27 de mayo de 2021

La ciencia rosarina incuba grandes proyectos

Alejandro Vila, director de la flamante incubadora de la UNR, habló del rol de la ciencia en la pandemia y de las oportunidades de desarrollo para la región.

“La pandemia nos ha puesto a prueba a todos como humanidad y la ciencia, a nivel internacional y en Argentina, respondió de manera excelente”. Así lo subrayó Alejandro Vila, docente de la Facultad de Ciencias Bioquímicas de la Universidad Nacional de Rosario e investigador superior del Conicet en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR).

El coordinador de la nueva incubadora de emprendimientos científicos de la UNR apela a la historia. “Cuando se descubrió a fines de los 70 la fiebre hemorrágica argentina, se supo que era un virus 4 años después, la secuencia estuvo 10 años después y la vacuna estuvo a fines de los 90, fueron 20 años”. En cambio, cuando se descubrió el virus de la pandemia, el SARS-CoV-2, en una semana estaba secuenciado, la estructura de la proteína se conoció en tres meses la primera prueba de una vacuna fue en abril de 2020 y a fines de 2020 se empezó a vacunar “Ahora hay y 7 u 8 vacunas que ya están afuera, el límite que estamos teniendo es la capacidad de producción pero la ciencia respondió muy bien y muchos científicos se reconvirtieron, volcando lo que sabían hacer”.

En ese sentido, Vila recordó algunas experiencias locales como DetxMol SA, una empresa de base tecnológica formada por investigadores que trabajaban en desarrollar y validar un kit para el diagnóstico de HPV, un virus vinculado al cáncer de cuello de útero, pero giraron su trabajo para desarrollar un kit destinado a la detección de coronavirus y otro que detecta conjuntamente SARS-CoV-2 y los virus influenza A y B. “La pandemia muestra que cuando hay un problema hay gente capacitada para proveer soluciones”, subrayó.

Todas las naciones prósperas invierten en ciencia y tecnología. “¿Invierten como un lujo porque son ricos o son ricos porque invirtieron en ciencia?”, se preguntó.

Rosario tiene entre 2.500 y 3.000 hombres y mujeres que hacen ciencia, investigaciones de las más diversas. Vila está convencido de que con una política adecuada “las ganas y el convencimiento de muchos de esos investigadores puede generar más y mejores soluciones para las demandas actuales de la sociedad”.

Con la incubadora de la UNR en marcha, el ecosistema científico tecnológico de la región suma un actor más que importante. Ahora vienen tiempos de “articular y trabajar todos juntos”, confió Vila. “Algo que quiere hacer la incubadora es generar confianza de los distintos actores. Queremos ser una punta de lanza para empezar aunar esfuerzos y que vayan en una dirección. Que tengamos un masterplan que tenga que ver con Rosario y la región, la economía y la generación de conocimiento y la generación de trabajo de calidad que impacta en la economía real. Son cosas que sólo se logran si se ponen todos la misma camiseta y tiene que ser una política de Estado y también el sector privado se tiene que apropiar de esto”, resaltó Vila, quien recientemente fue incorporado a la Academia Nacional de Ciencias en reconocimiento a su trayectoria.

La propuesta es “para darle oportunidad a quienes tengan ideas y proyectos y que los puedan cristalizar en bienes o productos o servicios o la creación de nuevas empresas a partir de ideas académicas o también a partir de la demanda que venga el sector productivo”.

“Normalmente existe una trayectoria importante de vinculación en este aspecto en distintas universidades de la facultad e institutos del Conicet pero la idea es hacer lo que se llama innovación abierta: no sólo darle un servicio a una pregunta o problema puntual sino que algunas empresas puedan y quieran innovar, reconvertirse y generar nuevos mercados”. En esto está principalmente la biotecnología. “Los sectores elegidos para trabajar, no por azar, son en agro y alimentos atravesados por una componente ambiental que sin duda es necesario”, precisó Vila.

El flamante director científico de la incubadora señaló que una de las cosas que priorizarán es lograr que “investigadores o problemas que hay en el sector privado puedan generar nuevas empresas, no para competir con las que están sino para generar nuevas soluciones y más oportunidades de trabajo”. Como el inicio en este camino demanda habitualmente un gran riesgo de capital, se atiende específicamente el estadio de la incubación.

“En casi todo el mundo este tipo de incubadoras tienen lugar en el Estado, en el sector académico. Es un riesgo que a veces el capital privado no se lo puede permitir,. La incubadora lo que va a ofrecer por un lado es un espacio físico de laboratorios y por otro lado el espacio cultural, conceptual, en el cual el saber de los investigadores e investigadoras se conecta con el mundo comercial y de la producción”, apuntó.

Transitando el 2021 todavía continúa siendo un desafío unir el mundo científico y más de laboratorio con los sectores productivos. “Por suerte acá en Rosario y la región hay mucho acercamiento entre el sector científico y productivo, pero históricamente se planteó una falsa dicotomía: empresarios dicen que los científicos investigan lo que se les da la gana y no sirve para nada y científicos dicen que los empresarios sólo quieren ganar plata. En verdad, las dos cosas están bien. Los científicos estudiamos lo que se desconoce, porque sino la ciencia no sería original. Y, por otro lado, está bien que los empresarios quieren ganar dinero honestamente”, relató.

Para Vila, se trata de dos mundos esencialmente distintos pero los países prósperos son los que primero invirtieron en ciencia y tecnología y los que generaron instituciones intermedias que vinculan el mundo de la producción con el mundo de la ciencia. “En ese lugar es donde quiere trabajar la incubadora”, planteó.

Recordó que Argentina muchas veces transfiere su conocimiento sin rédito económico. Se trata de un proceso que se llama transferencia ciega y muchas veces hay cosas que se publican o hasta se patentan pero nunca aparece la inversión que se cristalice en un producto. Un estudio de la Universidad de Quilmes advierte que un montón de patentes fueron a empresas que han sido generadas en el extranjero, tomando ideas que se han hecho públicas a partir de investigadores argentinos. “Nosotros nos estamos perdiendo oportunidades. Queremos ayudar a las jóvenes generaciones, a los graduados y graduadas de recientes de la universidad y las que se acaban de doctorar, que en lugar de entrar al mundo académico y tener un cargo permanente en Conicet y la universidad tienen ganas de llevar adelante un emprendimiento”, señaló.

El edificio UNR Innova, donde funcionará la incubadora.

El edificio UNR Innova, donde funcionará la incubadora.

Para Vila tiene que haber un cambio en la filosofía de cómo se aborda la problemática. “Lo veo dando clases en la facultad, la gran cantidad de alumnos que preguntan dónde puedo conseguir trabajo que esté bueno. La verdad es que hoy en Rosario es distinto, a diferencia de lo que sucedía hace 15 o 20 años, donde uno podía hacer cosas novedosas solamente en el sector científico y no había tantas empresas innovadores en la parte de biotecnología. Están Bioceres, Terragene, Keclon”, subrayó.

Si bien la incubadora todavía no cuenta con un espacio físico porque se está empezando a construir ahora el nido en el edificio UNR Innova en el Centro Universitario Rosario (CUR), ya se lanzó un programa de pre incubación de emprendimientos, una iniciativa que viene de la dirección de Innovación y Emprendedurismo de la Municipalidad que está dentro de la secretaría de Desarrollo Económico y Empleo de Rosario. “Es una capacitación en la cual a partir de una idea/proyecto van a recibir entrenamiento en habilidades blandas de liderazgo, trabajo en equipo, cómo se arma un plan de negocio y cómo se hace una investigación de mercado o cómo se fondea una empresa, cómo son las estrategias de propiedad intelectual”, precisó.

“Sabemos que hay muchos proyectos y los queremos acompañar, es un desafío reconvertir la producción agrícola ganadera de Argentina y el mundo con una población creciente, con una demanda creciente de consumo de proteína. El agua potable disponible es limitada, también la superficie cultivable, y tenemos que atender a eso sin atentar contra el ambiente. Por eso en la capacitación se habla del concepto de las empresas de triple Impacto y la economía circular”, relató.

 

Fuente: La Capital