5 de agosto de 2020

Pablo Gagliardo analiza la arquitectura rosarina

El Arquitecto rosarino premiado por su diseño del edificio en esquina Pueyrredón y San Juan, destacó la evolución de los profesionales de la ciudad, la arquitectura verde y las tres construcciones más relevantes de Rosario.

Pablo Gagliardo recibió el primer premio en la VII Bienal de Arquitectura de Santa Cruz, Bolivia, por el diseño del edificio “Pueyrredón 1101” sobre 180 realizaciones participantes de América Latina, Europa y Asia. La obra está ubicada en la esquina de Pueyrredón y San Juan de la ciudad de Rosario.
 
“Este edificio residencial de Obring Arquitectura ya tiene cuatro años y ha tenido varios reconocimientos pero ningún primer premio de la magnitud de la Bienal. Es un edificio muy simple, de escala relativamente chica. Generalmente hacemos edifios más grandes y complejos, pero este es de los más simples donde hay un juego de balcones muy fácil de comprender, muy atractivo a nivel visual, y eso fue lo que generó el impacto que uno lo ve y ya lo interpreta ápidamente”, expresó Gagliardo.

“Son departamentos chicos pero muy abiertos, con mucha conexión con el exterior a través de balcones en doble altura que ofrecen un modo de vida diferente a lo que el mercado estaba acostumbrado”, añadió.
 
La fachada es como una síntesis del edificio, ya que es muy básica. Es todo estructura y vidrio, por lo que visualmente es un solo material que es el hormigón, que está tratado de una forma especial, con tablas hacia un sentido y hacia otro para marcar verticalidades y horizontalidades. Según el rosarino, “son juegos sutiles pero en el conjunto se nota que hay algo que fue muy intencionado”.
 
“No me imaginé todo lo que generó este edificio. Hago arquitectura y me encanta, y lo pienso en el sentido de la importancia de una obra para mejorar la vida de la gente, pero nunca pensé en los premios”, destaca. El reconocimiento además lo habilita para ir al gran Premio Oscar Niemeyer (ON) para la Arquitectura Latinoamericana.


¿Por qué se premia a la arquitectura rosarina?

“Somos varios profesionales en Rosario que estamos en búsqueda de una nueva arquitectura, planteándola más abierta. Personalmente busco eso, abrir los edificios y darle una nueva relación con la ciudad. Estos planteos novedosos son los que las Bienales buscan distinguir, mezclando lo académico con lo profesional. Es un espacio donde se puede interactuar y se reconocen las búsquedas de una nueva arquitectura”.

La arquitectura en Rosario

“Rosario está en plena evolución. Por un lado tenemos un código urbano y un reglamento de edificación en evolución constante, donde se generó un cambio implementando nuevas formas de buscar arquitectura y de hacer la ciudad. Lo interesante es que esa evolución continúa, y es muy enriquecedor porque desde el área de Planeamiento de la Municipalidad de Rosario lo hacen a través de un ida y vuelta, tanto con la Facultad como con los profesionales que estamos en acción. El resultado es un producto de una construcción de varias partes, todas muy presentes donde cada uno aporta desde lo suyo.”

Evolución profesional en Rosario

“Creo que hay una evolución notoria en los últimos años de los profesionales. Rosario estaba caracterizada porque la mayoría de los edificios eran hechos por un grupo de varias empresas constructoras, entonces teníamos sus características en la mayor parte de los edificios de la ciudad. Hoy hay un nuevo rol que es el Arquitecto como desarrollador, entonces hay muchos edificios hechos y desarrollados por Arquitectos y eso se nota, y cada vez hay más, y en todas las escalas de tamaño. Es un tendencia mundial, y que se refleja también en Rosario. Es una arquitectura más generosa donde se tiene muy en cuenta el modo de habitar, y la forma de relacionarse con la ciudad y sus espacios”.

Tres construcciones destacadas de Rosario

“El Colegio del Parque España, hecho por el urbanista catalán Oriol Bohigas en los 80, me parece una obra espectacular para la ciudad. En su momento respetó mucho las construcciones existentes que eran los túneles, lo que permitió ser un espacio reutilizado. Y por otro lado se observa un respeto hacia la barranca, hacia las vistas, hacia la ciudad. Y el resultado es que se abrió la costa con ese edificio generando un derrame de todo el parque central de la ciudad, siendo un punto de partida para desarrollar kilómetros de apertura hacia el río. Es un edificio donde, aparte de todo lo simbólico, toda la ciudad lo camina por arriba, por su techo. Hoy se asume como algo natural pero es una apuesta muy fuerte, que trazó un antes y un después. Para mí es increíble lo que desarrolló”.

“A principio del 2000, la torre Aqualina, de Mario Roberto Álvarez. Se está transformando en un hito. Tiene un desafío estructural complejo, donde es una estructura que está muy al límite, es muy esbelto. Nunca es super moderno, pero nunca es antiguo, acompañando a todas las épocas. Es muy interesante y es muy bueno tener esa arquitectura en la ciudad. Tiene una identidad, un envejecimiento digno. Álvarez había salido tercero en el concurso para hacer el Monumento a la Bandera, y más de medio siglo después hizo este edificio en frente”

“Como obra nueva la ampliación del Colegio de Arquitectos me parece muy interesante, que es del Estudio Bechis. Es interesante cómo se separa de lo antiguo, lo respeta, le da una nueva fachada, y el edificio se para con una simpleza, con un respeto y con un silencio muy generoso, logrado con el reglejo de lo existente. Técnicamente tiene una búsqueda minuciosa, algo que también caracteriza a este estudio. Es una fuente de inspiración para todos los Arquitectos, tenían la presión de tener que hacer algo ejemplar y lo superaron”.

Rosario y su arquitectura verde

“Es una tendencia en el mundo, y Rosario no está al margen. Las obras que hacemos en Obring Arquitectura tienen esta característica desde siempre, y es una apuesta que va creciendo. Es una búsqueda desde el principio. Comenzamos abriendo los edificios en la planta baja lo máximo que se puede y armando un jardín verde que todas nuestras obras lo tienen, en mayor o menor escala. También buscamos que sea verde y abierta al público, compartida con la ciudad. No buscamos ese verde al fondo y privado, sino que se intenta hacer lo más verde posible en el frente, para el público, de una manera inclusiva, habilitante y generosa con la ciudad”.

“Las terrazas verdes siempre las hicimos, como una quinta fachada, según los programas pero siempre en esa dirección. Las obras en Río Arriba tiene todos los balcones con canteros, con plantas que caen y que suben y son como fachadas verdes. Por su parte las obras en Costavía, que son torres exentas, están todos los pisos bordeadas de canteros, como si fueran árboles. La idea es que terminen siendo lo más verdes posibles, es una búsqueda. Sumamos también una planta baja totalmente verde en Costavía, y que es abierta al público, como una plaza, conectando la ciudad con el parque y el río”.


Por Matías Zupel | Fundación Rosario








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