18 de enero de 2021

El desafío de no bajar los brazos y recibirse en plena pandemia

Juan Pablo, estudiante de Ingeniería Civil de la UNR, pudo seguir estudiando pese los obstáculos que se le presentaron y así cumplir su sueño de ser profesional.

Juan Pablo Galeano tiene 28 años y es estudiante de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional de Rosario. La pandemia lo encontró sin computadora ni conexión a internet, y aún así apostó a seguir estudiando para cumplir con ese objetivo que se había propuesto muchos años atrás.

Oriundo de Ituzaingó (Corrientes), se fue trasladando por varias ciudades a causa del trabajo de su padre. Llegó a Rosario en 2011 desde San Andrés de Giles, donde terminó la escuela media, y aprovechó para comenzar a estudiar Ingeniería Civil. Dividía su tiempo entre cursado y trabajo, en su afán de poder aportar económicamente y a la vez de proyectarse a futuro. “Tengo una pasantía en el sector de obras públicas de la Municipalidad de Rosario, así que cursaba las materias que podía a la tarde, aunque a veces se complicaba porque tengo otros trabajos temporales. También soy árbitro de hockey, por lo que los fines de semana me dedicaba de lleno a eso. Siempre trabajé desde el primer momento para poder subsistir”.

La vida de Juan Pablo dio un vuelco con la llegada de la pandemia: sus ingresos mensuales disminuyeron a causa de las medidas sanitarias y a su sueño universitario se le presentaron varias dificultades. En cuanto a lo laboral, si bien siguió con la pasantía, todas las otras actividades se vieron interrumpidas. “Ser árbitro es algo que me gusta mucho y además es un ingreso fijo con el que hoy no cuento. Lo mismo con otros trabajos que hacía por fuera. En ese sentido me complicó mucho porque siempre trabajé para mantenerme, tratando de repartir esos espacios con los de la facultad”.

Por otro lado, el desafío de ser profesional se vio en jaque a partir de la modalidad de cursado, porque estaba muy habituado a lo que era la presencialidad y no contaba con los elementos para poder hacerlo virtualmente. “No tengo computadora en casa, por lo que usaba siempre las de la Facultad para poder utilizar los programas que eran necesarios. Cuando empezó el aislamiento me encontré en una situación muy difícil para cursar. Tenía un celular que ya era viejo que no se bancaba las aplicaciones que necesitaba, así que tuve que invertir en la compra de uno nuevo. Aún así me era muy difícil poder continuar a ritmo las clases”.

Durante un poco más de un mes, Juan Pablo se encontró en un verdadero problema porque no tenía ninguna manera de acceder a los contenidos que se estaba desarrollando. Su única herramienta era el celular, pero no alcanzaba para todo lo que tenía que hacer. “Hay docentes que fueron muy condescendientes conmigo entendiendo la situación, como desde la Cátedra de Planeamiento y Urbanismo. Mis compañeros fueron muy importantes también, me dieron una mano muy grande en lo que pudieron en ese difícil momento”.

Al conocer la situación, la Escuela de Ingeniería Civil gestionó el préstamo de una computadora para que pudiera continuar sus estudios. Sin embargo, otro de los obstáculos era la conexión de internet y gracias a que la UNR lanzó la beca Conectar pudo solucionar ese problema. “El internet que tenía en casa era muy malo, me costaba observar las clases y acceder a los contenidos. Gracias a la beca le pude dar internet a la computadora y al celular. A partir de ahí pude cursar más normalmente, pudiendo hacer en casa lo que antes hacía en la Facultad”.

Juan Pablo afirmó que se encontró gratamente sorprendido por la consideración y los esfuerzos realizados por la Universidad para que se pueda seguir sosteniendo el cursado. “La verdad que fue muy importante que autoridades de la Facultad y de la Universidad me presten atención, porque me hicieron sentir que no era un legajo más. Me gustó saber que les prestan atención a todos los estudiantes y que hay muy buena predisposición del otro lado para ayudar. Los docentes estuvieron muy pendientes de nuestras necesidades, se mostraron abiertos a consultas extras, buscaron la manera de hacer el cursado mejor”.

A pesar del esfuerzo y las dificultades, Juan Pablo subrayó que nunca pasó por su mente la posibilidad de rendirse ante la compleja situación. “Es una hermosa carrera, me motiva poder ejercerla a futuro. Me encanta lo que es la parte práctica, tengo un amigo que es Ingeniero Civil y a veces le doy una mano cuando necesita ayuda. Siento que soy muy feliz cuando me dedico a esto, y creo que me complementa de muy buena manera”.

 

Fuente: ConLaGente