17 de febrero de 2016

Baldosas de autor en las veredas de Rosario

Inés Martino y Fabricio Caiazza se valen de la técnica que les traspasó el último baldosero hidráulico rosarino y uno de los pocos que quedan en el país para reparar veredas y, a través de ello, también la relación que los rosarinos tienen con los lugares comunes

Por Virginia Giacosa

@VirGiaco

A quién camine por la ciudad de Rosario con la mirada puesta en el suelo la situación no le pasará inadvertida. Es que en medio del mar gris de las veredas sobresalen, de tanto en tanto, cuadrados que nada tienen que ver con los demás y que en parte recuerdan a los antiguos mosaicos de la casa de nuestras abuelas. Se trata de baldosas de 15x15 con diseños de autor y una explosión de colores.

Inés Martino y Fabricio Caiazza son los impulsores de esta idea que se llama Proyecto Anda y que apunta, según sus creadores, a “reparar la relación que las comunidades establecen con los espacios públicos y de uso común”.

Pero el trabajo que se inició hace ya varios años no lo hicieron solos. Para ponerlo en marcha fue necesaria la enseñanza de Vicente Callaci, el último maestro baldosero de la ciudad de Rosario, que al día de hoy lleva adelante ese oficio.

Pensar al espacio público y común como una zona de encuentros pero también de conflictos fue el disparador de la investigación de Martino y Caiazza que se ramificó en talleres de construcción de baldosas en distintas ciudades argentinas (Rosario, Buenos Aires, Mar del Plata, Santa Fe, Chaco, San Juan, Córdoba, Bahía Blanca, entre otras) y de España (Barcelona, Madrid, Donostia), en unos cuantos tutoriales que se pueden descargar de la web y en un libro  (Baldosas hidráulicas para la construcción de espacio público), editado en 2014 con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes y el premio estímulo de Espacio Santafesino que gracias, a Cancillería Argentina, pudieron presentar en Bruselas en 2015.

 

 

Manos a la obra

Lejos de una idea decorativa, los hacedores del Proyecto Anda remarcan que la finalidad va más allá de hacer baldosas lindas y coloridas. Si bien cada baldosa ocupa el lugar de la que falta o está rota en la vereda, el espíritu de la iniciativa aspira a ser algo más que eso y tejer una red social para seguir andando.

“Trabajamos para reparar la relación que tenemos con los espacios comunes. La baldosa es una excusa; en todo caso, sirve para hablar de esos espacios”, dicen los artistas que trabajaron en las calles de la ciudad, ahí donde siempre hay una baldosa floja, pero también en otros sitios como la escuela Gurruchaga (Salta e Iriondo) donde toda la comunidad educativa, padres y docentes, aprendieron la técnica y recubrieron el patio del jardín de infantes con los diseños hechos con sus propias manos.

“Generar situaciones donde artistas, arquitectos, estudiantes y vecinos diseñan y construyen baldosas hidráulicas para ser instaladas en sus propios entornos es el objetivo”, cuentan.

En este sentido, lo que comenzó como una primera acción de “saneamiento urbano”, casi en el anonimato, con diseños de artistas invitados, se convirtió en una movida que según los realizadores es de “acción afectiva” para reunir lazos y reparar escuelas, museos, espacios culturales, centros barriales.

Baldosas con historia

Proyecto Anda retoma desde sus comienzos una técnica tradicional y prácticamente olvidada que es la de construcción de baldosas calcáreas o hidráulicas.

Para ello, contaron con la enseñanza de Vicente Callaci, un baldosero cuya fábrica fue erigida en 1940 cuando el hombre llegó desde la región de Sicilia como tantos inmigrantes que recalaron en la ciudad y se dedicó –junto con su hermano– a la fabricación de mosaicos calcáreos.  

Los artistas se encargaron de aggionar la técnica a nuestros días y fue así que lograron trabajar con materiales de uso cotidiano y herramientas que se encuentran a mano en cualquier ferretería. “Tomamos la base de estas baldosas italianas hechas en Rosario pero los accesorios iniciales los cruzamos o reemplazamos por otros como plástico, vidrio y madera”, explicaron.

El paso a paso aseguran es sencillo y se valen de videos, tutoriales y recetarios además de los talleres. Resumiendo:  

1-Un marco de madera, cuadrado, de 15 por 15 o 20 por 20 centímetros de lado y de un par de centímetros de alto viene a ser el bastidor.

2-Cintas de acetato o de plástico, flexibles, que den la forma interna, ya sea con líneas rectas, curvas, o algún diseño.

3-Las cintas se aseguran entre sí y a los bordes con cinta scotch.

4-El paso siguiente es rellenar con cemento gris y también coloreado cada compartimento de la cuadrícula.

5-Presionarlo con una baldosa de un lado y un plástico o vidrio del otro.

Fuente: Inés Martino y Fabricio Caiazza

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