12 de julio de 2017

Lanzan una campaña contra el tráfico ilegal de fauna silvestre

Desde la Facultad de Ciencias Veterinarias se creó una campaña destinada a crear conciencia en la población sobre los problemas ecosistémicos que tiene el traslado y tenencia de animales silvestres como mascotas.

Todos los animales son muy lindos. Algunos parecen tiernos y en su estado salvaje se conoce que no lo son. Además necesitan estar en su hábitat, no en una casa como animal de compañía. La cátedra Libre de Fauna Silvestre de la Facultad de Veterinarias de la UNR creó una campaña de desmascotización de la fauna autócto

Los docentes de dicha cátedra realizan la campaña de concientización entre los más chicos, en jardines de infantes, escuelas primarias y secundarias de Casilda y Rosario, alcanzando a más de tres mil estudiantes. 

El abordaje es diferente entre los distintos grupos etarios, títeres para los más chiquitos, se disfrazan con los de la primaria y utilizan material audiovisual para los mayores. El mensaje es claro y simple,  no es correcto tener animales silvestres como mascota. Hace mucho daño al animalito y más aún al ecosistema. También buscan que quede clara la diferencia entre lo que es un animal de compañía y lo que es un animal silvestre, fueron año de evolución junto al hombre lo que permitió al perro y al gato convivir con las personas y crear un lazo afectivo. Las actividades terminan con la promesa de los estudiantes de que nunca tendrán en cautiverio a un animal salvaje.

La cátedra realizó previamente un proyecto de investigación donde comprobaron que la tenencia de animales silvestres como mascotas en nuestra zona es muy alta y responde a lo que se ha estudiado mundialmente. La consulta se realizó en Casilda, de manera aleatoria y sin previo aviso, se preguntó a la población sobre las mascota que tenían en su casa, y los resultados  que tuvieron es que de los 334 casos que tuvo la muestra, descubrieron casi 100 hogares que tenían de mascota un espécimen silvestre, en su mayoría aves o reptiles.

Claudio Nigro, docente de la cátedra y directora del proyecto de extensión que tiene como fin crear conciencia sobre la necesidad de proteger la fauna autóctona y el equilibrio ecosistémico junto con otra docente de la cátedra, Cintia Manoni,  explican  que la tenencia de animales silvestres en cautiverio es un delito penado por la ley 22.241 que prohíbe además el traslado y venta de la fauna autóctona en la Argentina, sin embargo su cumplimiento se dificulta por no existir una fuerza de seguridad abocada a este tema y un espacio donde asistir y alojar el estado del animal que fue tenido en cautiverio.

A nivel mundial por año se secuestran 35 millones de animales de su hábitat natural para ser vendidos. De esta cantidad solo el 10% sobrevive al traslado.

El cautiverio le genera una daño muy grande a las especies que no son domésticas,  el animal se encuentra en estado de estrés permanente ya que  no está adaptado para la convivencia con el hombre, a vivir fuera de su hábitat natural.

Los perros llevan unos 30 mil años conviviendo con los humanos, su evolución se ha realizado para que se convierta en un animal de compañía. Lo mismo sucede con el caballo, o con el gato, que lleva unos 5 mil años de su evolución conviviendo con personas. Se tratan de procesos evolutivos muy largos,  que fueron modificando las especies para convertirlos en animales domésticos y para que desarrollen un vínculo afectivo con las personas.

Las docentes destacan que el tráfico de fauna silvestre,  más allá del daño que se produce en cada animal en particular, afecta seriamente al  ecosistema y el equilibrio del medio ambiente, ese animal que falta (y a la mayoría de las veces, debido al tráfico, se trata de grupos completos) genera un desequilibrio, con consecuencias que pueden ser muy graves como la desaparición de especies o proliferación descontrolada de otras, cada animal cumple una función esencial en la cadena trófica. De esta manera el ecosistema se empobrece y se desequilibra, sumado a que la frontera humana avanza debido a la expansión de la frontera agropecuaria o de las ciudades, el espacio de desarrollo natural de las especies nativas o autóctonas se ve muy reducido.

Un animal que ha convivido con el hombre no puede ser reinsertado al ámbito natural como si no hubiese sucedido nada, muchas veces no existe un destino feliz para este individuo, que deberá ser alojado en un refugio con continuar con su rol de mascota hasta que se muera, se trata de evitar de empeorar lo que ya se arruino.

La cultura antropocéntrica,  que desde hace siglos domina nuestra concepción del mundo, concibe al hombre como ajeno a la naturaleza,  y muchas veces enfrentado a ella, tratando de modificarla, transformarla o destruirla para su comodidad, diversión o lucro. Si esta actitud persiste, puede llevar a que en unos años se haga imposible la vida en la tierra, no se trata sólo de preservar espacios naturales artificialmente creados como plazas o animales en cautiverio, sino de proteger y preservar ambientes naturales silvestres que permitan el equilibrado desarrollo de la flora y la fauna.

Fuente: Universidad Nacional de Rosario

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