28 de mayo de 2019

"Hay que jugar y perder el miedo a la discriminación"

El rosarino Joaquín Baronio fue citado a la selección argentina de talla baja. Además de ser un gran arquero constituye un ejemplo de vida.

Los portones abiertos del complejo El Templo dejan ver al rosarino Joaquín Ignacio Baronio pegarle a la pelota con una precisión meridiana y también comprobar sus cualidades como arquero. Tiene 18 años y recientemente fue convocado para integrar el seleccionado argentino de fútbol de talla baja. Esta semana jugará un cuadrangular en Bolivia. Y es el único santafesino en el plantel albiceleste. Su historia es un ejemplo de superación, resistencia y progreso. “Su mayor virtud es la fortaleza mental”, comenta Heldo Milatich, su entrenador personal. Joaco, así lo llaman, fue sometido a tres intervenciones quirúrgicas de elongación ósea. Por eso separa los anhelos en deportivos y personales. “Me gustaría consolidarme en el seleccionado”, avisa. “Pero también me gustaría poder ayudar a todos aquellos que por temor a la discriminación no hacen las cosas que les gustan para vivir en plenitud”.

 

¿Cómo recibiste la noticia de ser de selección?

Con mucho entusiasmo y gratitud. Pude llegar gracias a que también hace poco pudimos formar la asociación de Santa Fe. El presidente de la asociación envió videos míos y así me conocieron los chicos de la selección mayor. Me convocaron a ir a una prueba a Entre Ríos y quedé. Algo increíble. No lo imaginaba. Un sueño. Ver a toda la gente que fue a apoyarlos al lugar es emocionante. La dimensión que tiene todo esto de la selección argentina de talla baja es increíble. Ahora vamos a Bolivia a jugar un cuadrangular con la selección de ese país, Chile y Paraguay.

 

¿Por qué sos arquero?

Por mis condiciones naturales empecé a probar, vi que me gustaba y porque también podía aprovechar al máximo las elongaciones que tengo. Muchos me alentaban y me decían que tenía talento para atajar, así que empecé a entrenar y fui ganando en seguridad. Por supuesto que al principio con muchos errores y, aunque todavía sigo teniendo algunos, hago siempre lo posible para corregirlos.

 

¿Cuál es tu mayor virtud como arquero?

Me destaco por la velocidad y agilidad. Y el hecho de haberme operado en tres ocasiones para las elongaciones me da más posibilidades en las estiradas para atajar.

 

¿Es un puesto ingrato?

Sí, pero me encanta asumir el riesgo y desafiar a esa ingratitud.

 

¿Cuánto hace que atajás?

Cinco años, antes de la operación de los brazos. Ahora estoy entrenando con Heldo desde hace dos meses acá en el El Templo y estoy feliz porque aprendo un montón. Heldo es un crack. Porque no sólo me doy cuenta en cuánto mejoré como arquero sino también como persona, ya que te enseña cosas que trascienden a un arquero.

 

¿Cuál es el cambio más sustancial que comprobás en estos dos meses?

Muchos, porque voy a la escuelita de fútbol de la Asociación Médica pero ahí entreno en general, ahora con Heldo es la primera vez que trabajo con una rutina específica para arqueros, con nuevos movimientos que hacen más eficiente mi función.

 

¿Cómo te recibieron tus compañeros de selección?

Muy bien, porque si bien a algunos los conocía por algunos encuentros con los chicos de Buenos Aires y Entre Ríos, no había tenido la oportunidad de compartir. No conocía al capitán, que es Facundo Rojas, quien me convocó para que viaje a Entre Ríos a la prueba. Me incluyeron enseguida en el plantel y eso es muy importante.

 

¿Sos el más joven?

Uno de los más chicos.

 

El deporte integra e incluye. ¿Cuál es tu experiencia?

La inclusión es el mejor recurso para evitar la discriminación. En mi caso nunca la padecí, más allá de alguna cargada aislada de algún chico que por desinformación o maldad me pudo haber hecho. Pero en mi caso pude afrontarlo sin mayores problemas porque siempre supe en quien apoyarme, en mi familia y amigos, quienes son el principal sustento para seguir adelante. La indiferencia y sentir lástima por quienes discriminan es el mejor recurso.

 

¿Juntarse en torno al deporte es una manera efectiva para concientizar a la sociedad?

Sin dudas, por eso la importancia de la asociación para unirnos y compartir problemas, situaciones, experiencias en común y así evitar que las personas de talla baja se aíslen.

 

¿Ese aislamiento es común?

Sí, porque el miedo a la burla y a esa mirada diferente te inhibe para relacionarte, porque además el problema es que cuesta aceptar lo distinto, sin comprender que todos lo somos de alguna manera, más allá de la acondroplasia o enanismo. Y la discriminación tiene tantas formas como diferencias existen, ya sean físicas o psíquicas.

 

¿Cómo fueron esas tres operaciones que te hicieron?

Difíciles. Implicaron un esfuerzo importante, pero no hay dudas de que lo justifican. Yo seré un agradecido eterno con mis viejos porque ellos fueron perseverantes para que las hiciera y gracias a ellos mi calidad de vida mejoró muchísimo. Hoy a la distancia disfruto del resultado. En las piernas me hicieron dos intervenciones en tres años, con el lógico y extenso período de recuperación, y en los brazos fue menos complejo ya que me demandó nueve meses. Por supuesto que en el tratamiento hay un dolor que sobrellevar porque hay fierros en las piernas que hacen al proceso, como así las curaciones para evitar el riesgo de alguna infección, pero mi mayor trauma siempre fueron las anestesias antes de cada operación, porque me causaban vómitos y mareos.

 

¿A qué edad fueron las operaciones?

A los 7, 11 y 14 años. La primera demandó varios meses en silla de ruedas, pero insisto, el esfuerzo valió la pena.

 

Después de esto está claro que no hay miedo a nada.

Por supuesto que no.

 

¿Qué soñás?

En lo deportivo con aprovechar esta convocatoria para asegurarme un lugar en la selección y triunfar. Ojalá pueda transitar con ellos durante años y poder estar en la Copa América el año que viene en Perú y sería fantástico jugar el Mundial de 2021.

 

Aclaraste tu sueño deportivo. ¿Hay algún otro?

Sí, poder ayudar a todos aquellos que sufren la discriminación o quienes por temor a padecerla se encierran y dejan de hacer cosas que son muy importantes para vivir en plenitud, como practicar un deporte e integrarse a un grupo. Porque yo, martes y jueves juego con muchos chicos de talla superior totalmente integrado, sin prejuicios, ni míos ni de ellos. Y también ser de ayuda o consulta para aquellos que tengan dudas sobre las operaciones y tratamientos.

 

¿El fútbol te alejó del estudio?

No. Todo lo contrario. Estoy en quinto año cursando en tiempo y forma. Después pienso estudiar periodismo integral, una profesión que me gusta.

 

Fuente: La Capital