9 de agosto de 2017

El Pasaje Pan, un recorrido plagado de arte e historia

Una visita por la rica historia de uno de los sitios arquitectónicos tradicionales de la ciudad de Rosario.

Por Arq. Ricardo F. Miranda

Los pasajes cubiertos son los antecesores de los actuales centros comerciales  y  nacieron en  París entre fines del siglo XVIII y  principios del XIX. Son paseos peatonales con cubiertas de hierro y cristal que buscaron evitar las inclemencias del tiempo,  el ruido y la suciedad de las calles. Los muchos que subsisten hoy en la capital de Francia conservan su atractivo; son una combinación de locales de vanguardia con anticuarios y bares típicos: Passage Panoramas, Passage Jouffroy,  Passage du Grand Cerf. El Pasaje Pan, tradicional espacio de Rosario, comparte con ellos una arquitectura similar y un mismo espíritu. En él conviven luthiers, galerías de arte, prendas de diseño, artesanías,  bares y oficinas.

En el siguiente informe, un recorrido por la arquitectura y la historia de este sitio que, emplazado en el corazón de la ciudad, devino en polo artístico y cultural rosarino.

El pasaje Pan es un pasaje cubierto que a la altura del 900 une la calle Córdoba con la calle Santa Fe. Está compuesto por dos tramos y los terrenos de ambos fueron en su origen una sola propiedad de la familia Esquivel. El primer tramo, que sale a Santa Fe,  fue  construido a partir de 1899 para oficinas. Es un pasaje angosto, de dos plantas idénticas y superpuestas, de locales para escritorios ordenados a lo largo de un corredor. Se ilumina naturalmente por patios alternados cerrados por mamparas de hierro con vidrios translúcidos de colores, tiene piso de venecitas calcáreas, y una profusa decoración de molduras.

Quince años después de la apertura del tramo de Santa Fe, se abre el de Córdoba, atravesando  la que fuera residencia de Restituta Esquivel de Lejarza y don Joaquín Lejarza. Erigida sobre una antigua construcción, la obra tiene actualmente un concepto más comercial que el tramo anterior, son locales vidriados, abiertos a una circulación amplia, con sectores de doble altura iluminados cenitalmente por claraboyas. En la planta alta se conservan, bajo la estructura de vigas de madera, los cielorrasos artesonados de las salas de la antigua residencia, escaleras de mármol de Carrara,  rejas de barandas y balcones de origen seguramente inglés, pisos en damero de mármol, y algunas molduras. Posee un ascensor Otis, que fue de los primeros en instalarse en la ciudad.

Este sector sobre calle Córdoba posee subsuelo, resuelto con una bóveda de cañón corrido construída en ladrillos comunes.

Los propietarios de los terrenos del Pasaje

Esquivel y Lejarza.

Antonio Esquivel nació en la ciudad de Santa Fe en 1800. Se desempeñó como Alcalde de esa ciudad y Alcalde Mayor y Juez de la villa del Rosario. De su segundo matrimonio, con Juliana Solís, fue padre de Restituta Esquivel, casada don Joaquín de Lejarza, natural de San Vicente de Baracaldo, España.

La propiedad de Antonio Esquivel sobre calle Córdoba abarcaba lo que luego fueron el Pasaje Pan y el Hotel Universal.  La vivienda de Esquivel era mucho más humilde que la que luego levantara su yerno, don Joaquín Lejarza, que en 1871 construyó su residencia en parte del lote (el del actual pasaje). En esa época fue considerada  una mansión señorial: vivienda en  planta alta y cocheras y entrada de carruajes en planta baja. Esta casa fue protagonista de importantes reuniones sociales y estudio jurídico de Fermín y Joaquín Lejarza y Esquivel. En ella se echaron las bases para la fundación de la “Liga del Sur” antecesora del Partido Demócrata Progresista.

En 1876, los Lejarza tenían allí ferretería. El dr. Fermín Lejarza fue Presidente de la Junta Municipal, Intendente de la ciudad entre 1931 y 1932, y Presidente del Club Social de Rosario.

La escritora rosarina Elvira Aldao de Díaz recuerda la casa de los Lejarza y a su propietaria en su libro “Recuerdos de antaño” con estas descripciones: “…recorrimos la calle del Puerto hasta la de Córdoba, donde dimos vuelta, y un momento después llegamos a la casa de Lejarza.

Cruzamos el primer patio y mamá, sin llamar, abrió una puerta en el segundo zaguán, y de rondón penetramos en un cuarto lleno de luz, y de calor confortante.

La iluminación, contrastando violentamente con las tinieblas del trayecto me encegueció. Y en el cerrar y abrir de ojos, deslumbróme una mágica visión: Restituta, bella y fresca como una rosa bien abierta en todo su esplendor, estaba de pie, ataviada de gran baile delante de un pequeño tocador, colocado entre las colgaduras de una ventana……”

“…La sonrisa de Restituta troncóse en franca risa cuando entró Lejarza (único hombre entre tantas faldas) y comenzó a lanzarle cuchufletas, satisfecho sin duda del esplendor de su mujer ...”

Otra escritora rosarina, Carlota Garrido de la Peña, familiar de Restituta Esquivel también hace referencia al pasaje en el capítulo “Reminiscencias rosarinas” del libro “Mis recuerdos”:

“…Rosario es la ciudad de mi niñez… al verme definitivamente establecida, llegaron en tropel alegre toda clase de recuerdos”

“El solar de mis antepasados señala el sitio más florido de la urbe, hoy se abre allí el Pasaje Pan en un solo lote con el antiguo hotel Universal, primera casa de tres pisos que se construyó en la ciudad como avanzada de los rascacielos rosarinos…Al transitar yo por esa vereda y deslizar la mirada en el Pasaje bruñido de mosaicos, evoco a mi madre y a mis tías Esquivel, en las tardecitas de verano, cruzar con planta leve las huertas floridas (la propiedad se deslindaba con cercos de madre-selva) para llegar, abreviando el camino, hasta la calle Santa Fe…..”

Andrés Pan

De origen español, se radicó en Rosario, donde se dedicó al comercio. Fue miembro y propietario de Pan, Bustello y Cía, almacén ubicado en San Martín y San Lorenzo y del Almacén Andrés Pan y Cía. en Mitre esquina San Lorenzo, solar de su propiedad.

Poseía otros importantes inmuebles en el centro de la ciudad: en 1918 figuraba como dueño del actual “Palacio Chico” municipal, en Maipú entre Córdoba y Rioja; poseía varios locales comerciales en calle Santa Fe entre Mitre y Sarmiento y la esquina noroeste,  de Entre Ríos y Catamarca, casa habitación sobre local de comercio.

Soltero y sin descendencia, sus últimos años los vivió en el Pasaje, donde tenía almacén de ramos generales. Cedió su propiedad al London and River Plate Bank, a cambio de una renta vitalicia, falleciendo en la década del 30, a pocos meses de haber concretado dicho convenio.

Después el Pasaje perteneció a la compañía “La Esmeralda”, cuya filial Rosario se encontraba en la esquina de Córdoba y San Martín. En el año 1957 se dividió en propiedad horizontal y se fueron vendiendo los locales.

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