21 de febrero de 2018

27 de febrero, un día esencial para la identidad de Rosario

Un relato de los acontecimientos que marcaron para siempre la historia del país y de esta ciudad, elegida por Belgrano para izar por primera vez la bandera nacional.

Por Miguel Ángel De Marco (h)*

En la tarde del 27 de febrero de 1812 tuvo lugar en Rosario la creación del máximo símbolo de la patria naciente. Fue obra de Manuel Belgrano y a partir de entonces, la enseña celeste y blanca, se encuentra presente en el corazón de los argentinos. Bajo su tremolar el Ejército del general San Martín, cruzó los Andes y liberó medio continente.

La gesta de nuestro emblema se inició Rosario, no por casualidad. Se trataba de una aldea ubicada en una posición estratégica para los patriotas y los realistas en un momento clave del proceso emancipador, cuando aún no se cumplían dos años, del 25 de Mayo de 1810.

Los primeros, desde Buenos Aires, necesitaban mantener “abierto” el “Camino Real” que atravesaba Rosario para expandir la revolución a las provincias; y los segundos, sitiados tras las murallas de Montevideo, veían a esta región, la del Pago de los Arroyo, un lugar para aprovisionarse de alimentos desde el río Paraná, que dominaban con su flota.

"La atmósfera apacible" del caserío de unas 500 almas que era lo que hoy es nuestra actual ciudad se disipó para siempre. Fueron tiempos de definición y compromisos.

Las frecuentes incursiones del enemigo en la zona convencieron al gobierno revolucionario de construir, fortalecer y defender Rosario con una batería de cañones.

A tal fin designó al coronel Manuel Belgrano, al frente del Regimiento Patricios de Buenos Aires. El ex vocal de la Primera Junta disponía de muy buenas referencias de la aldea desde hacía mucho tiempo. Su amigo Vicente Anastasio Echevarría, revolucionario que participó del Cabildo Abierto que proclamó el cese en el cargo del Virrey Cisneros, y alto funcionario del nuevo gobierno era rosarino. Su hermana, Catalina Echevarría de Vidal, según testimonios orales, intervendría en la creación de la bandera celeste y blanca.

Belgrano había podido comprobarlo personalmente en septiembre de 1810, rumbo a la misión encomendada en Paraguay, cuando milicianos y paisanos voluntarios de aquí se pusieron a sus órdenes y lo acompañaron. 

La situación de inseguridad constante y el temor a un desembarco de los realistas desde el río aumentó mes y a mes. Es por eso que los pobladores salieron en forma entusiasta al encuentro del prócer cuando este volvió a Rosario el 7 de febrero de 1812, luego desde una ardua marcha desde el cuartel de los Patricios, en Retiro. Lo aguardaban el coronel ingeniero Ángel Monasterio, que ya se encontraba en la tarea de construir las baterías. Como el pueblo no tenía casas ni galpones para colocar la gente, acamparon cerca del río, bajo los pocos árboles. No hay documento que pruebe fehacientemente donde se alojó Belgrano.

A los tres días de su arribo peticionó al gobierno autorización para crear una escarapela nacional, argumentando la necesidad de diferenciar las tropas de los dos bandos, lo que fue aceptado el 18 de febrero, estableciéndose que ésta fuera “de dos colores blanco y azul celeste”.

La rápida resolución del Triunvirato no pudo menos que inflamar el espíritu independentista del prócer y aprovechó la ocasión que le brindaba la inauguración de la batería situada en la isla del Espinillo -a la que precisamente bautizó Independencia-, para enarbolar en la ubicada en la costa rosarina -a la que denominó Libertad- la primera bandera argentina.

Sus colores celeste y blanco eran los del escudo de la ciudad de Buenos Aires, de donde partió la Revolución.

El mismo Belgrano fue el primer cronista de lo vivido: “Exmo. Señor. En este momento que son las seis y media de la tarde se ha hecho salva en la Batería de la Independencia y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición. He dispuesto para entusiasmo de las tropas y estos habitantes, que se formen todas aquellas y las hablé en los términos que acompaño. Siendo preciso enarbolar Bandera y no teniéndola la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional: espero que sea de la aprobación de V.E.”.  El texto de la Proclama que adjuntaba decía: “Soldados de la Patria: en este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro Exmo. Gobierno: en aquél, la batería Independencia, nuestras armas aumentarán las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores y la América del Sud será el templo de la Independencia, de la unión y de la libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo: ¡Viva la Patria!”.

De inmediato el Triunvirato prohibió a Belgrano ocultar y no utilizar su bandera y seguir exhibiendo la española hasta que se tuviera mayor seguridad del triunfo de la causa patriota. Desobedeciendo esta orden, la presentó públicamente en San Salvador de Jujuy, al que había arribado como nuevo comandante del Ejército Auxiliar del Perú, y la hizo bendecir por el canónigo Juan Ignacio Gorriti en el Te Deum del segundo aniversario del 25 de mayo. Fue jurada a la vera del río Pasaje, el 13 de febrero de 1813. Declarada la Independencia, el 9 de Julio de 1816, fue aprobada oficialmente por el Congreso de Tucumán como Bandera de las Provincias unidas del Río de la Plata.

La fecha del 27 de febrero es esencial a la identidad de la ciudad de Rosario. Así lo atestiguan la profesión de símbolos relacionados con la Bandera y Belgrano: el nombre de sus avenidas, calles, barrios, monumentos, bustos, establecimientos culturales, educativos y sociales, y fundamentalmente en el fervor y cariño de su gente.

Ya en 1862, el entonces concejal Eudoro Carrasco, presentó un proyecto creando un escudo heráldico municipal para de la ciudad, y del que, a diez años de ser creada como tal, carecía.  Su idea era recrear en ese escudo lo vivido el 27 de febrero de 1812, por eso dibujó, en su centro, una barranca coronado por una batería, de la que se elevaba un brazo sosteniendo la bandera desplegada de la patria. La escena representaba, según la ordenanza que se aprobó, “al poderoso brazo del ilustre general Manuel Belgrano”.

Destacados historiadores de nuestra ciudad, el testimonio de antiguos vecinos, planos municipales, el informe oficial de 1898, que puso la piedra fundamental del Monumento a la Bandera, y una serie de informes efectuados en distintas épocas coincidieron en señalar que la bandera nacional se juró en la batería Libertad, situada en la denominada  "barranca de las Ceibas", ubicada entre Juan Manuel de Rosas, avenida Belgrado, Córdoba y Santa Fe, donde hoy se encuentra emplazado el Monumento Nacional a la Bandera, o sea en el punto más saliente de la costa, que debió elegirse por su proximidad a las aguas hondas. 

Así como la ciudad de Santa Fe honra a Estanislao López como figura emblemática de su historia; los entrerrianos a Pancho Ramírez, los riojanos a Facundo Quiroga, los mendocinos al general San Martín, los salteños a Martín Miguel de Güemes, por ejemplo, los rosarinos de distintas generaciones han hecho lo propio con Manuel Belgrano y “la gesta del 27 de Febrero”. Rosario se transformó en una ciudad abandera de sus ideales.

               

* Sobre Miguel Ángel  De Marco (h)

 

Miguel Ángel De Marco (h) hace 30 años que se dedica al estudio y promoción de las actividades arriba referidas. Es doctor en Historia, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones de la Argentina, docente de posgrado de la Universidad de Buenos Aires, de la Universidad del Salvador (Buenos Aires), de la Universidad Católica Argentina.

Es miembro de la Academia Nacional de la Historia, del Instituto Nacional Belgraniano, del Instituto Nacional Sanmartiniano, de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, de la Junta de Historia de Rosario.

Es el director del Núcleo de Historia de las Ciudades Portuarias Regionales del IDEHESI, CONICET.

Dirigió durante 16 años la revista “Rosario, su historia y región”, de aparición mensual.

Desde 1989 es colaborador y columnista del diario “La Capital” de Rosario.

Fue presidente delegado de la Comisión de Nomenclatura y Monumentos Históricos del Concejo Municipal de Rosario.

Coordinador de la Campaña “Rosario, 150 años de ciudad”

Coordinador de la Campaña “Los 50 años del Monumento Nacional a la Bandera”.

Coordinador de la Campaña “Los 60 años del Monumento Nacional a la Bandera”.

Miembro de la Comisión del Centenario de la Revolución de Mayo.

Miembro de la Comisión del Bicentenario de la Revolución de Mayo.

Actualmente dirige el proyecto de Puesta en Valor de las Ciudades Portuarias Regionales e impulsa el programa nacional de puesta en valor del patrimonio histórico portuario.

Es director de la página de Facebook ROSARIO IDENTIDAD MÁS DESARROLLO, con 2777 seguidores.

Es director de la página de Facebook FORO INTERNACIONAL DE CIUDADES PORTUARIAS.

Es director del blog de las CIUDADES PORTUARIAS REGIONALES.

Desde 1989 es colaborador y columnista del diario “La Capital” de Rosario. Fue encargado de la sección diaria "Efemérides rosarinas" y “La historia rosarina de cada día”, y la columna semanal: "Personas y personajes de Rosario".

Imágenes 27 de febrero. (12638 Kb)

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