11 de enero de 2017

José Andrés de Santa Cruz: de Bolivia a Versailles y Rosario

Presidente de Bolivia y diplomático residente en Europa, el Mariscal dejó un legado histórico inigualable a la ciudad

Por Arq. Ricardo F. Miranda 

El Mariscal José Andrés de Santa Cruz, Gran Protector de la Confederación Perú-Boliviana, llegó a ser presidente de Bolivia, su país de origen, residiendo luego con su familia en Versailles, donde fuera aceptado por la corte francesa. Embarcado en empresas comerciales con el General Justo José de Urquiza, construyó una importante residencia en Rosario sobre las barrancas del Paraná.

Quién fue el mariscal

Nació el 30 de noviembre de 1782 en La Paz. Fueron sus padres el coronel y maestre de campo José de Santa Cruz y Villavicencio, por quien le correspondía el título de Conde de Villavicencio, de Cañete y del Piñar, y Juana Basilia Calahumana y Salazar, descendiente de caciques incas. Fue bautizado el 5 de diciembre de ese mismo año. Estudió en el colegio San Antonio de Cuzco.

En 1829 fue elegido presidente de Bolivia y en 1839, tras la derrota en la batalla de Yungay contra fuerzas de Chile y Argentina, debió renunciar. Fue hecho prisionero, condenado a muerte y liberado con la condición de no volver a Bolivia, por lo que partió a Francia y se instaló en Versailles, donde fue aceptado por la corte francesa.

En 1849 el presidente de Bolivia, Manuel I. Belzú, lo nombró ministro plenipotenciario de Bolivia ante Francia, Inglaterra, Bélgica, España y la Santa Sede. Manteniendo su residencia permanente en Versailles, en 1855 regresó a América en un intento por ganar nuevamente la presidencia de Bolivia, residiendo en Salta, Rosario y Paraná.

Conoció al general Justo José de Urquiza, con quien se asoció en empresas vinculadas al comercio y al transporte fluvial, relación consolidada por la amistad que nació entre ambos, y por el posterior casamiento de sus hijos Simón de Santa Cruz y María Juana de Urquiza y Zambrano.

Andrés de Santa Cruz había casado el 30 junio de 1829 con Francisca de Paula Cernadas Bermúdez de Castro y de la Cámara, natural de Cuzco, Perú, y fueron padres de diez hijos. El mayor, Simón Andrés Rafael, nació en La Paz en 1831 y falleció en Buenos Aires en 1911. Había casado con María Juana de Urquiza y Zambrano. Su segunda hija, Elena Basilia, nació en La Paz en 1837, y falleció en Buenos Aires en 1916. Se casó en Francia con Andrés Fermín Federico Gay de Laprade. En 1868 se establecieron en la Argentina, siendo Laprade nombrado vicecónsul de Francia en Rosario, donde falleció en 1890.

Fueron padres de cinco mujeres y un varón, cinco de ellos nacidos en Rosario. La cuarta hija del Mariscal fue la Condesa María Mercedes Clementina de Santa Cruz, nacida en Quito y fallecida en 1892 en Versailles.
Andrés de Santa Cruz falleció en Versailles en 1865.

 

Santa Cruz y la Rosario de principios del siglo XIX

La villa del Rosario contaba hacia 1830 con trece manzanas que se agrupaban alrededor de la plaza 25 de mayo. En el plano del arquitecto norteamericano Timoteo Guillón de 1853, la última calle hacia el sur es Mendoza. Años más tarde, en el plano del agrimensor Nicolás Grondona, de 1858, llegaba hasta la actual calle E. Zeballos. Esto muestra que aunque la villa tenía una mayor extensión, fuera de esos límites era considerada por ambos autores como “extramuros”. Tenía tres mil habitantes en 1850 y nueve mil en 1860.

A fines del siglo XVIII la altura de la barranca era constante desde el actual parque de España hasta el parque Urquiza. Al pie de la barranca la zona era conocida como el Bajo del Rosario, e iba desde la punta de barranca del Norte (aproximadamente Sarmiento y Jujuy) hasta la punta de barranca de los Sauces (aproximadamente Chacabuco y Mendoza).

Sólo la Bajada Grande, hoy sargento Cabral, servía de acceso a la playa. Santa Cruz desmontó la prolongación de la calle Ayacucho para acceder al muelle que construyó en la costa.

En 1858 recibió del gobierno de la provincia tierras como compensación al muelle que construyera en comunicación de la bajada, excavada cortando la quinta Bella Vista, de su propiedad. Recibió una fracción a continuación del sector del bajo que le correspondía a Ignacio Comas, de doscientas varas de frente sobre el Paraná, y cuyos fondos se unían a los terrenos de la quinta. Al sur del terreno de Santa Cruz, el bajo fue transferido a la Nación para el ferrocarril de Carlos Casado, donde hoy se encuentra el parque Urquiza.

La quinta cubría gran parte del actual barrio Martin: desde el río hasta la proximidad de la calle 3 de Febrero, y desde Alem hasta Chacabuco. Este barrio tomó su nombre del apellido de los dueños de la yerbatera que se alzaba en terrenos que formaban parte de la quinta. La casa de Santa Cruz también era conocida como la quinta Bella Vista o quinta de los Robles, apellido de anteriores propietarios.

Santa Cruz anexó terrenos que fue adquiriendo hacia el norte y construyó en ellos una importante vivienda. No se han encontrado de ella más datos que un croquis de la silueta de la planta, una construcción en forma de “U” que ocupaba toda la superficie de la actual plazoleta. Levantada por el mariscal en 1858, se la ha tratado de mansión, y seguramente lo haya sido, dadas las dimensiones de lo edificado. También habrá sido exenta, rodeada por los jardines de la quinta. Tras la muerte del Mariscal en 1865 la heredó una de sus hijas: Elena Santa Cruz de Laprade, quien la fraccionó en ochenta y cuatro lotes para la venta. En un plano del loteo de alrededor de 1870, se puede ver la ubicación de la vivienda del Mariscal, que se emplazaba exactamente donde hoy está la plazoleta que lleva su nombre.

La cortada se extendía como calle hacia el este y paralela a esta prolongación, hacia el sur (entre Mendoza y 3 de Febrero) aparecía la “calle de la Amistad”, de una cuadra de extensión, entre las de la Bella Vista y de la Barranca, actuales Ayacucho y Colón. Calle del Río Paraná y calle de la Isla eran Necochea y Chacabuco. A la costa se la menciona como “puerto Santa Cruz”. Los lotes fueron adquiridos mayoritariamente por Carlos Casado, y el resto por “Lanús, Arellano y Cía” y “Julio Jeandell y Cía”.

La casa sirvió durante sus últimos años como residencia de los coyas que desde el norte bajaban vendiendo yerbas medicinales y amuletos, y era conocida entonces como “Cuartos de Santa Cruz”. Fue demolida por 1910. En años recientes se le adjudicaba erróneamente a una antigua casa ubicada en el n° 361 del pasaje la de haber sido la del mariscal.

Como se dijo, la quinta perteneció con anterioridad a la familia Robles. La lonja de Robles fue adquirida en 1782 por Justa Moreira Martínez a Juan Bautista Fernández de Agüero. Eran doscientas varas de frente al Paraná por legua y media de fondo, lindando al norte con tierras del vendedor y al sur con los herederos de Luis Moreira. En 1822 Justa otorgó testamento declarando que había casado primero con Nicolás Correa y fueron padres de Justo Correa, fallecido; que luego casó con Felix Maguistre, con quien no tuvo hijos, por lo que nombró como heredera universal a su hija de crianza María Petrona Aldao, casada con José Domingo Robles. El testamento decía: “en dicho terreno tengo fundada una casa que tuvo techo de paja, pared de adobe, la cual fue incendiada por las tropas de Bs. As., y actualmente está reedificada por mi albacea y yerno Domingo Robles a su costa y mención”. José Domingo Robles casó en segundas nupcias con Leonarda Vera, quien junto con su hijo Rómulo Robles heredaron y vendieron la quinta. En 1855 adquirieron la casa quinta los tres hijos menores de Isidoro Gallo o Galli. La compró luego el Coronel José María Pita, quien en 1857 se la vendió al mariscal Santa Cruz.

La actualidad

No se conservan construcciones que nos refieran a nuestro pasado más remoto de villa y su paso a ciudad, y la casa quinta del Mariscal no es una excepción. En el barrio, dos sitios recuerdan a Santa Cruz: la plaza que lleva su nombre, en Ayacucho entre el pasaje Santa Cruz y Mendoza, una pequeña plazoleta que acompaña las pendientes de la barranca, y donde se levantaba su vivienda, y el mencionado pasaje. Corre paralelo a Mendoza y San Juan, entre Ayacucho y Necochea. Es sólo una cuadra adoquinada y arbolada que posee un especial encanto urbano. Ni en la plaza ni en la cortada hay referencia alguna sobre quien les diera el nombre.

En los últimos años la fisonomía de la cortada se ha ido transformando. Lejos de ser la zona apartada de la quinta Bella Vista, el crecimiento de la ciudad y su cercanía con el río le confirió al sector un valor agregado que continuamente se acrecienta. Hasta hace pocos años, había logrado mantener su tipología de casas simples sobre la barranca, con sus ingresos socavados en ella, muros de contención al frente y escaleras de ingreso en trinchera a las viviendas elevadas y algo retiradas. Sin haber perdido su particular atractivo, hoy conserva su adoquinado y algunos árboles, pero los edificios de propiedad horizontal van reemplazando las casas antiguas.

 

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