4 de noviembre de 2019

En Humanidades se desentierra el pasado cervecero de Rosario

Arqueólogos de la facultad encontraron 150 botellas que acercan las historias de distintas fábricas que había en la ciudad antes de 1900.

Un fuerte pasado cervecero en Rosario comenzó a develarse a partir de otro histórico hallazgo en el patio de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Cerca del mástil, en pleno trabajo de remodelación del patio, se encontraron alrededor de 150 botellas que pertenecieron a distintas fábricas de cerveza que comenzaron sus producciones antes de 1900, muy lejos de las pintas y los growlers actuales.

Algunas de las botellas siguen exhibiendo los nombres de las marcas que comercializaban su cerveza acá. Si bien había de papel, las etiquetas de entonces también se hacían de cerámica o se labraban sobre las mismas botellas, importadas desde el Reino Unido o Alemania, para que luego cada empresa la llene con su producto cervecero.

 

Estas botellas se trajeron al país de a millones desde 1870 a 1914, cuando la mano de obra británica debió dejar de lado los labores cotidianos en las fábricas para sumarse al frente de batalla durante la Primera Guerra Mundial.

El hallazgo de las botellas fue después de que se sacara el mástil del patio de la facultad, donde se encontró una estructura que “por el tamaño y las técnicas de construcción, nos daban indicios de que es del siglo XIX”, indicó Mariana Algrain, arqueóloga y profesora de la facultad. Las máximas referencias históricas que se tienen del edificio de la facultad son hasta principios de 1900, cuando comenzó a funcionar el Colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones.

trabajos. La estructura encontrada cerca del mástil, en el patio de la facultad. Trabajaron docentes y alumnos de arqueología.
 

Al continuar con los trabajos de excavación, los estudiantes y docentes de arqueología que participaron de la investigación se encontraron con un contrapiso hecho de botellas de cerámica con sus picos enterrados, apuntando hacia abajo y estrechamente ubicadas una al lado de la otra.

En total son alrededor de 150 envases que sirven como puntapié inicial para una buena cantidad de preguntas que ya se formulan los arqueólogos; sobre todo, para conocer qué funcionó en Entre Ríos al 700 antes de 1900.

Las estructuras encontradas, además de las botellas, llevaron a preguntarse qué había antes del colegio. Al respecto, Mónica Valentini, arqueóloga de la facultad, contó: “Estamos tratando de hacer una reconstrucción para saber quiénes eran los propietarios del terreno anterior al colegio, y si hay alguna planimetría de estas construcciones”.

“A raíz de este hallazgo material surgen todo tipo de preguntas, un montón de elementos salen a partir del objeto: cuáles eran los circuitos de comercio internacional, quiénes producían esto, qué pasó, si hubo una fábrica. El objeto es un disparador”, afirmó Fernando Oliva, encargado del departamento de arqueología de la facultad.

La posición de las botellas no es casual: según contaron los investigadores, una empresa o fábrica se iba del lugar y hacía esto para complicarle un poco el inicio a la empresa que llegaba, que debía importar un nuevo lote de botellas desde Europa. “El descarte también se hacía porque las empresas, marcas o fábricas descartaban las botellas cuando ya no funcionaban más para que otra empresa no las pudiera usar”, comentó Valentini.

 

Birra rosarina

Las fábricas de cerveza estaban, principalmente, en el radio céntrico y cerca del Cruce Alberdi. Había en Entre Ríos y Córdoba, Entre Ríos y Catamarca y otra en un lugar que, al día de hoy, no existe: Catamarca y Buenos Aires.

“Esa zona cambió de nivel, pero ahí también había una fábrica”, contó Valentini, además de mencionar el nacimiento, en el siglo XIX, de la Cervecería Schlau, de la que hay versiones encontradas sobre sus orígenes.

Una de ellas, encontrada en un artículo de La Capital de abril de 1995, cuenta que primero se ubicó, hasta cerca de 1920, en Entre Ríos entre San Juan y Mendoza, donde actualmente está el gigantesco edificio Sarmiento. Incluso se hace mención del gran tamaño de la fábrica, graficando: “Los carros que distribuían hielo salían desde un portón que tenía la cervecería por San Juan, entre Entre Ríos y Mitre”.

Incluso va más para atrás en el tiempo y cuenta que antes de Schlau se llamaba Germania, y poseía otra planta en Rivadavia 2535.

La otra versión data de un artículo del diario La Tribuna; precisamente, del día que cerró la cervecería Schlau. Ahí se narra que Carlos Schlau adquiere la fábrica de cerveza en 1886 y que hacia 1890 la misma ya contaba con “secciones de máquinas, sótanos de refrigeradores, depósitos de materias primas y de cerveza elaborada, además de una destilería”.

Los sucesores de Schlau venden el establecimiento en 1908, un año después de que muriera el propio Carlos, al consorcio Bermberg. Allí, la fábrica y la producción se mudó a Brown 3126 (donde estuvo el boliche Madame) hasta julio de 1978, cuando se decidió el cese de operaciones ante un panorama nacional complicado.

En ese momento, el diario La Tribuna mencionaba como uno de los motivos “la recesión en el mercado nacional de la industria cervecera” que también llevó al cierre a la cervecería Palermo y la cervecería San Juan. “Hay una evidente restricción en el público argentino hacia el consumo de cerveza”, agregaron.

Rasgos históricos

En el conjunto de botellas se encontraron una buena cantidad de modelos distintos. Hay de varias formas y colores, rasgos que marcan los diferentes momentos cronológicos que ocuparon las botellas en la historia.

“Cada modelo, cada diseño de las botellas, corresponde a un momento histórico. Lo que tenemos relevado es que estaríamos frente a elementos de entre 1870 y 1899, tanto si hablamos de las botellas como de las cervecerías que fueron ocupando este predio en ese período”, explicó Valentini.

Sobre eso, reforzó el concepto Oliva: “Lo interesante es que hay diferentes momentos de este tipo de botellas, momentos cronológicos en los que estos elementos fueron utilizados. Como hecho destacado, es impresionante la presencia de botellas en Rosario. Todas las botellas usadas como contrapiso que encontramos, de diferentes marcas que se fueron descartando, hablan de una clara reutilización de los recursos en el terreno”.

Las botellas son de gres cerámico, un material que se utiliza actualmente para sanitarios y vajillas, entre otras cosas. Además, se encontraron algunas de color blanco y otras cubiertas por un esmalte bicolor que combina un blanco grisáceo con amarillo ocre, de abajo hacia arriba.

En el período mencionado por Valentini, además de importar botellas vacías para fraccionarlas en las distintas cervecerías rosarinas, se importaban cervezas del Reino Unido, Alemania, Austria y Noruega.

Exhibición

Hallar materiales como estos es por demás de interesante, pero los arqueólogos hicieron hincapié en la importancia de la preservación patrimonial tanto de los elementos como de la zona. Incluso, se baraja la posibilidad de dejar algunos sitios como están para poder exhibirlos más adelante.

Sobre la importancia de la preservación de los objetos encontrados, Oliva dijo: “Este tipo de trabajos y esta puesta en valor sirve para la región, para reforzar la conciencia patrimonial”.

Por su parte, Algrain expresó la idea de la exhibición de los elementos: “Sacamos casi todas (las botellas) pero quedó un sector para que se vea el contrapiso. Estamos viendo si se puede hacer una exhibición in situ, siempre y cuando se garantice la conservación. De ser así, vamos a hablar con política edilicia para poder dejar ese espacio para que sea visibile y no tener que sacarlo”.

 

Fuente: La Capital