11 de julio de 2018

En la UNR se estudia y enseña con caballos

Desde hace siete años la Facultad de Ciencias Veterinarias cuenta con un espacio académico dedicado a la formación de profesionales en terapias y actividades asistidas con animales (TAACA). Sólo hay tres universidades públicas en el país que brindan este conocimiento.

Que el vínculo entre animales y personas es sanador es un hecho. Y en Rosario se aprende e instruye también dentro del ámbito facultativo. Desde hace siete años, la UNR cuenta con un espacio en la Facultad de Ciencias Veterinarias donde se enseña e investiga, en el marco de una materia optativa, la utilización del vínculo humano-animal para el desarrollo biopsicosocial de poblaciones vulnerables. Junto a las Facultades de Veterinarias de la Universidad Nacional del Litoral y de la Universidad de Buenos Aires son las únicas instituciones de educación superior públicas del país que brindan este conocimiento.

Se trata de un abordaje interdisciplinario de profesionales de la salud utilizando el vínculo con los caballos. Dado que se engloban tanto la modalidad terapéutica como la alternativa educacional, deportiva o sociorecreativa, no utilizan el término “equinoterapia”.

 

La terapia asistida con animales consiste en la participación de animales en intervenciones terapéuticas, con el fin de promover la salud, la educación y el bienestar de las personas. El objetivo es la utilización de ese vínculo como parte integral de un proceso de tratamiento para facilitarlo y complementarlo.

“Hay evidencia científica de los beneficios que aporta el contacto con el animal”, afirma el titular de la cátedra, Médico Veterinario Juan Antonio Zapata y explica que los pacientes que acceden a esta experiencia son derivados por un profesional, en general por alguna discapacidad psíquica o motora.

El caballo tiene un movimiento tridimensional rítmico que se asemeja a la marcha humana y esto repercute en el cinturón pelviano y en las piernas. Sumado a la temperatura normal del animal que es de un grado más que la humana, produce una estimulación adecuada a personas con dificultades para caminar o que sufren parálisis.

Sin embargo, no siempre la actividad se desarrolla arriba del caballo porque hay pacientes a los que no les interesa subirse al mismo. En estos casos, los psicólogos o kinesiólogos, según la problemática, pueden planificar ejercicios con una colchoneta en el piso cerca del animal e incluso algún recorrido llevándolo desde una silla de ruedas. “Lo esencial es el vínculo”, destaca Zapata. 

El veterinario explica que la gran mayoría de los discapacitados asisten durante la semana a varios consultorios para diversos tratamientos. “En este contexto, estar al aire libre con un animal, de por sí, estimula.” Y cuenta el caso de una niña de la ciudad de Casilda que ya no tenía ganas de concurrir al consultorio del kinesiólogo pero empezó a realizar prácticamente los mismos ejercicios con el caballo. Al interpretarlos más como un juego, pudo continuar su rutina de trabajo.

De todos modos, “estas terapias no pasan porque los hijos se rían, si bien es bueno verlos contentos luego de mucho tiempo sin este tipo de manifestación”, dice Zapata y aclara: “Tiene que haber un seguimiento de la actividad y evaluar los resultados.”

De acuerdo al relato del profesor, también hay pacientes derivados por algún problema de comportamiento. En estos casos, luego de subirse al caballo, tienen que hacer un determinado circuito con figuras geométricas, colores, sílabas o palabras, para lo cual se hace indispensable la concentración, un aspecto central que deben desarrollar.

Comportamiento animal

Los caballos pasan por un período de selección ya que no sólo deben ser mansos sino también acostumbrarse a ser montados desde la parte trasera o el lado derecho, así como aceptar que se paren o acuesten sobre él. Si transcurre un determinado tiempo y el animal continúa inquieto, se separa para este tipo de actividad.

Según aclara Zapata “no se maltrata al animal desde ningún punto de vista” porque es un ser vivo que siente. Los veterinarios, conocedores del comportamiento equino, consideran prioritario este aspecto y si evalúan que por determinada circunstancia el caballo está inquieto, se suspende la terapia. En este sentido no creen que el animal sea un co-terapeuta, sino un vehículo para realizar una actividad puntual.

La Cátedra está conformada por el médico veterinario Juan Antonio Zapata, diplomado en Gestión Política de la Discapacidad; la médica veterinaria Jésica Raimonda, Master en Etología Clínica, la licenciada en kinesiología y especialista en Estimulación Temprana, Adriana Fernández, la médica veterinaria Ana Paula Latino, la estudiante Elianne Martinich y el técnico en Manejo Equino, Maximiliano Martinich.

 

Fuente: UNR

No hay información adicional para descarga.

Ingresa o Regístrate gratuitamente para suscribirte a las novedades.