22 de diciembre de 2020

Fotógrafa rosarina se interna en la "Cuba profunda" para enseñar a niños y adolescentes

Ingrid Bäersch estará en el poblado El Caney, un suburbio de Santiago, donde impartirá cursos a chicos de entre 10 y 15 años. El trabajo final de los alumnos se presentará en España, donde reside, y tiene prevista una última y gran exposición en Rosario.

Ingrid Bäersch tiene 41 años, es argentina y alemana, pero reside como ciudadana comunitaria en España, donde convive con su pequeña hija. Su corazón, igualmente, siempre estuvo en la ciudad que la vio nacer y a la que siempre vuelve: Rosario. Es periodista, pero hizo de la fotografía su fuerte. Después de 20 años de ejercerla y con una empresa propia ya consolidada, esta profesional se lanza a cumplir un sueño: dejar momentáneamente el glamour de los retratos madrileños y viajar a la Cuba profunda para impartir talleres fotográficos. Y espera que el broche final del trabajo sea una gran exposición de lo que produzcan los mismos alumnos. Primero en España, y por último, en Rosario.

“Si el Covid no lo impide, en marzo estaré en Cuba haciendo realidad esta iniciativa que culminará con exposiciones por varias ciudades de España y que tendrá su broche final, como no puede ser de otra manera, en Rosario, para cerrar el círculo”, cuenta.

En un extenso diálogo con La Capital, Bäersch explica que “esta idea que nació con la intención de hacer llegar a 120 niños y niñas de El Caney, en la Cuba rural de Santiago, la posibilidad de aprender, interactuar y crear a través de una cámara fotográfica, un modo de expresión novedoso de plasmar parte de su realidad”.

Y sí, le lleva una cámara fotográfica a cada uno. Todavía no las tiene en su totalidad, pero espera llegar a marzo con ese objetivo. “No tiene sentido hacer un taller fotográfico sin cámaras, las necesitan para practicar, pero sobre todo para captar sus miradas. Viajaré con los equipos, camisetas para todos, proyector para mis clases y con una ilusión increíble”, afirma, entusiasmada.

Otro concepto de visita

Aunque pudo haber visitado la isla caribeña en reiteradas ocasiones, nunca quiso hacerlo como una simple turista. Su intención fue desde siempre poder contactar a esas comunidades con un sentido social y educativo. “¡Allí me están esperando ansiosos!”, asegura. La directora regional de educación de Santiago de Cuba la alojará en su propio domicilio y en los colegios le ofrecerán comida y transporte. “Así que con la ayuda de ellos y la de toda la gente que va a participar de una forma u otra, podré llevar mis 20 años de experiencia y mi ilusión a todos estos chicos y chicas que quieren adentrarse en el mundo del arte y a fotografía”, asegura.

Son muchas las personas implicadas en el proyecto. La Asociación de Solidaridad y Cooperación Ernesto Guevara y el Departamento de Antropología Visual y de Psicología Social de la Universidad Complutense de Madrid también aportarán su parte, desde la supervisión hasta el desarrollo de la exposición fotográfica que se desarrollará en España.

Producción propia

A diferencia de otras exposiciones, las fotos exhibidas serán las de los integrantes de los talleres, los que captarán pequeños retazos de su día a día, a través de la cámara fotográfica, para obtener así una realidad íntima de sus vidas. En palabras de Bäersch, “muchos fotógrafos van a lugares desfavorecidos, pero para hacer su propio trabajo y mostrarlo luego en exposiciones de su exclusiva autoría. Nada más lejos de esas pretensiones está este proyecto, donde los protagonistas serán los alumnos”. En síntesis, un “retrato sin igual sobre diferentes fragmentos de la vida familiar de estos chicos cubanos. Esta situación dota a la exposición no sólo de un valor artístico ya esperado por el propio acto fotográfico, sino también de gran valor antropológico al mostrar al espectador fragmentos de la realidad cubana desde un lugar invisible y desconocido”, afirma la fotógrafa.

Incluso, y para poder cerrar el círculo de un sueño que ya tenía cuando todavía estudiaba en Rosario, quiere que esta exposición, que recorrerá distintos escenarios, termine en su ciudad natal. “Por este motivo estoy tocando puertas para poder llevarlo a cabo”, afirma. Ya ha establecido contactos a nivel oficial y no gubernamental, pero prefiere esperar a que los acuerdos vayan tomando forma. Por el momento, ya abrió una cuenta de crowdfunding, conocido también como micromecenazgo, para obtener financiación colectiva para el proyecto Kukumiku. Se pueden hacer aportaciones desde cualquier país del mundo. “Se puede aportar desde cinco euros, y ya hay gente en Argentina que está colaborando con el proyecto”, se entusiasma.

Este emprendimiento nace tanto de sus intereses profesionales como de su necesidad personal de transmitir y enseñar sus más de 20 años de experiencia y conocimiento como profesional de este sector a una parte de la juventud cubana. Esta fotógrafa argentina, afincada en España hace 19 años, ha impartido cursos a lo largo de toda su carrera y, actualmente, sigue trabajando como fotógrafa en Madrid.

Cuba y la fotografía son dos pasiones que han ido de la mano desde los comienzos de su carrera, de ahí la perseverancia y el tesón por poder llevar a cabo algún tipo de actividad que las conjugase.

Detalles del proyecto

Concretamente, el proyecto está diseñado para que niños y niñas entre 10 y 12 años del semi-internado Abel Santa María Cuadrado y los adolescentes entre 13 y 15 años de la escuela secundaria básica Omar Girón, ambas del poblado de El Caney en Santiago de Cuba, puedan iniciarse en la fotografía. Para ello se han creado diversas actividades, que les ayudarán a incorporar algunos de los principales conceptos fotográficos. Así podrán desarrollar a posterior, las habilidades artísticas obtenidas a través de dos talleres.

En cuanto a los objetivos del proyecto, se propone “acercar al alumnado a un medio de expresión artística, el cual será utilizado como vehículo para desarrollar, contar y difundir ideas a través de la fotografía; proporcionar herramientas teóricas básicas para plasmar a través de cada imagen, las inquietudes, emociones y vivencias de cada integrante de los talleres; analizar las fotografías obtenidas, como un reflejo y modo de expresión del contexto cubano en donde se lleve a cabo el proyecto”.

Introducción a la fotografía y su historia, la luz, el manejo de la cámara, el retrato, la macrofotografía, medición de la luz y temperatura de color y las técnicas de composición fotográfica forman parte de los contenidos del seminario. “Todas las actividades serán llevadas a cabo a través de estrategias que conciben el aprendizaje como un proceso constructivo y no receptivo. Es decir, a través de metodología activa. Se buscará promover en el alumno habilidades que le permitan evaluar la dificultad de las actividades planteadas, así como detectar sus limitaciones y utilizar estrategias alternativas para llevar a cabo tanto las actividades sugeridas como su progresión en la adquisición de conocimientos”, dice la fotógrafa. Y abunda: “En el aprendizaje autodirigido los alumnos trabajan tanto de manera individual como colectiva en el aula: discuten, argumentan, manipulan y evalúan constantemente lo que aprenden con el profesor como herramienta de soporte. Siendo éstas las estrategias idóneas para implementar un proceso pedagógico activo. Este tipo de metodología centra su foco de actuación en un contexto amplio y real. Aboga por una presentación en clase de situaciones lo más cercanas posibles a su vida, mostrando de esta manera, la operatividad de lo enseñado”.

De ahí la decisión de solicitar a los alumnos que implementen en sus casas las técnicas aprendidas a través de las cámaras facilitadas en el taller. De esta manera, se promueve una actitud positiva hacia el aprendizaje y su motivación, lo que es imprescindible para la total comprensión de los objetivos promovidos en clase. Esto permite además utilizar lo aprendido en su día a día.

De esta manera, la labor docente estará encaminada a tener en cuenta “las condiciones y necesidades del alumnado, su experiencia previa en el campo de las artes y la fotografía, su motivación hacia el medio fotográfico artístico, su capacidad y destrezas en este campo”, explica la profesional rosarina.

Es más, la idea es que, en todas las actividades llevadas a cabo, de manera transversal, se traten temas como “igualdad de género, la influencia del medio a través del arte o cualquier inquietud social que quieran transmitir. Todo esto, siempre dentro del contexto de trabajo que acota nuestra actividad, la fotografía, como medio de expresión”, dice Bäersch. Los principales objetivos y la metodología serán llevados a cabo a través de la implementación de talleres,

Como esta iniciativa fue muy bien acogida por los alumnos, se dividirá el taller en tres clases de 20 asistentes cada una. El aforo se ha limitado para poder garantizar la calidad y el desarrollo personalizado de cada clase. Estos talleres se dictarán los lunes, miércoles y viernes durante dos semanas y se desarrollará en tres turnos diferentes de hora y media cada una dando lugar así a que 60 niños y niñas de esta escuela puedan asistir a estas clases.

Las actividades culminarán en una reunión conjunta entre los participantes de los dos centros educativos. Los 120 alumnos que participarán de este proyecto disfrutarán de una clase, a modo de resumen, donde se proyectarán las mejores fotos de cada clase. Se entregará un diploma a cada participante, como broche final y cierre del proyecto.

Las fotografías seleccionadas de entre los participantes de este proyecto, formarán parte de una exposición fotográfica en España donde se expondrán las experiencias de los talleres tanto a nivel personal, (con historias de vida de algunos participantes) como también educativa y sociocultural. La intención es llegar al espectador a través de la mirada de estos 120 niños, niñas y adolescentes cubanos y así mostrar parte de su realidad a través del objetivo.

La exposición busca captar una historia en cada foto y que todas en su conjunto puedan “transportar” al espectador hasta la Cuba más real vista a través de los ojos de cada participante de este proyecto educativo.

En lo personal y profesional

Ingrid Bäersch nació el 22 de junio de 1979, tiene 41 años. Cuando tenía seis meses su familia se radicó en Firmat, donde vivió hasta los 17 años, edad en la que volvió a Rosario para estudiar periodismo y empezar los cursos de fotografía.

El 16 de febrero de 2001, antes de que Argentina entrara en el corralito, emigró a España, donde siguió incursionando en la fotografía hasta que empezó a ejercerla profesionalmente en 2003. Trabajó en varias agencias, conoció el mundo del cine español y frecuentó distintos espacios hasta que a partir de 2008 montó sus propias empresas, 35mm Fotógrafas, 35 mm Family y 35 mm 2. “En realidad, fuimos poniendo nombres a ramas de nuestra empresa para cubrir las necesidades de nuestros clientes y hoy en día contamos con un equipo humano increíble que trabaja codo con conmigo y mi socia”, afirma.

Todos los años vuelve a Rosario, la ciudad donde nació, en la que comenzó su carrera profesional y a la que la une un red de afectos muy profundos. Este fatídico 2020, pandemia y cuarentena de por medio, truncó la ilusión.

“Esta etapa me sirvió, entre otras cosas, para bajar un cambio y darme tiempo de desarrollar cosas que tenía en el tintero. Así empecé a darle forma a lo que es ahora un proyecto hermoso al que mucha gente se sumó de manera altruista. Si el Covid no lo impide, en marzo estaré en Cuba haciendo realidad esta iniciativa que culminará con exposiciones por varias ciudades de España y, como no puede ser de otra manera, en Rosario, para cerrar el círculo”, remata.

 

Fuente: La Capital