18 de febrero de 2019

Emilia Bertolé, la retratista rosarina que triunfó en la aristocracia porteña

María Victoria Noya y Julia Enríquez seleccionaron más de un centenar de cartas de la artista y las publicarán en un libro que estará a la venta a mediados de este año. La admiración hacia la obra poética y pictórica motivó el rescate

Un mito envuelve la figura de Emilia Bertolé, artista rosarina que cautivó a la aristocracia porteña con sus retratos. Sus obras formaron parte de la colección particular de Regina Pacini de Alvear y fue convocada para retratar a Hipólito Yrigoyen durante la segunda presidencia. Sus trabajos la convirtieron en el sostén económico de su familia y Bertolé se debatió entre pintar para vivir o hacerlo por amor al arte. Los inicios de su carrera en Buenos Aires fueron en 1916, cuando viajó para retratar a Aráoz Alfaro. Durante su estadía le envío más de 100 cartas a su familia, en especial a su hermana Cora, modelo de varias de sus obras. La correspondencia fue rescatada por Cristina Calvi, archivista del Museo de la ciudad. En 2016 María Victoria Noya y Julia Enríquez seleccionaron las que publicarán en un libro sobre Bertolé que estará a la venta a mediados de este año.

La otra obra

En 2012 María Victoria Noya accedió por primera vez a los manuscritos de Bertolé. Cuatro años después pensó en publicarlos en un libro. La admiración hacia la obra poética y pictórica de Bertolé, y el misterio alrededor de su figura, la motivó. Con Julia Enriquez, de Ediciones Danke, definieron los criterios editoriales de la selección y durante un año transcribieron las cartas con el aval de la Secretaría de Cultura y el Museo de la Ciudad. Hay cerca de 900. Llegaron hace más de una década, después de quedar abandonadas en baúles, casi a la intemperie. Cristina Calvi, archivista del Museo, las restauró, las catalogó y las conservó.

“En el curso de la investigación y edición encontramos nuevos relieves que esperamos contribuyan a arrojar nuevas miradas sobre ella: destacarla como trabajadora de arte y pionera por su estilo de vida. Su obra no sólo fue sumamente prolífica sino que atendió otras diversas preocupaciones, como el sustento material de su familia, o la tensión entre el trabajo por encargo y el desarrollo de un estilo propio y sincero”, contaron las editoras.

El libro recogerá una selección de más de un centenar de cartas que Emilia Bertolé envió a su familia en 1916. Estarán acompañadas por un prólogo de Cristina Calvi como introducción histórica y un epílogo de Noya como lectura contemporánea. “Así empieza un nutrido intercambio epistolar que tiene como principal interlocutora a su hermana, Cora. Durante este período, que podemos considerar iniciático en su profesionalización, retrata a muchas personas de la aristocracia porteña, a la par de que comienza a descubrir la capital y a relacionarse con artistas e intelectuales coetáneos”, explicaron.

Para las editoras, las cartas entre la artista y su familia es una oportunidad de conocer a la persona detrás del mito. “Tal vez sea la primera vez que podamos escuchar a Bertolé en primera persona, sin velos mediáticos ni construcciones estereotipadas”, dijeron las editoras. En la actualidad trabajan en la corrección y diseño del material para presentarlo en librerías y ferias durante la segunda mitad de este año.

La figura

Bertolé nació en la localidad santafesina de El Trébol en 1896. De niña llegó a Rosario donde se formó en el Instituto de Bellas Artes Doménico Morelli junto a Alfredo Guido y Augusto Schiavoni. En la década del 20 se mudó a Buenos Aires donde retrató personalidades de clase alta y le permitió vivir del arte y ayudar a su familia.

Participó en distintas ediciones del Salón Nacional de Buenos Aires y expuso en distintos lugares del país.

Formó parte del grupo Anaconda, que reunía a Horacio Quiroga, Alfonsina Storni, Alberto Gerchunoff, Berta Singerman, Emilio Centurión, Guillermo Estrella, Arturo S. Mon, Emilia y su hermana Corina. En 1927 editó el libro de poesías “Espejo en Sombra”, presentado por Alfonsina Storni, que llegó a finalista del Premio Municipal de Literatura porteño.

Con la crisis del 30 cayeron los retratos por encargo y con ellos su situación económica empeoró. Bertolé supo reinventarse e ilustró revistas de época y libros. Con la muerte de su padre en 1944 regresó a la ciudad donde murió cinco años después de un derrame cerebral.

 

Fuente: El Ciudadano