11 de mayo de 2016

Brecha de género: La situación de las mujeres en el Área Metropolitana de Rosario

Un informe del Observatorio Económico Social de la UNR analiza los distintos indicadores que describen la situación del género en la región.

A partir de las proyecciones del Foro Económico Mundial realizadas en el año 2014, y teniendo como base los datos del Índice Global de Brecha de Género de 2015, el Observatorio Económico Social de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) elaboró un informe estadístico que permite visualizar algunos indicadores referidos al desarrollo de la mujer en áreas como: educación, salud, mercado laboral y nivel de ingresos.

Con el fin de poder brindar datos cercanos a nuestra realidad, dicho informe indaga cuál es la situación de la mujer en nuestra región y con ese punto de partida, aplica un análisis de situación fundamentados en los últimos datos disponibles que provee la Encuesta Permanente de Hogares para el Aglomerado Gran Rosario (AGR), a fines del 2º Trimestre de 2015. Sin exponer una conclusión determinante, el trabajo plantea que las mujeres de la región gozan de mayor equidad en tanto acceso  a la salud y la educación y mayor desigualdad en relación a inserción en el mercado laboral e ingresos.

 

Las Mujeres en el Área Metropolitana

En la zona las mujeres son mayoría, dado que representan al 51.5% de la población total. Ahora bien, si se tiene en cuenta distintas etapas de la vida, se observa que un 30.41% de la población se encuentra concentrada en el rango etario que va entre desde los 25 a los 45 años de edad. Es también en este rango donde se concentra la mayor cantidad, un 15.7% sobre el total de la población, las que en términos absolutos representan 223.535 habitantes.

 Avancemos ahora, hasta donde los datos de la EPH nos permitan, en el desglose de los ítems que conforman el Índice Global de Brecha de Género.

 Indicadores con mejor puntuación general: Educación y salud

En general, los datos recolectados por cobertura médica de salud, no muestran diferencias significativas entre géneros. De hecho, el grupo con mayor variación se encuentra conformado por los 808.594 habitantes que declaran tener cobertura por obra social (incluido el PAMI), de los cuales un 53.42% son mujeres, mientras que el 46.58% son hombres.

 ¿Qué sucede a nivel educativo? En nuestra región, la brecha parecería estar desbalanceada a favor de la mujer. La proporción de mujeres con estudios completos siempre es mayor que la proporción de hombres en el mismo rubro. Como contracara, la proporción de hombres con estudios incompletos en todos los niveles supera al del grupo de las mujeres.

Indicadores con baja puntuación: Mercado Laboral e Ingresos

Antes de comenzar a describir la participación de la mujer en el mercado laboral, veamos primero como participa en la conformación de los hogares. En principio, el 24.5% de las mujeres asume el rol de jefas de hogar. Por otra parte, alcanza el 32.1% aquellas que asumen el rol de cónyuge, contra apenas un 6% en el caso de los hombres.

En principio, esta información podría ser irrelevante en lo que ateniente a la participación de la mujer en el mercado laboral, dado que la figura de jefe de hogar podría explicarse por otras cuestiones. La inercia de las tradiciones o algunos rasgos culturales, también podrían ser factores de peso a la hora de explicar la valoración de los miembros de un hogar, en determinar quien ostenta el rol de jefe. Sin embargo, en el aglomerado existe una clara correlación entre el nivel de ingresos que aporta cada miembro de la pareja y el rol que este desempeña dentro de la estructura familiar. Todo lo cual, pre-anuncia el problema que se había detectado al inicio de este informe.

Entonces, ¿cuál es la participación de la mujer en el mercado laboral local? De acuerdo a la información disponible se observa que un 36.0% de las mujeres del Aglomerado Gran Rosario se encuentran ocupadas, un 9.11% se encuentran desocupadas, y un 46.9% son inactivas. Como se observa en la siguiente, las diferencias entre géneros en este rubro son francamente notables. Sin embargo, hay que ser sumamente cuidadoso en atribuir esas diferencias por cuestiones de género.

 

 

Por ejemplo, el nivel de actividad se define por la cantidad de personas que tienen un trabajo o que, sin tenerlo, lo buscan activamente. Por lo tanto, la diferencia que vemos en ese indicador, en un primer nivel de análisis, podría estar debiéndose (o no) a factores diversos, dentro de los que hay que contemplar la simple decisión por parte de las mujeres de no querer participar activamente en el mercado laboral. Por supuesto que la historia no concluye ahí. En un segundo nivel de análisis, podría argumentarse que existen determinadas valoraciones sociales sesgadas a favor de los hombres que estarían atenuando las decisiones de las mujeres en lanzarse al trabajo en términos generales. El punto es que para poder determinar causalidad necesitaríamos de otro tipo de datos.

Veamos entonces que sucede con el nivel de ingresos de aquellos que se encuentran ocupados si esa información ayuda a contar la misma historia. Para tal fin, en los gráficos siguientes se ha dividido el nivel de ingresos per cápita familiar de la población del Aglomerado Gran Rosario en diez grupos denominados “deciles”. Bajo este orden, el primer decil representa el ingreso más bajo, mientras que el otro extremo, el ingreso más alto. En el siguiente gráfico , presentamos la cantidad de personas ocupadas de la región, discriminando por género.

Nuevamente, hay que ser cuidadosos con la lectura de este gráfico. Una lectura rápida nos llevaría a concluir que la diferencia existente entre los hombres y mujeres es muy marcada y que se encuentra a favor de los primeros. Ahora bien, en la Tabla 4 habíamos establecido que existía una notable diferencia entre las tasas de actividad entre géneros, la que asimismo -por definición- impacta en la tasa de empleo. En otras palabras, si al segundo trimestre de 2015, en la región se encontraban ocupados un total de 371.073 hombres y un total de 264.081 mujeres, no debería sorprendernos que existan diferencias en la cantidad absoluta de ambos sexos que hay por decil.

 

Si lo que queremos averiguar es si existe discriminación de género en el mercado laboral, tenemos que observar no los valores absolutos que nos brinda la encuesta, sino traducirlo a valores relativos. Observemos entonces que sucede cuando comparamos la proporción de hombres y mujeres que hay en cada decil. El Gráfico 4 muestra que la proporción de mujeres que se encuentran ocupadas es mayor o igual en los deciles de mayores ingresos (es decir, a partir del 6to decil). Todo lo cual, confirma la tendencia mostrada en el Gráfico 3 y, considerando que usualmente mayores ingresos se encuentran correlacionados con mayor nivel de educación; la conclusión también es coherente con lo mostrado en el Gráfico 2.

 

• Al respecto de esto último, una cuestión que si se desprende de este informe y que si puede llegar a ser preocupante se refiere a los sectores vulnerables de la población. Como puede observarse en el Gráfico 4, la participación relativa de la mujer en los deciles más bajos de ingresos es muy inferior con respecto a la de los hombres. Un estudio sobre la configuración de las familias en ese sector, complementados con estudios sobre el uso del tiempo, deberían arrojar mayor luz sobre posibles problemas de brechas de género focalizados en poblaciones vulnerables.

Fuente: Observatorio Económico y social.

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