "Chelo" Molina, uno de sus amigos más cercanos, analizó: "Él era un tipo demasiado grande, traspasó cualquier límite de la ciudad de Rosario. Era alguien genial, deberíamos tener la garantía de que los tipos como él fueran perpetuos. Es de nuestro ADN, es imposible hablar de nuestra ciudad sin hacer referencia a él". 



Para Molina, pese a la distinción del dibujante, este nunca dejó de ser un "amigo" ya que "jamás hizo sentir que era el gran Fontanarrosa". Y es que los "Galanes" fueron personajes frecuentes entre los múltiples cuentos que el rosarino escribió; pocos lo conocían como ellos y viceversa, por eso, para el "Chelo", es un "privilegio" haber compartido parte de su vida junto a él. "El Negro nos dio entidad; el agarraba una frase de una anécdota contada en la mesa y la transformaba en una biblia. Para nosotros era muy divertido. Nos convirtió en personajes de la literatura", sintetiza.

A través de la muestra y entre los distintos stands, pueden destacarse algunas instalaciones de gran valor. Por ejemplo, en una réplica exacta del estudio del artista, una foto de Woody Allen custodia con recelo la máquina de escribir que está justo al lado de una inmensa mesa de dibujo desde donde nacieron algunos de los personajes más importantes de la historieta argentina, como "Boogie el Aceitoso" e "Inodoro Pereyra", entre otros.



Además, un ejército de "Mendietas", el pequeño perro que servía como una suerte de voz reflexiva para el gaucho Inodoro, yace intervenido por distintos artistas plásticos como Liniers y Rep, que no quisieron perder la oportunidad de dejar su huella en el sitio. Gran parte del material que nutre la curaduría de esta iniciativa desarrollada por los gobiernos provincial y municipal fue aportada por Franco Fontanarrosa y Gabriela Mahvy, el hijo y la última pareja del escritor. 

Para María de los Ángeles González, ministra de Innovación y Cultura de Santa Fe, la idea de repasar la vida de Fontanarrosa "no busca hacer un culto a la melancolía" sino realizar una "recreación de la rosarinidad", ya que, aun habiendo tenido oportunidades para mudarse de sitio, el dibujante siempre optó por continuar su vida en su urbe natal. "La idea no es hacer un homenaje ya que él nunca lo hubiera permitido, sino seguir riéndonos con su obra", destaca. 

Por su parte, el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, calificó a Fontanarrosa como "un tipo muy especial". "Yo lo traté mucho, sobre todo durante mi gestión como intendente. Sus personajes tenían mucha profundidad para transmitir la forma de ser de los argentinos, en particular la de los rosarinos. Era un tipo muy querible, muy buena persona; dejó muchas amigos", resume. 



Otra de las actividades que encandilan al pelotón niños que desfila por el predio es la posibilidad de relatar un gol de Rosario Central en una pantalla grande, en lo que hace a una suerte de karaoke futbolero dedicado exclusivamente al "Canaya", tal como el "Negro" llamaba al club de sus amores. Además, de manera surrealista, colgando del techo se encuentra el auto Citröen que el dibujante tuvo desde su juventud hasta sus últimos días pese a la constantes recomendaciones para que lo venda debido a su penoso estado. 

A lo largo de su vida, el rosarino recaló en diversas expresiones artísticas y periodísticas teniendo éxito en todas ellas. Consagrado dibujante, también supo ser el artífice de cuentos picarescos y futbolísticos y escribir crónicas en los mundiales a través de la figura de la "Hermana Rosa", una vidente del Barrio Alberdi que funcionaba como su alter ego y que lanzaba pronósticos delirantes sobre los partidos venideros. Los libros que compilan sus cuentos, como "Puro Fútbol" o "El mundo ha vivido equivocado", sirven como una radiografía coloquial de los días entre las canchas y los bares que Fontanarrosa frecuentaba. 



En una de sus últimas grandes intervenciones públicas, el artista disertó en el Congreso de la Lengua del 2004, realizado por la Real Academia Española. El exponente santafesino invitado había sido Juan José Saer (1937-2005), el prolífico escritor nacido en Serodino que, debido a su delicado estado de salud y a su estancia en París, no pudo ser de la partida. Por eso, el "Negro", tuvo la responsabilidad de ser el referente local y su tema de exposición fueron las malas palabras. Allí realizó una divertida defensa de ellas que terminó por ser el hecho destacado de la apertura del simposio. 

La muestra permanecerá abierta durante los sábados y domingos de agosto de 14 a 18 horas en el Galpón 13, ubicado en el Parque Nacional a la Bandera, y es una visita obligada para todo aquel que, tal como celebraba Fontanarrosa, "alguna vez se cagó de risa con sus cuentos". Incluso, en la exposición, se puede tomar algo en una réplica exacta del viejo bar El Cairo, distinto al refaccionado que aún hoy está activo en el centro de la ciudad.

 

Fuente: Ámbito.com