10 de enero de 2025

Rosario sin secretos: Melchor dejó un gran regalo de Reyes a los niños más dolientes

Por Graciela Molina - El pastito está desparramado, el balde de boca ancha se tumbó seguramente por la ansiedad de los camellos de querer beber toda el agua tras una travesía tan larga. Aquel 6 de enero del año 1888, Melchor llegó al Rosario para dejarle a los niños, un muy preciado tesoro.

Quizás 9 de cada 10 rosarinos desconozcan esta historia urbana. Y eso no es justo. Porque alguien que se ocupó de crear, fundar, organizar e idear una obra maravillosa como es el Hospital de Niños que hoy conocemos como Víctor J. Vilela, ha sido invisibilizado hasta el punto material de su propio recuerdo.

Si hasta su busto pintado de impoluto blanco se confunde con el fondo de la blanca e impecable pared que funge de marco a tan magna personalidad, convirtiéndolo casi en la materialización de un fantasma, en el nosocomio de Virasoro al 1800.

 

Blanco sobre blanco, su figura se yergue y pasa inadvertida para quienes ingresan al nosocomio

 

Impresiona, pero es así.

La historia vernácula también le está debiendo un reconocimiento a este gran hombre llamado Melchor Horacio de Zuasnábar que nació, igual que Victor José Vilela, en 1888. Sólo que uno se dedicó de lleno a la medicina, la docencia, la filatropía y la política sanitaria convirtiéndose en un indiscutible pionero en la materia y el otro, comerciante dueño de una ferretería, llegó a ser intendente de la ciudad, durante escasos seis meses porque el golpe de Estado (el primero de una sucesión de ellos hasta 1983) de José Félix Uriburu, en 1930, derrocó a Hipólito Yrigoyen y lo eyectó del cargo.

Vilela, que murió a los 52 años víctima de un accidente automovilístico en 1940, 26 años antes que su amigo médico, fue un joven que militó en el radicalismo santafesino. Aunque no asumió el cargo, fue electo diputado provincial en 1928 y, en 1937, integró con Enrique Mosca la fórmula a la gobernación de Santa Fe.

Una de las loables propuestas en su corta intendencia fue crear un hospital municipal para los niños de la ciudad y consiguió los fondos para ello por ley 2036 durante el gobierno del santafesino Ricardo Aldao y el rosarino Juan Cepeda, siendo presidente del Directorio del Empréstito, el Doctor Félix Roca.

En 1930, ya con la gobernación de Pedro Gómez Cello, quien lo designa a Vilela como intendente, se inaugura el Hospital de Niños e Instituto de Puericultura de Rosario.

Pero, hete aquí, que el que se puso al hombro la gestión de llevarlo adelante en la primera mitad del siglo XX fue el Dr. Melchor Horacio de Zuasnábar, siendo su director durante más de 30 años, hasta que un mal día, la política mal entendida, lo removió de sus funciones, convirtiéndose, en 1962 luego de haber sido cesanteado dos veces, en “Director Emérito”.

¿Quién creó la Asociación Pro Hospital de Niños, cooperadora pionera de los hospitales municipales rosaarinos? Melchor Horacio de Zuasnábar.

¿Quién consiguió que llegara el pavimento, la electricidad, la telefonía y el transporte al barrio para facilitar el acceso de los pequeños pacientes y sus padres? Melchor Horacio de Zuasnábar.

¿Quién ideó la primera “dentistería”, como se decía por entonces al servicio pediátrico de odontología? Melchor Horacio de Zuasnábar.

¿Quién les daba semillas a las madres para que sembraran y cultivaran en sus casas para contribuir a una dieta natural y más sana? Melchor Horacio de Zuasnábar.

¿Quién le pagaba los pasajes a los padres carecientes para que sus hijos pudieran volver al hospital a terminar los tratamientos? Melchor Horacio de Zuasnábar.

¿Quién ideó que los niños siguieran con su escolarización, convocando a maestras particulares, mientras permanecían internados, e incluso cuando regresaban a sus hogares y no podían asistir a la escuela? Melchor Horacio de Zuasnábar.

¿Quién incorporó el primer Lactarium, suprimiendo a las amas de leche mercenarias? Melchor Horacio de Zuasnábar.

¿Quién promovía la alfabetización de las madres, enseñándoles higiene, economía doméstica, profilaxis de la sífilis y la tuberculosis, tan comunes por entonces? Melchor Horacio de Zuasnábar.

¿Quién habilitó una agencia de la Caja de Ahorro Postal para crear un Fondo de Asistencia Social, proporcionándole alojamiento, comida, vestido, calzado a familias sumidas en la más absoluta pobreza? Melchor Horacio de Zuasnábar.

¿Cómo debería llamarse el Vilela? Melchor Horacio de Zuasnábar.

Sin dudas, ¡todo un señor! Hidalgo y de buen carácter, por sus obras tendrían que reconocerlo. Genio y figura, hasta la sepultura. Querido por todos y por tantos que hasta el intendente Rodolfo Bercovich, electo por votación popular merced a la reforma constitucional santafesina de 1962, mandó enarenar la calle Sarmiento al 1100 donde el médico vivía para que “los carros que pasaran por el lugar no molestaran el descanso del Dr. De Zuasnábar”, cuando estuvo enfermo.

 

Lo antiguo, con señas del tiempo, y lo moderno, en concordancia estética

 

El peso de los pasos de tantos años mellaron y hundieron un poco la parte central de la escalera de mármol original que tantas veces vio subir y bajar a este apóstol rosarino de ancestros vascos que tanto hizo por la ciudad, injustamente olvidado.

Sin dudas, es música para los oídos de los amantes de las buenas noticias que su casa hoy sea sede del Instituto Superior Provincial de Danzas “Isabel Taboga”, otra gran luchadora de la que alguna vez escribiremos.

 

El Instituto de Danzas celebra con arte la vida en la casa de un noble pionero

 

Que le hayan robado el picaporte de bronce original y la calle frente al instituto sea una verdadera plataforma para conseguir esguinces o quebraduras, es sólo una postal actual que no se condice con el pasado de gloria que tuvo el lugar, y que es necesario volver a poner en valor, con su custodia, mantenimiento y la colocación de una placa recordatoria.

 

 

La municipalidad, en su momento, bautizó con el nombre de De Zuasnábar al CEMA o CEMAR (Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias de Rosario). ¿Alguna vez escuchó que lo llamaran así? Otro invisibilización que no deberíamos permitir.

Era tanta la nobleza y generosidad de este buen médico que había conseguido que el hospital pediátrico de calle Virasoro al 1800 fuera uno de los mejores y más completos del país, que fue él mismo quien en agradecimiento al intendente de turno, el señor Víctor J. Vilela, aprobó que llevara el nombre de quien le permitiera desarrollar su magnífica y colosal obra.

Pero su propio nombre, se hundió en la noche del olvido…

Con el tiempo, la Asociación Por Hospital de Niños fue sustituída en 1974 por una asociación cooperadora y, en 1980, por la actual Fundación Hospital de Niños “Víctor J. Vilela”, formando un comité ejecutivo para conseguir fondos públicos y privado y coadyuvar a su desarrollo.

Hasta el mejor jugador de fútbol del mundo, Lionel Messi, rosarino por añadidura, hizo lo suyo. Aportando para el Sector Uno, eligió creer, igual que nosotros, que creemos que en este año Jubilar y del Tricentenario se hará Justicia con este hacedor imprescindible como fue el doctor Melchor Horacio de Zuasnábar.

La Fundación Messi también dejó su huella en el Hospital de Niños

 

Fuente: Diario Conclusión