14 de febrero de 2018

El legado de Guido: La casa Fracassi

Se encuentra en San Luis y Corrientes. Es otra de las obras del creador del Monumento a la Bandera en la ciudad.

Por Arq. Ricardo F. Miranda

La casa Fracassi es una de las obras destacadas del patrimonio arquitectónico rosarino, y una de las más emblemáticas del arquitecto Ángel Francisco Guido, el creador del Monumento a la Bandera, en Rosario.

Teodoro Fracassi nació en Caserta, Italia, el 1° de mayo de 1888, y cursó sus estudios en Buenos Aires, en el Colegio Nacional y luego en la Facultad de Medicina, dedicándose estudio de las enfermedades nerviosas. Se especializó en Berlín y fue profesor de la cátedra de neurología en la Facultad de Medicina de Rosario, de la que llegó a ser decano. Fue vicerrector de la Universidad Nacional de Litoral y director del Instituto Psiquiátrico, miembro de honor de la Sociedad de Neurología de París y miembro honorario de la Academia de Medicina. Falleció en Rosario el 15 de marzo de 1977.

Su casa fue construída entre 1925 y 1927, luego de un viaje que el proyectista hiciera al Perú. La arquitectura de Arequipa con su mezcla de indiano con español era para el arquitecto Guido el  modelo de lo que debería ser nuestro estilo autóctono. Dedicó los años de su vida profesional a reinterpretar esa arquitectura en nuestro medio

La residencia

La intención original del propietario se limitaba a la construcción de un local comercial para renta en la planta baja, con 3 viviendas en el primer piso, una para cada uno de sus hijos. Para poder afrontar el emprendimiento, había sacado un crédito del Banco Hipotecario Nacional. Pero el viaje del arquitecto al Perú modifico sustancialmente el plan inicial. La obra no sólo cambió en su terminación estilística de fachada, sino que, ya iniciada, se le agregó una segunda planta. La que sería la más importante, la residencia del doctor Fracassi.

En el primer piso se distribuyen las tres viviendas con ingresos independientes, y en la planta baja un local comercial con sótano, en el que funcionó durante los primeros años una concesionaria de autos.

La entrada de la vivienda del doctor se ubica sobre calle San Luis, con una puerta de 2 hojas de hierro muy trabajada. El hall de ingreso está decorado con un relieve art decó del artista Luis Rovatti. Desde allí se llega a los pisos superiores por ascensor o escalera, que nos llevan a un angosto palier y a una pequeña puerta de ingreso a la vivienda principal. Al transponer esa puerta comienza la sucesión de ambientes con la fuerte impronta de los Guido. Un hall andaluz con sus paredes revestidas en yeso simulando boiserie, muebles con incrustaciones de nácar, un bargueño dorado, y una rica reja de bronce que lo separa de un pequeño estar.  Este sí revestido con boiserie de madera, una mesa colonial española en el centro, y en la escalera que lleva a un mezzanine, con arquería que se abre al estar,  un relieve en cerámica, obra de José Benito de Bikandi. El comedor, en la ochava de la propiedad es el ambiente más impactante de la casa. También está resuelto con un mezzanine  en el que en los años 50 se armó un moderno bar. Como el hall, el comedor  tiene un revestimiento de yeso inferior que simula una boiserie y sobre él en todo el perímetro, un gran mural de Alfredo Guido, lleno de color. Nos recuerda el que en 1929 ejecutara para la Feria Internacional de Sevilla y que ahora se exhibe en la Escuela Normal n° 2.  En los extremos de este ambiente se exponen dos mujeres en cerámica dentro de dos hornacinas enfrentadas, obras también de Alfredo Guido. Los muebles fueron ejecutados por el carpintero local Juan Salvañá, autor de otros importantes trabajos en la ciudad.

Al comedor le sigue el escritorio y a éste un amplio estar íntimo, sitio donde solía reunirse la familia y al que se abren los dormitorios. Lo preside una chimenea sobre la que hay un altorrelieve de Luis Rovatti de desnudos femeninos que en algún momento que púdicamente retocado, cubriéndolos parcialmente.

A la terraza se accede a través de un mirador. Originalmente estaba decorada con dos fuentes, bancos de Talavera de la Reina, y canteros perimetrales. Desde la cocina llegaba a ella un montaplatos que permitía que la familia disfrutase en ella de cenas en las noches de verano.En la fachada resuelta en esta extensa esquina, Guido despliega todo un repertorio de su reinterpretado estilo neocolonial. Sobre un plano blanco, repite con orden simétrico volúmenes sobresalientes en material de frente símil piedra gris, con una profusa ornamentación de hornacinas, esculturas, óculos y pequeñas ventanas con arquería. Remata la construcción el mirador de la ochava, frontis ondulados, tejas españolas y pináculos.

 

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