8 de mayo de 2019

Wenceslao Moreno: la historia de un joven con parálisis cerebral y un futuro sin límites

Wenchy tiene 22 años, en dos semanas rinde su última materia para recibirse de médico, es cinturón negro de taekwondo, entrenó y compitió en atletismo. Vivió momentos muy difíciles pero los superó y busca la inclusión de las personas con alguna discapacidad en la sociedad

“Ser consciente de las limitaciones de uno mismo, pero no dejar que estas limitaciones nos condicionen con lo que queremos hacer”, así define Wenceslao Moreno todo lo que ha realizado en su vida y lo que proyecta para su futuro. Wenchy, como casi todos lo conocen, tiene 22 años y nació con parálisis cerebral en Mar del Plata. Cuadro que le dificulta la motricidad fina hoy en día: es decir no puede escribir y además tiene movimientos corporales anormales. A los 11 años vino a vivir a Rosario y su historia de superación lo ha llevado a dar algunas charlas motivacionales en diferentes lugares.

Wenceslao está estudiando medicina y el próximo 24 de mayo rendirá su última materia: Clínica médica. Cuando llegó a la ciudad, siendo un niño, se adentró en el mundo de las artes marciales. Llegó a ser cinturón negro de taekwondo. “Fue una etapa bastante grande en mi vida, yo hice varias artes marciales como aikido, jiu- jitsu, kick boxing. Arranqué en el 2006, con taekwondo empecé y de a poco fui incursionando en otras artes marciales hasta llegar a ser cinturón negro”, explica Wenchy.

“El deporte me ayudó mucho a desarrollarme y conocerme como persona”, resume. Recuerda que él se comparaba mucho con sus compañeros, pero sus entrenadores de taekwondo le explicaron que la limitación la tenía en su cabeza y no en el cuerpo, que la verdadera competencia era consigo mismo.

”Yo estaba operado de cadera y mi flexibilidad y movilidad no era la misma que los otros. La operación fue una secuela de la parálisis. Me rotaron los dos fémures y tuve que aprender a caminar de nuevo”, describe el joven. El Club Atlético de Fisherton (C.A.F) fue el lugar donde entrenó. Conserva muy buena relación con sus entrenadores y piensa en volver algún día.

Tres años atrás dejó el taekwondo porque lo llamó Martín Arroyo, entrenador de Yanina Martínez y miembro del comité paralímpico argentino, para competir en pista junto a otros chicos con parálisis cerebral. “Fue la primera vez que competí con otros chicos con discapacidades. Entrenaba y corría carreras de 200 y 400 metros llanos. En los nacionales conocí muchos chicos con parálisis cerebral pero ninguno con mi mismo cuadro”, expresó Wenchy.

En el 2018 debido a una lesión en la pierna y la graduación de la carrera universitaria entre otros motivos, Wenchy decidió dejar de correr y meterse de lleno en finalizar sus estudios, para el día de mañana convertirse en neurólogo. “Desde chico me trataron neuropediatras, neurotraumatólogos, conviví con esa profesión desde muy chico, la conozco bastante y me gustaría dedicarme a la neuropsiquiatría infantil”, dijo.

Parálisis cerebral

Encefalopatía crónica no evolutiva, abreviada por sus iniciales como ECNE y conocida como parálisis cerebral se trata de un grupo variado y no claramente delimitado de trastornos neurológicos residuales, producidos por lesiones no progresivas en el encéfalo, resultado de la acción de distintas noxas –ya sean dadas antes, durante o después del nacimiento- que en esencia se manifiestan por perturbaciones o deficiencias a nivel psíquico, sensorial, de lenguaje, o funciones vegetativas.

Con este término general se abarcan ciertos trastornos específicos, caracterizados por una lesión ocurrida en los centros motores del encéfalo y manifestada con la pérdida del control motor.

En el caso de Wenchy su parálisis cerebral es producto de la falta de oxígeno que sufrió en el canal de parto al nacer. “Fue un parto natural pero con complicaciones, me quedé sin oxígeno y terminé en neo con pronóstico desfavorable, nadie sabia con qué secuelas iba a quedar. Hay muchos nenes que tienen un paro cardíaco al nacer y eso les genera una parálisis cerebral porque unos segundos sin oxígeno en el cerebro, órgano tan sensible, hace que la lesión sea muy aleatoria y por eso muchos chicos tienen diferentes discapacidades con el mismo cuadro”, resume el futuro médico.

Superación, bullying y mensaje a la sociedad.

Hasta los 11 años cursó la escuela primaria en una escuela en Mar del Plata donde sufrió bullying. Después se mudó a Rosario junto a su madre y sus dos hermanas, donde estudió en el colegio Stella Maris de Fisherton generando grandes vínculos que todavia perduran.

La discriminación también se hizo presente en el ámbito universitario y lo que es peor, por parte de profesores, desalentandolo en repetidas ocaciones para seguir con su carrera.

Por otro lado señala y se indigna con una situación ya hasta naturalizada socialmente hacia las personas discapacitadas: “Hace poco me subí a un colectivo y me trataron como a un nene de 5 años, es increíble el prejuicio a la discapacidad que existe”.

“No tengo limitación en cuento a mi desenvolvimiento en vida cotidiana, pero si me limita motricidad fina y en la facultad fue un tema”, expresó el joven que hoy en día además de ser un buen estudiante y deportista dedica parte de sus días a dar algunas charlas. La última fue para una financiera y también lo han llamado para campañas contra el bullying y para la semana del bebé prematuro.

Wenceslao Moreno conoció a muchos chicos con dificultades cognitivo-motor muchos más severas que la que él tiene. “En uno de los nacionales tenía que correr con un chico al que yo me consideraba mucho mejor física y medicamente y sin embargo me ganó. Después me enteré que era campeón panamericano, que mejor situación que esa para aprender sobre prejuicios ”, recuerda y sostiene que es fundamental transmitir a la sociedad la resiliencia. Es decir la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas. Él no puede escribir de puño y letra, pero si en un teclado. Tiene Facebook, Instagram, cuenta de e-mail y usa el WhatsApp.

“Hoy quiero contar mi historia, siento que progreso día a día gracias al esfuerzo y la perseverancia y quiero que todos se animen a hacerlo. Tendemos a pensar que no podemos, siendo en definitiva los que creamos y hasta sustentamos nuestro propios limites”, concluye Wenchy.

Por: Ana C. Berdicever

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