12 de enero de 2021

Una cápsula del tiempo virtual para redescubrir Rosario

Matías Tisera, de 21 años, maneja una cuenta de Instagram con fotos y videos del pasado y las mezcla con el presente de la ciudad. “A la gente le digo que mire hacia arriba y va a ver otra ciudad”, piensa.

En 2010 Dante Taparelli pidió a quienes tuviesen fotos antiguas del bulevar Oroño que le dieran al menos una copia para armar un museo al paso donde mostrar el antes y después de ese cordón aristócrata –luego reemplazado por clínicas, bares y bancos– que conecta el Parque de la Independencia con el río Paraná. Taparelli hablaba con las familias que habían vivido ahí y contaba el proyecto, llamado “Romántica de bulevar”, en radio, televisión y diarios para conseguir más archivo. Hoy las fotos recuperadas están en pequeños atriles y completan los canteros y la historia del paseo.

Matías Tisera tenía 10 años cuando empezó “Romántica…”. El chico de zona sur disfrutaba de las imágenes antiguas en los canteros y de comparar cómo habían cambiado los edificios de Oroño. Ya estudiando ingeniería civil en la UTN su gusto por la arquitectura lo llevó a investigar más. Igual que Taparelli salió a buscar archivo para ver qué había antes. Hoy Tisera, de 21 años, maneja el perfil de Instagram Fotos.Antiguas.Rosario, donde responde al menos 50 mensajes y comentarios de personas por día que reaccionan a las imágenes o stories que sube. En general, son fotos del antes y después (hoy). En 2020, un año con poca chance de salir a pasear, entrar a museos o bibliotecas para estudiar, Tisera recibió entre una o dos fotos por semana de personas que querían contribuir a su cápsula del tiempo virtual. Algunas nunca habían llegado a internet.

Hacer
Tisera es amateur. No viene de familia de profesionales en arquitectura o fotografía. Aprende con tutoriales o consejos de quienes toman fotos hace tiempo. Habla mucho en los grupos de Facebook donde se comparte nostalgia (y alguna queja) como el de “Barrio Sarmiento-Rosario”, “Las Delicias fotos 80 y 90” y “Rosario en el recuerdo”. Entre lo que recolecta de internet y lo que mira en la calle, Tisera elige qué lugar fotografiar intentando reproducir el ángulo de la imagen original.

No siempre es fácil porque los archivos son más humanos de lo que pensamos. Están, pero se pierden en los detalles: la fecha o lugar exacto, por ejemplo. Tisera trata de chequear varias fuentes de información antes de escribir la descripción de cada foto subida. Si no tiene la fecha pone “circa”, es decir, aproximadamente. Quiere que sea completo, pero no muy extenso. “Soy joven y a veces no nos gusta que nos avasallen con información”, dice a El Ciudadano.

Cerca
A mitad de 2020, cuando cada publicación superaba el promedio de 200 me gusta, Tisera intentó acercar aún más la historia. Después de cuatro horas coloreando a mano una imagen antigua de la escultura El Sembrador (en avenida Belgrano) subió la reproducción a Instagram. Se había ayudado con un programa de computadora que detecta los tonos de grises y busca un color aproximado al real. Inteligencia artificial para colorear. Así sacó del blanco y negro recuerdos como la inundación de 1986 en Ludueña, hoy muy presentes en el barrio.

El paso siguiente fue mezclar pasado y presente en una sola imagen. No con antes y después. Todo junto en un mash up fantasmagórico.

Tisera no está solo. En 2020 el Museo de la Ciudad, el Archivo General de la Nación y otros espacios privados y estatales salieron a compartir imágenes y videos en redes sociales como un remedio para el encierro de pandemia por covid-19. La mayoría usó las efemérides para compartir o hacer algún pronunciamiento político. Tisera eligió varios, desde la muerte del Trinche Carlovich, el Día de la Mujer (con imágenes de la fábrica Triangle), el 2 de abril y más reciente la muerte de Diego Maradona.

Participar
En su recolectar Tisera llama a quienes siguen la cuenta a descubrir la ciudad. Incluso los detalles. Una de sus stories destacadas se llama “rascasuelas”, donde colgó imágenes y ubicación de los edificios en Rosario que tienen en sus entradas unos fierros a la altura de los pies. Eran usados para limpiar los zapatos y botas cuando las calles no estaban pavimentadas. “Les gusta mucho saber de algo que veían, pero nunca se pararon a preguntar qué era”, cuenta Tisera y aclara que las fotos mejor recibidas son las del Monumento a la Bandera y el edificio de La Favorita (hoy Falabella).

Este 2021 Tisera no piensa en pasar a papel el archivo virtual. Quiere seguir visitando edificios de valor patrimonial y mostrarlos. Para su suerte la Municipalidad tiene desde 1996 un programa de Preservación y Rehabilitación del Patrimonio Urbanístico que catalogó casi 6 mil casas y edificios de distintos barrios y pone algunos límites a reformas y demoliciones.

“Amamos lo que conocemos y conocemos lo que nos enseñan. A la gente le digo que mire hacia arriba y va a ver otra ciudad”, piensa Tisera. Habrá que probar, pero ojo al cruzar la calle.

 

Fuente: El Ciudadano Web