15 de septiembre de 2021

Fonbec en la vida de María, María en la vida de Fonbec

La Fundación Fondo de Becas comparte una historia más de superación y perseverancia de una mujer que buscó ayuda y devuelve con acciones todo lo que ella y su familia recibieron.

“La educación es uno de los mecanismos decisivos y poderosos para darle impulso a los procesos de transformación de la sociedad. No hay excusas para no estudiar, aún sin límites de edad. Las cosas no llegan por casualidad, hay que buscarlas, hay que proponerse una meta y trabajar duro hasta conseguirla, y aunque se vea difícil, hay que esforzarse para ver resultados”, expresan orgullosos desde Fonbec Rosario, compartiendo la crónica de la vida de una mujer que buscó ayuda por sus hijos y hoy tiene a su cargo diez becarios.

La historia de María Alejandra Ayala es un ejemplo de estas aseveraciones. Y más aún, lejos de conformarse con alcanzar sus objetivos, incentiva y se pone como ejemplo a jóvenes que dudan de sus fuerzas.

El núcleo familiar de María está formado por su esposo Luis, sus hijos Juan (24), Jeremías (21) y Yamir (13). A su vez, Juan y Jeremías están en pareja y tienen un hijo cada uno. María proviene de una familia compuesta por sus padres y nueve hermanos, cinco varones y cuatro mujeres (ella es la menor). Su papá sin instrucción y su mamá con educación incompleta.

Mientras cursaba el tercer año de la secundaria, con solo 17 años, María fue mamá de Juan. Esto la llevó a abandonar sus estudios y trabajar en cualquier tarea, principalmente vender comida en la calle, para asumir la maternidad.

Mientras cursaba el embarazo contó con el apoyo de su familia y de su actual esposo Luis, quien la ayudó en el nacimiento y crianza del recién nacido. Cuando Juan cumple un año y medio, a Luis le sale un trabajo de casero de un campo dedicado al cuidado de caballos en Villa Amelia. Se establecen durante cinco años en el campo Luis, María, Juan y allí nace Jeremías.

María recuerda con nostalgia cuando pasaba la combi a buscar a los nenes para ir al jardín. Jeremías, que en ese entonces contaba con un año, se subía sin llorar al vehículo con su mochila, chupete y mamadera. En los fines de semana, la maestra del jardín por el gran cariño que le tenía, le pedía a María que Jere la visitara en su casa.

Luego de Villa Amelia se dirigen a Las Rosas donde se quedan tres meses en un campo. Fue una vivencia desagradable y deciden volver a Rosario, donde venden su auto y se construyen una casita en la zona sur, comenzando a encontrar diferentes oportunidades para planificar su futuro. Luis consigue trabajo de seguridad, María de empleada doméstica, y se arreglan como pueden con el cuidado de los chicos.

Su vuelta a Rosario

Al llegar a Rosario María quería que sus hijos Juan y Jeremías fueran a una escuela pública de buen nivel, por lo que se dirigen a la Escuela Víctor Mercante N° 775, pero reciben la negativa por parte del establecimiento porque no eran del radio cercano (vivían en la zona pero no tenían el cambio de domicilio). María, no satisfecha con esta situación, le dice que el “lugar vacante era de sus hijos”, solicitando que le tomaran un examen a Juan, el mayor, y si no respondía adecuadamente aceptaría tener que buscar otra escuela.

La directora acepta el desafío y Juan (que había sido preparado por María), responde en forma satisfactoria. Al otro día, María con su esposo Luis estuvieron a primera hora en el Distrito Sur y a mitad de mañana ya tenían el cambio de domicilio, asegurando los bancos en la escuela para sus dos hijos.

Ya asentada en Rosario y con sus hijos en la escuela, María seguía trabajando en diversas tareas, capacitándose como peluquera y cuidadora de adultos, pero con el deseo intacto de completar sus estudios secundarios.

La vida avanza para María y Juan. Nace Yamir, su tercer hijo, mientras que Jeremías hizo sus estudios secundarios en la Escuela Naval, convirtiéndose en abanderado.

El encuentro con Fonbec

En el año 2018 afrontan problemas económicos, y una sobrina de María que trabajaba en el Polideportivo Garzón le comenta del apoyo que realiza Fonbec a través del Taller Vía Libre. Inquieta y decidida a todo por su familia y el progreso, María conoce a Inés Risso, Coordinadora Fonbec Filial Rosario, y en menos de una semana, Jeremías que cursaba 5to año ya tenía padrino y se convierte en becario.

Fonbec es una fundación con la misión de posibilitar mediante una ayuda económica y acompañamiento, que estudiantes de bajos recursos puedan continuar sus estudios, estimulando su esfuerzo y dedicación. Y favorecer el desarrollo de sus beneficiarios como personas de bien, brindándoles herramientas para que el día de mañana sean personas capaces de autosustentarse y de ayudar a los demás.

Agradecida por esta acción, María se mete de lleno en Fonbec y participa de todas sus actividades. Ese contacto con el propósito de ayudar a jóvenes de escasos recursos a estudiar la entusiasmaba mucho, al mismo tiempo que en su interior crecía aún más el deseo de seguir estudiando.

Así fue como a fines del año 2018 toma la determinación de terminar el secundario, ya con casi 40 años. El comienzo del 2019 es muy importante para María y su familia. Jeremías intentando ingresar a Prefectura Naval donde debía sortear un examen muy exigente y María buscando un EEMPA para terminar su secundario. Apoyándose entre ambos y acompañados por el resto de su familia.

María no conseguía lugar en ningún establecimiento, hasta que se presenta en el EEMPA 1284 Sargento Cabral, donde es recibida por Cristian, el Secretario, quien le informa que solo hay una vacante, pero debía presentar sin falta al día siguiente el certificado analítico de sus estudios. Tras solicitar toda la documentación en el Normal N° 3, donde había cursado hasta tercer año, María se presenta en el EEMPA con todos los papeles y se encuentra con Elías, un joven de 18 años que estaba esperando ocupar la vacante si ella no se presentaba.

María no solo logra ingresar, sino que exige que Elías también ingrese, haciéndo efectiva esta situación y convirtiéndose en una referente para el joven.

Durante el año 2019, María sigue trabajando, rinde Geografía y Matemáticas de 3ro y aprueba 4to y 5to año. Aparte de trabajar y estudiar, durante ese año María se convierte en Mediadora de Fonbec en la zona sur de Rosario, dedicando parte de su tiempo a ayudar y promover la educación en niños de escasos recursos. En la actualidad, tiene a su cargo 10 becarios de Fonbec.

En el EEMPA colocan a María como escolta de la bandera de Santa Fe, en premio a su desempeño, a pesar de que los reglamentos lo impedían ya que solo podían ser abanderados estudiantes que comenzaran desde 1er año, y no desde 4to año como ella.

Una familia en constante crecimiento

Luego de finalizar sus estudios secundarios, lejos de conformarse y aprovechando este empuje, María comienza a estudiar Enfermería, con un apoyo total de Luis y el resto de su familia.

A fines del año 2019, María se presenta en la Escuela de Enfermería del Hospital Provincial, donde se anotaron 450 inscriptos y solo ingresaban 70. La rosarina ingresa en el lugar número 13, y el desafío hacia el 2020 estaba en marcha.

Como los obstáculos son una constante para una persona que los sabe sortear, la pandemia no dejó de ser uno de ellos. La virtualidad le costó bastante, pero se adaptó. Para poder estudiar debió dejar su trabajo fijo, pero en sus momentos libres hacía tortas, postres y los vendía para poder pagar Internet. Así logró completar el primer año, y en 2021 ya aprobó el primer cuatrimestre, comenzado con las prácticas gracias a la apertura de la presencialidad. Paralelamente trabaja de noche cuidando a un adulto.

Los hermanos de María están orgullosos de que una de las Ayala logré un título terciario. La meta está cerca, solo le falta completar segundo y luego tercer año.

Por otra parte, mientras Jeremías trabaja en la empresa Liliana y ya con su pareja y una beba en brazos, María incitó a su hijo a continuar con sus estudios terciarios. Mediante un convenio entre Fonbec con el Instituto IESERH, le otorgaron una beca para cursar la tecnicatura de RRHH.

Una historia que inspira y contagia, como lo hace María Alejandra Ayala como madre con sus hijos, y desde su lugar en Fonbec Rosario con los diez becarios. “María es una persona que se entrega de lleno en lo que hace. Destaco en ella su compromiso, tenacidad, esfuerzo y mucho trabajo. Tiene claro hacia donde va, construye en todo lo que hace”, agrega Inés Risso.

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