25 de mayo de 2016
Una obra de Sánchez, Lagos y de la Torre en Rosario
El estudio autor del renombrado edificio Kavanagh, situado en Retiro, en la ciudad de Buenos Aires, fue también el encargado de construir el chalet del country del Jockey Club de Rosario
Por Arq. Ricardo F. Miranda
Sánchez, Lagos y de la Torre fueron los responsables, hace más de 80 años, de la creación del mítico Kavanagh. Esta renombrada construcción de la calle Florida en Buenos Aires supo ser el rascacielos más alto de América Latina y, desde 1999, pertenece al Patrimonio Mundial de la Arquitectura de la Modernidad, por decisión de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y fue nombrado Monumento Histórico Nacional.
Los mismos profesionales, reconocidos internacionalmente por la mencionada obra, se ocuparon, entre los años 1935 y 1936, de la construcción del chalet de una tradicional institución de la ciudad de Rosario como es el Jockey Club.
Un poco de historia
La razón fundamental del Jockey Club de Rosario, fundado el 18 de septiembre de 1900, fue el sostenimiento y mejora de la raza caballar. El club inició su actividad hípica en 1901 con la inauguración del Hipódromo Independencia, en terrenos concesionados a la Municipalidad en el Parque homónimo.
Luego de levantar su magnífica sede social en Córdoba esquina Maipú, obra del arquitecto Eduardo Le Monnier, el Jockey Club se propuso adquirir terrenos para concretar el propósito del circo hípico propio.
La concesión municipal en el parque caducaba en 1941 y para entonces debían prepararse las instalaciones del nuevo hipódromo. En el año 1922, y luego de cotejar varias propuestas, la institución adquirió 86 hectáreas ofrecidas en Fisherton pertenecientes a la sucesión Arocena, Roberto G. Higginson y sucesión Cabanellas. Allí se construirían, entre 1935 y 1936, el chalet y la pileta de natación de Sánchez, Lagos y de la Torre.
Pertenece al ingeniero Juan A. Devoto el primer proyecto de distribución del futuro hipódromo. Siguiendo sus planos se trazaron las calles interiores y se inició la forestación con la plantación de las tipas que actualmente las bordean.
En las memorias del Club del año 1928 aparece recién la mención “en carpeta” de una gran pileta de natación y sus dependencias.
En 1933, la municipalidad desalentó la renovación de concesiones en espacios destinados a plazas, parques y paseos públicos, hecho que incentivó a los directivos del Club a acelerar los trabajos en Fisherton. Fue contratado entonces el paisajista Benito J. Carrasco para confeccionar los planos del futuro hipódromo, campo de deportes y parque.
La ubicación del chalet responde al proyecto de hipódromo de Carrasco. La forestación del country también se ejecutó según su diagramación.
Definida la idea: “hemos proyectado la construcción de la casa y pileta de natación del Country Club, que será, de llevarse a efecto, el lugar predilecto de reunión de los señores socios y sus respectivas familias en los largos y agobiantes meses de verano”, se le encargó al estudio Sánchez, Lagos y de la Torre la confección de los planos definitivos y la dirección para la construcción de ambas obras.
El 3 de octubre de 1935 se firmó el contrato de construcción con la empresa constructora de Enrique Ferrarese y el 31 de diciembre de 1936 fue la inauguración, con una gran fiesta de gala, “que se recordará como una de las más brillantes llevadas a cabo en la ciudad de Rosario”.
También puede leerse en las memorias del Club, a propósito del chalet y la pileta de Sánchez, Lagos y de la Torre: “El edificio de soberbias líneas arquitectónicas modernas, responde perfectamente a la finalidad a la que se le destina, esto es brindar a los socios y a sus familias una casa de campo amplia y cómoda en la que disfruten todas las conquistas y adelantos del más exigente confort”.
Sobre el edificio
Fue concebido con el objeto de cumplir con las necesidades de un club de campo con pileta y servir a una doble función social y deportiva. Puede verse organizado, primariamente, como un volumen rectangular, neto y blanco, de plantas aterrazadas en tres niveles y vidriada la planta baja en sus dos lados mayores. Lateralmente se le adosan dos cuerpos cilíndricos simétricos que alojan las escaleras a los vestuarios y otras dependencias. El espacio principal del edificio es el comedor de la planta baja, abierto a la pileta de natación e interiormente revestido en madera de abedul. A sus lados se ubicaron un bar y una sala de bridge. En el primer piso se desarrollaron los vestuarios y un solarium; la terraza pergolada del 2° piso se organizó para cenas nocturnas estivales, con acceso por ascensor, y equipada con montaplatos y office.
La modernidad del proyecto está de manifiesto en cada detalle. Su volumetría, las proporciones de llenos y vacíos, el diseño de los herrajes y la herrería, la elección de pisos graníticos verde agua colados in situ, el hogar del comedor revestido en mármol travertino, la decoración del bar en cuero naranja combinado con rajas de bronce y revestimientos de roble decapé y la iluminación indirecta de gargantas con fluorescentes adoptada recurrentemente en diferentes ambientes. Esta coherencia en el diseño se complementó con un amoblamiento, para el que se recurrió a dos casas de renombre internacional que por entonces acompañaban el auge del modernismo arquitectónico. El interior fue diseñado por la Casa Tarrris, con sillas de comedor con el asiento de cuero crudo trenzado y mesas con detalles cromados. Sobre la barra se instaló una placa decorativa de broncefirmada por Raúl Gueudet de 1936. Los muebles de los jardines y las terrazas fueron encargados a la afamada Casa Compte Lda., la que, además de sillas, mesas y reposeras, diseñó cómodos sillones en mimbre, caña malaca y de la India, pufs y banquetas, tapizados en lonas y linos, con los que se armaron grupos frente a la pileta y se amoblaron las terrazas superiores y la galería posterior.
La pileta de natación complementa la arquitectura del chalet, enfrentándolo en todo el ancho del edificio. La misma fue revestida completamente con mayólicas verdes y contaba con iluminación artificial interior. El trampolín con sus 3 niveles,emergía desde el fondo de la pileta con una columna central.
En los años transcurridos hasta hoy, hubo muchas intervenciones, con varias ampliaciones del chalet y reformas en la pileta que modificaron la fisonomía original del proyecto de sus autores.
Sanchez, Lagos y De La Torre
El estudio estaba integrado por los arquitectos Gregorio Sánchez y Ernesto Lagos y el agrónomo Luis María de la Torre. Su obra, que se desarrolló entre 1920 y 1960, principalmente en la ciudad de Buenos Aires, osciló entre el eclecticismo y el modernismo.
En la Capital son notables sus emprendimientos en la temática de edificios de viviendas individuales y colectivas. Sin lugar a dudas, su obra más emblemática fue el rascacielos encargado por la señora Corina Kavanagh en Florida 1065 esquina San Martín, en el barrio de Retiro. Construído en sólo 14 meses a partir de 1934, fue en su momento el edificio más alto de la ciudad. Con 31 pisos escalonados frente a la plaza San Martín se constituye en un hito urbano. Fue distinguido por el American Institute of Arquitects, es Monumento Histórico Nacional y la UNESCO lo incorporó al Patrimonio Mundial de la Arquitectura de la Modernidad. Al igual que el chalet del Jockey Club en Fisherton, fue inaugurado en 1936.
Fotos Jockey Club de Rosario (418 Kb)
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