4 de julio de 2022

Investigadoras rosarinas desarrollaron un cuero a base de hongos, único en el país

Este biomaterial podría utilizarse para la confección de ropa, carteras, zapatillas o estuches. Se logra a partir de la utilización de desechos

Un equipo de investigadoras del Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos de Rosario, dependiente del Conicet-UNR, logró producir un material revolucionario único en el país que podría reemplazar al cuero a partir de hongos que se desarrollan sobre desechos de la industria agroalimentaria. El producto es cien por ciento biodegradable y se puede utilizar para confeccionar indumentaria, zapatillas, carteras, bolsos o estuches.

El grupo de trabajo integrado por Diana Romanini, María Rocío Meini, Laureana Guerra, Camila Ponce De Leon, Natasha Melnichuk, Dana Piazza y Adriana Clementz hace tiempo que viene estudiando las propiedades del mundo de los hongos, también conocido como Funga. Y es asombrosa la cantidad de propiedades de estos componentes de la naturaleza aún poco explorados.

En las investigaciones con los hongos, el equipo utiliza residuos. "Revalorizamos los residuos de la industria agroalimentaria de la región, a partir de los cuales producimos moléculas de valor agregado. Así, a partir de los desechos como la cascarilla de soja, el afrechillo de trigo, las zanahorias descartadas y el orujo de la uva se logran antioxidantes para cosméticos, ácido láctico que se usa como acidulante (un tipo de conservante natural) y enzimas que se utilizan como coadyuvantes en los alimentos. Ahora combinaron el uso de residuos y los hongos y lograron un material que podría implicar el final del uso del cuero animal.

 

"Empezamos produciendo enzimas con los hongos, hicimos cultivos y exploramos nuevas variedades, que van desde las filamentosas a los comestibles y otros que tienen propiedades medicinales", explicó Diana Romanini, directora del equipo del Conicet, que depende de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

Para fabricar este material que es muy parecido en textura, consistencia y color al cuero, las investigadoras utilizaron un hongo llamado Ganorderma lucidum. Este tiene propiedades medicinales y no se usa para cocinar.

"Para que el hongo se desarrolle y forme este material que puede reemplazar el cuero se lo "alimenta" de residuos de la agroindustria. O sea que no sólo se logra un biomaterial sino que también se reutiliza un desecho que, de lo contrario, estaría contaminando el ambiente", explicó Adriana Clementz una de las integrantes del equipo.

"El hongo lo producimos en el mismo laboratorio y crece con gran facilidad, y al entrar en contacto con los residuos se convierte en un biomaterial que puede ser usado como el cuero", continuó.

Esta investigación está ofreciendo una alternativa que podría terminar con el uso del cuero animal a la vez que lograría reutilizar residuos y confeccionar carteras, cinturones, billeteras o ropa tal como hoy se hace con el cuero, sin matar animales ni poner en funcionamiento toda la contaminación que implica el proceso de la industria textil.

Hasta ahora en el laboratorio elaboraron estuches para anteojos, pero de la misma manera se podría fabricar todo lo demás sin contaminar el ambiente.

Otros proyectos sobre la base de los hongos

Además de la fabricación de cuero, los hongos están dando mucho que hablar. En el laboratorio del Conicet esperan para fin de año lograr jugos naturales para chicos con problemas de obesidad.

"También los hongos permiten producir prebióticos, que son los ingredientes alimentarios de los probióticos, microorganismos que producen beneficios en la alimentación y se utilizan por ejemplo en el yogur o en el kefir", destacó Clementz.

"Para lograr un jugo saludable utilizamos zanahorias descartadas en la región, de las cuales se extraen los azúcares y con encimas que se elaboran en el laboratorio se podría obtener un jugo rico en prebióticos que reemplace a los artificiales", indicaron las investigadoras.

También con el orujo de uva se logran antioxidantes o con la cascarilla de soja se obtiene nanocelulosa o biosurfactantes para hacer detergentes biodegradables a partir de bacterias. Todos estos son proyectos de investigación que podrían revolucionar el mercado.

 

Fuente: La Capital