1 de octubre de 2021

Yani Martínez, Martín Arroyo y Brian Impellizzeri, la burbuja rosarina que más sabe de podios

En la pandemia, atletas y entrenador se hicieron familia. En los Juegos Paralímpicos se vio el resultado y ya sueñan con París.

El camino hacia los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024 ya empezó. La cuenta regresiva, como nunca, asoma tentadora, el objetivo está más cerca que lo que lo está naturalmente: queda a tres años y no a cuatro, como ocurriría en un mundo normal y sin pandemia. Tantos estragos causó justamente el coronavirus, que por eso, para Tokio 2020, hubo que esperar a 2021 y entonces la olimpíada terminó durando cinco años que parecieron interminables, más que nada para los deportistas. Por eso, en el día de la vuelta a los entrenamientos de Yanina Martínez (parálisis cerebral) y Brian Impellizzeri(hemiplejia), los dos atletas rosarinos que integraron la delegación nacional y que, junto a Pipo Carlomagno en natación se subieron al podio, Japón todavía está ahí.

Es mediodía en el Estadio Jorge Newbery de Rosario y el sol pega fuerte en la pista. Allá, del otro lado del portón, están Yani y Martín Arroyo, el entrenador de ambos deportistas. Hacen señas de que pase el equipo de La Capital, que se sientan como en casa. Todavía perduran las caras de agotamiento. El proceso, los Juegos, el posterior aislamiento obligatorio por viaje y el retorno a las actividades diarias de cada uno. Lo primero que hace Yani es abrazar, la sigue Martín. Con precauciones pero abrazan. Y ella saca la medalla de la mochila para compartirla orgullosa. Con metodismo y caricias la expone, la comparte, se la cuelga del cuello y repite "me fue muy bien, estoy refeliz".

Brian llega en bicicleta. Estaciona y en unos segundos está en la pista. Igual, lo primero que hace es saludar y de inmediato sacar la medalla. Las medallas son eso: un orgullo para compartir, un orgullo que tienta tocar. Pero también son mucho más: son valores, son sacrificios. Trabajo, mucho trabajo. Y quizás el esfuerzo de toda una vida. Y sino, mínimo, de un período olímpico o paralímpico. Son incluso, todas esas cosas en el medio de una pandemia.

BRIAN: "Desde que arranqué, el deporte paralímpico me cambió la vida"

"La verdad es que la sensación de alegría todavía está ahí a pesar de que ya pasaron varias semanas y de que ya empezamos con un nuevo ciclo paralímpico, que va a ser un poco más corto que lo normal. Está el orgullo de haber cumplido la meta que nos habíamos puesto con el equipo y con Martín, por la que trabajamos en estos cuatro años para llegar acá: haberlo logrado, tanto la medalla como la mejor marca (de su vida) es una alegría inmensa para el equipo y para mi también, una medalla a nivel histórico para Argentina", dice Brian, debutante absoluto en una cita de este tipo. El Galgo de 23 años se colgó la medalla plateada en salto en largo, en la que es uno de los mejores del mundo y además compitió en los 100 y 200 metros, pruebas complementarias de esa en la que es especialista en categoría T37.

Pese a que se trataba de un estreno y que en la previa había mucha incertidumbre en torno a cómo iba a ser todo en "los Juegos de la pandemia", a Brian lo caracterizó la templanza. "Lo que siempre digo es que lo vivo naturalmente, no me genera ansiedad o nervios, todo lo contrario, trato de evitar todo eso y creo que lo hago bastante bien. Pensé que al ser mis primeros Juegos iba a tener un poco de nervios al entrar a la pista pero no, ni en los 100 ni en los 200 ni en los saltos, lo tomé como un torneo local en Rosario", cuenta sobre ese andar sorprendente que generaba admiración en sus colegas de delegación: "Los chicos en la Villa me decían que les pase un poco de tranquilidad", ríe.

"Todo lo que imaginé se cumplió exactamente, salvo por la parte del público, porque por la situación que vivimos no se dio que esté lleno de gente el estadio. Pero desde aquel entonces cuando comenzamos (con Martín), todo lo que imaginé fue tal cual. El hecho de competir, de representar a Argentina, de subir la bandera al podio, de lograr la medalla en mi prueba fuerte... Sentís la piel de gallina cuando ves subir subir la bandera (...) Es el logro que uno tiene por el esfuerzo que hace en el día a día por llegar hasta ahí, en el recorrido y para que el resultado que sea el mejor, de esta manera. Es una emoción terrible y felicidad también".

Brian Impellizzeri es un fanático de los deportes. De hecho, probó de todo. De los más tradicionales hasta los urbanos. Sin embargo, llegó al atletismo casi por casualidad, después de que coincidiera en una fiesta de cumpleaños con Martín y de que éste, con ojo de lince, advirtiera que ese chico de casi dos metros tenía alguna discapacidad. Pero como se trata de algo poco perceptible, terminó el secundario sin que sus compañeros se hayan dado cuenta de nada. Martín, por caso, lo invitó un día al Estadio, le contó qué significaba representar a Argentina y básicamente lo invitó a soñar. Paralelamente hacía muy poco que él se había enterado que existían los Juegos Paralímpicos al ver a Yanina Martínez, hoy su compañera de pista"Desde que arranqué cambió muchísimo mi vida, siempre destaco que era de muy pocas palabras, muy serio, medio antisocial, estoy un poco más suelto. El paralimpismo me dio en cada torneo (y no torneos también) la posibilidad de conocer a mucha gente un poco más, de abrirme, de expresarme de diferente manera, que antes por ahí no lo hubiera hecho", cuenta Brian. "Conocí gente, amigos de otros países con los que me llevo muy bien y esto sigue. El deporte enseña muchos valores que hoy en día quizás quien no lo practica no los entienda pero el que los hace sabe de qué hablo. Se enseña y se aprende muchísimo de los demás, por más que éste sea un deporte individual".

Para Brian, el nuevo sueño ya empezó: "Sí, obviamente los sueños ya están en pie para lo que es el camino hacia los próximos Juegos. Pensamos a corto plazo en el Mundial del año que viene, pero ya están planteamos todos los objetivos de lo que queremos cumplir para París 2024".

YANI: "Esta medalla es mi sueño, muy contenta que la gané y estoy re feliz que me vio esta gente"

"Estaba muy feliz para subir al podio, estaba como nerviosa, una emoción, quería llorar fuerte, estoy como feliz (...) Esta medalla es mi sueño, muy contenta que la gané y estoy refeliz porque me vio esta gente, muy bueno y muy lindo", dice Yani Martínez, una de las atletas más destacadas de la última década en el paralimpismo de Argentina y la primera en conseguir una medalla dorada en 20 años para el país, cuando la ganó en Brasil en 2016. En Tokio 2020, la velocista del club Río Negro, volvió a hacerlo. De nuevo puso a flamear a la bandera albiceleste en un podio, consiguiendo el bronce, esta vez en 200 metros.

Yani habla como nunca. A partir de que se consolidó como atleta de élite y de cómo mejoró su calidad de vida, incluso escolarizándose, sumó una independencia y una comunicación mucho más fluida que la que podía tener hace unos años. Porque eso también es el valor del deporte.

Pero además tiene una luz especial, es la atleta de la sonrisa, la que corre con ese gesto que habla por su corazón: correr es la pasión de Yani, lo que la hace sentir, disfrutar, ser absolutamente libre. No por nada la pandemia y el aislamiento obligatorio le "pegaron" como le pegaron. "Mami, extraño mi pista. Extraño mi pista mami". Esa frase que retumbó en la cabeza de Claudia, su mamá y pilar fundamental de su carrera y su evolución al igual que su hermana Tamara, saben como nadie lo que significa el atletismo en Yani, quien llegó de Tokio hace algunas semanas, pero lo tiene a flor de piel: "Primero quería salir del taco, estaba muy feliz, quería pasar a las otras chicas. Llegué hasta lo último y cuando llego me dice el cartel 'Yanina Martínez medallista olímpica de Tokio' y estaba contenta", describe ella misma, hablando de la carrera que de nuevo la puso en lo alto, a los 28 años.

Yani compitió en Japón en las pruebas de 100 y 200 metros de T36. Pero además fue protagonista de un momento único: ser la abanderada de la delegación argentina en la Ceremonia de Apertura, junto al judoca Fabián Ramírezun honor que en los Juegos Olímpicos portó otra rosarina como ella, la regatista Cecilia Carranza Saroli, junto a Santiago Lange: "Una emoción, estaba refeliz, quería llorar fuerte, lloré mucho y me puse muy bien. Me acompañó Martín (risas), estaba afuera, le conté a una chica que me quería pintar las uñas y me acompañó Martín", se vuelve a emocionar Yani cuando pone en sus propias palabras esa noche ideal y en cuya previa le pidió a su entrenador que la lleve a "hacerse las uñas" con las banderitas argentinas". Dice también que a la chica que la atendió no le entendía nada, que tenía "los ojos así", marcando el gesto de los ojos rasgados de los japoneses. Se vuelve a reir. Estalla de risa, como es ella.

"Martín la verdad estaba muy contento que me apoyó, me acompañó en toda la competencia, siempre un capo, buenísimo, estoy feliz por él que siempre lo llevo a un viaje, lo quiero y se lo merece mucho. Y a Brian que le fue muy bien en salto en largo, estoy feliz de él, compañero y cuando me fue a ver a la carrera también", dice Yani, quien nunca se olvida de sus otros motorcitos. Porque en la pista corre sola, pero afuera son un montón: "Esta medalla ahora quiero dedicar para Inés Martínez que es mi ahijada que me vio por tele, mi sobrina, que la amo con toda mi alma, que siempre me ve en mi casa. Estoy feliz por esta familia mía, me acompañan y quiero mandar un saludo a todos, estoy recontenta".

MARTIN: "La política deportiva es que lo que le pasó a Yani, lo que le pasó a uno, le pase a 100 o a cientos"

Para que Yanina Martínez y Brian Impellizzeri hayan podido tener el proceso que tuvieron de cara a Tokio y por ello, consecuentemente haberse subido al podio, el entrenador fue clave. Aunque no sólo por los aportes técnicos o estratégicos que puede hacerles, sino por cómo los acompañó en el camino en el que se transformaron casi al mismo tiempo, en una familia de tres. En los días más duros, primero en los de aislamiento por la pandemia y luego en aquellos en los que estaban verdaderamente solos en la pista, Martín se puso "el equipo" al hombro. Porque no podía dejar que sus atletas "cayeran" anímicamente y porque él mismo puso el cuerpo para que no se perdieran un sólo entrenamiento. Con Yani fue casi un padre (aunque a ella le guste verlo como un hermano mayor) y hasta se dedicó a buscarla por su casa para llevarla hasta el Estadio y luego a devolverla cada día.

"Estamos muy contentos porque (este) era uno de los objetivos que queríamos conseguir ya que los chicos venían muy bien rankeados, con posibilidad o aspiración de poder llegar a esa medalla y sin dudas que estamos muy contentos. Son distintos, Yani volvió a ser medallista olímpica y Brian con un debut impecable también siendo medallista. Además se sumó lo de la bandera (Yani abanderada de la delegación). Todo hizo que estos Juegos hayan sido inolvidables para nosotros", dice Martín ante la primera pregunta de La Capital.

Los gestos aún son de quien está exhausto mientras repasa en la cabeza ese camino: "El proceso, ya lo hablamos muchas veces, fue muy duro. Calculo que no nos podemos quejar, fue una pandemia muy dura, (aunque) sin salir estuvimos muy poco tiempo. Era mucho para el entrenamiento pero era así para todo el mundo, pudimos volver, pudimos entrenar, teníamos algunas cosas que sí podíamos hacer y otras que no. El tema es que nosotros teníamos que estar pensando que ese objetivo (Tokio 2020) se había pateado un año para adelante pero seguía vigente y eso era lo que nos sostenía. Fue interminable, fue muy largo, pero yo creo que valió la pena", cuenta el entrenador.

Martín encuentra el causal de esa fuerza, el sostén, en "la contención de la familia, en nosotros, en el equipo de trabajo, kinesiólogos, médicos y mucha gente que está alrededor nuestro (...) El atleta tiene emociones, pasa por diferentes etapas, tiene molestias, miedos y todo eso hace que el ciclo olímpico se haya hecho extenso, un poco más difícil. Yo creo que por esa contención que tuvimos en general, nos hicimos fuertes hasta la hora de llegar a Japón".

Por primera vez desde que es entrenador de Yanina (porque Brian llegó hace sólo unos años), a Martín Arroyo le tocó viajar con la delegación. Su velocista estuvo en Londres 2012 y en Río 2016, pero él lo tuvo que mirar de afuera. A Brasil, incluso, se pagó su propio viaje para alentarla desde la tribuna y verla de cerca a sabiendas de que mucho de lo que "funciona" en Yani en los momentos más exigentes de la competencia es porque lo ve a Martín cerca. Por fin en Tokio y no sin antes pasar él también por sus momentos de incertidumbre, de saber si podría viajar o no, entró en la lista de la delegación. Así, pudo ver a sus atletas paso a paso, acompañarlos y ser hoy merecedor también, de esas medallas.

Martín sabe que una atleta suya, Yani, sin saberlo inspiró a otro, Brian, que la vio por la tele colgarse aquella medalla dorada histórica de Río. Y en eso ancla una idea que lo desvela: el deporte paralímpico no puede quedar en un par de nombres: "Esa es la idea y es una ventana para lo que siempre se habla, la política deportiva. La política deportiva es que lo que le pasó a Yani, lo que le pasó a uno, le pase a 100 o a cientos. Eso que le pasó a Yani transformó la vida de un sólo chico. Tuvo la oportunidad, porque eso es, una oportunidad. Si llega o no llega después es una consecuencia. Pero la oportunidad la tuvo, la pudo aprovechar y hoy (Brian) es subcampeón olímpico", relata. Y sigue: "Eso es lo que nosotros tenemos que generar, que sean visibles y que hoy en día le toque esta realidad a muchos chicos más. Después, ojalá que todos sean medallistas, pero sino que al mismo tiempo el deporte lo empuje a diferentes acciones, el estudio por ejemplo".

Sentado en uno de los escalones de la tribuna del Estadio Jorge Newbery Martín se lamenta diciendo que "es su culpa" que desde aquella medalla dorada de Yani a hoy no haya cambiado la realidad del deporte paralímpico en la ciudad y la provincia. De cómo, por esperar que los dirigentes políticos y deportivos usasen el poder transformador de ese logro, tantas cosas se perdieron en el medio. "La oportunidad está, porque la visibilidad se hace presente, queremos siempre más. Como los atletas, los entrenadores queremos más. Lo que por ahí proyectamos es que podamos seguir un lineamiento como el de Nación, deporte olímpico y paralímpico, con una estructura. Por eso vamos a pelear y voy a pelear en todos los años que me queden en el deporte. Voy a pelear por esa parte, porque le toque a muchos chicos más".

Cualquiera podría imaginar que una medalla de oro podría cambiar abruptamente la vida de un atleta. Puede ser, pero para que le cambie al atleta paralímpico falta un abismo: de hecho, ni Yani ni Brian ahora, tienen aún por ejemplo, un mínimo contrato con un sponsor de ropa. Sin contar que Yani por ejemplo, depende de muchísimo esfuerzo personal, familiar y de su entrenador para garantizarse estar todos los días entrenando en pista porque no se puede trasladar sola. Como ellos tantos otros, sin necesidad de ser atletas de alto rendimiento: "A veces nos olvidamos de otros centros, de otras entidades con las que también se puede colaborar y podrían tener ese acceso. La política deportiva tiene que estar y tiene que tener el mismo lineamiento en un municipio, en una provincia o en Nación o en un pueblo, pero tiene que existir". Lo de Martín no suena a queja, suena al dolor que queda ante las oportunidades perdidas.

Ya en el final, el entrenador le puso palabras a la invitación a una breve descripción de cada uno de sus atletas: "Lo de Yani lo digo siempre, es una mujer más, luchadora, sin lugar a dudas. Pelea por sus derechos, empuja y hay gente que la acompaña y que la sigue. Eso tiene un valor muy grande, no solamente (la sigue) el atletismo o con atletas, se ha logrado ganar un lugar tanto en el Estadio como en la vida y eso es importantísimo (...) Brian es un chico que tiene muchísimo empeño y muchísimas ganas de superarse, y no solamente en lo deportivo. Esa fortaleza hizo que hoy pueda estar rápidamente entre los mejores del mundo. Ojalá que sus ganas y su fuerza hagan que siga para adelante en el deporte y en su vida también".

-Martín, recién retoman entrenamientos. Pero, ¿ya se visualiza París 2024?

- Viene un ciclo olímpico corto, así como el anterior fue largo este es corto, con muchos compromisos, con Mundiales, Panamericanos y un Juego Paralímpico más. Porque apuntamos a eso. Nos mantenemos vigentes y vamos a apuntar representar de la mejor manera al país, con todo. Ojalá tengamos el mismo o un acompañamiento aún más grande todavía porque lo necesitan los atletas. (Se viene) un ciclo olímpico hermoso, lindo, vamos a hacer todo lo posible por estar ahí.

 

Fuente: La Capital