15 de abril de 2024

En el Día Mundial del Arte conversamos con el Licenciado en Bellas Artes, Sebastián Operto sobre el arte y la educación

Rosarino por elección, produce piezas ligadas a la cerámica, al dibujo, a la tecnología, así como al ejercicio de la curaduría, y la redacción de proyectos en arte y educación.

Sebastián Operto, nació en Rafaela y actualmente reside en Rosario donde se formó como Licenciado en Bellas Artes. Le gusta el ejercicio de colocar al lector a que visualice su propia infancia y deseos primigenios, a modo de empatizar y sensibilizar.

Su camino hacia las artes comenzó durante su infancia en Rafaela, donde estuvo en el 'Taller del Sol' desde los cuatro hasta los diecisiete años. Al mismo tiempo, jugaba al rugby, una pasión que lo acompañó hasta casi los veintinueve años. Esta combinación entre el arte y el deporte, socialmente impuestos como opuestos, le dio claves para entenderse a sí mismo, siendo un punto de inflexión tanto en su desarrollo humano como artístico.

“Abrir un libro con cinco años y ver imágenes de Dalí, Picasso, Magritte, Paul Klee, Xul Solar, entre otros, sin ingresar desde la lógica ni la linealidad temporal propia del historiador, te da una libertad que la formación académica y la propia adultez te imposibilita ver las cosas sin la pátina de los prejuicios” comenta Sebastián en diálogo con la Fundación Rosario.

La palabra “inspiración” es muy importante, pero no le basta, para él existen estrategias políticas y materiales para motorizar una carrera ligada a las artes visuales, performáticas, sonoras, etc. Su mirada es integral, depende del deporte, del arte, de lo social y que intenta poner en práctica en su manera de pensar y ver el mundo. Ninguna faceta de la vida excluye a la otra, se complementan y se retroalimentan, creando una conciencia de los propios deseos y limitaciones que es fundamental para el crecimiento personal y artístico.

¿Cómo comenzó tu carrera en el ámbito cultural?

Como mencioné anteriormente, al taller que acudía tenía como dinámica final del año hacer una muestra en algún espacio público de la ciudad sobre los trabajos más significativos de cada alumno. Con este antecedente ya cargo con trece años de exhibir-me públicamente y asimiliar una metodología de trabajo. Pero el primer programa público que participé por convocatoria abierta fué “Puente colgante” en 2011, que realizaba el museo Castagnino+Macro con Eugenia Calvo y Cecilia Lenardón, eso de alguna manera ya te pone en el radar y permite ver una de las tantas escenas del arte que hay. 

Como docente, he tenido una trayectoria que se extiende hasta la actualidad, siempre alternando mi actividad tanto en espacios privados como públicos. Como gestor co-fundé entre 2014 y 2016 junto a mi socia de entonces, Tiziana Manero, una galería de arte virtual llamada TIMO, donde realizamos muestras físicas y virtuales con la particularidad de que itineraban en diferentes espacios de la ciudad de Rosario. 

Sumando un proyecto muy interesante realizado en el verano del 2015 en Arboretum “Takku” un predio de cuatro mil metros cuadrados ubicado en Rafaela que alberga flora autóctona de la región, allí realizamos una serie de encuentros, donde cada mesa disponía de materiales y actividades ligadas a la botánica, al dibujo y el conocimiento científico. Todo en un entorno de naturaleza y biodiversidad.

 

¿Cuál es tu enfoque pedagógico en la enseñanza del arte?

En mi enfoque pedagógico en la enseñanza del arte, busco promover la experiencia estética a través de la práctica artística, fomentando el aprendizaje activo y significativo en un entorno participativo y comunitario.

Desde mi rol como auxiliar de investigación en la Cátedra de Metodología de la Investigación de la U.N.R, he adquirido herramientas metodológicas y pedagógicas que enriquecen cada proyecto, permitiéndome diseñar experiencias educativas más integrales y profundas.

Gimnasio Gráfico es más que un simple taller de dibujo. Su versatilidad e impronta itinerante lo convierten en un espacio de encuentro enfocado en la acción. Trasladamos el taller a diferentes lugares de la ciudad para generar cambios sociales a través de la participación colectiva. La experiencia estética se fusiona con el aprendizaje técnico, creando un método de enseñanza que fomenta la comunicación y achica las diferencias sociales mientras construimos comunidad.

 

¿Cuál crees que es el papel del arte en la educación?

Dependiendo de la comprensión del arte que se tenga, su papel en la educación puede variar considerablemente. Es importante considerar que los enfoques y recortes que se aplican al arte pueden estar sesgados o dirigidos hacia determinadas tendencias que intentan imponerse en la agenda educativa y cultural. Si el arte se concibe como crítico, consciente de sí mismo e incluye el humor, entonces representa un avance significativo. En muchos casos, la interacción entre estos elementos puede ser bastante efectiva, ya que proporciona una base sólida para explorar nuestros pensamientos, nuestro cuerpo y nuestras interacciones con los demás.

Es fundamental que los entornos educativos sean acogedores y propicien la apertura y la predisposición al aprendizaje. De lo contrario, el proceso educativo carecerá de sentido y efectividad. El arte desempeña un papel similar al del deseo, tal como lo describen Deleuze y Guattari brillantemente, al afirmar que el conocimiento solo surge cuando el deseo lo convoca. Por lo tanto, el arte puede actuar como un motor para el aprendizaje y el desarrollo personal.

 

¿Podrías compartirnos algún proyecto educativo o cultural que haya sido especialmente significativo para tu carrera? 

Destacaría una muestra que realicé en 2012 en un espacio céntrico conocido como Madma. La exposición llevaba por título "Enfrentamientos" y presentaba una pieza metálica empotrada en la pared que simulaba un artefacto utilizado en el rugby, conocido como "potro". Este dispositivo permitía a los espectadores insertar sus cabezas entre almohadillas para que los hombros reposaran en los topes, lo que les permitía ejercer presión hacia adelante mediante la fuerza de las piernas. 

En colaboración con un programador, incorporamos un arduino, un microcontrolador programable que respondía a las órdenes programadas para interactuar con el mundo físico a través de sensores. El arduino estaba integrado en el "potro" y medía la fuerza de las personas que interactuaban con él, activando una serie de sonidos y luces en función de la potencia aplicada por cada espectador. 

Al reflexionar sobre este proyecto y considerando la entrevista, me doy cuenta de que esta obra sigue siendo relevante en la actualidad e incluso tiene connotaciones políticas. Es fascinante cómo algunas obras continúan hablando mucho tiempo después de su creación, revelando nuevas capas de significado con el tiempo. Esta experiencia me ha enseñado que hay momentos en que algunas piezas no tienen ojos, sino que los ojos llegan después.

 

¿Cómo ha evolucionado el campo del arte y la educación desde que comenzaste?

Cuando llegué a Rosario en 2006 para comenzar mis estudios en Bellas Artes, el Museo Macro acababa de inaugurar sus puertas a fines de 2004; este hecho marcó un hito significativo en la escena cultural de la ciudad. A lo largo de los últimos veinte años, fui testigo de una evolución gradual pero notable en el campo del arte y la educación. En ese entonces, áreas como la curaduría, el diseño de montajes, la pedagogía del arte y la gestión cultural existían sólo desde el discurso pero completamente inexploradas como profesiones. Sin embargo, hoy en día, el ecosistema cultural ha crecido de manera exponencial, ofreciendo una amplia gama de oportunidades de formación y programas de alta calidad.

Es interesante observar cómo algunos espacios culturales más establecidos están adoptando objetivos alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Este enfoque refleja una tendencia hacia la interdisciplinariedad y la colaboración colectiva en la búsqueda de un mundo mejor, aunque suene grandilocuente. La globalización de estas metas proporciona una plataforma para el intercambio de experiencias y soluciones, permitiendo que diversas realidades y situaciones específicas de todo el mundo se aborden de manera más efectiva, no se si urgente.

 

¿Cómo ves el papel del arte y la cultura en Rosario?

Considero que el papel del arte y la cultura en Rosario es fundamental, aunque mi enfoque se centra principalmente en el ámbito de las artes visuales. En este sentido, percibo una sensación de libertad y diversidad en la oferta cultural de la ciudad. La posibilidad de acceder a diversas galerías de arte, espacios autogestivos, museos e instituciones culturales ha contribuido a enriquecer el panorama cultural de manera significativa respecto a años atrás. 

 

¿Participaste de algún proyecto que haya tenido un impacto significativo en la ciudad?

Uno de los proyectos en los que participé y que continúa teniendo un impacto significativo en la ciudad es la Semana del Arte, que posteriormente evolucionó hasta convertirse en la Quincena del Arte. Mi participación tuvo lugar en 2006 con un cortometraje titulado “Plataforma 34”, de 12 minutos de duración, filmado principalmente en la terminal de ómnibus de Rosario. 

La trama giraba en torno a un personaje central que observaba a las personas que pasaban y creaba en su fantasía diversas situaciones, ya sean absurdas, eróticas, entre otras. Una particularidad interesante de este proyecto fue que el cortometraje se proyectó en todos los televisores de la terminal, incluso sin sonido, lo que brindó una experiencia única y prácticamente inédita al monopolizar todos los televisores de la estación.

 

¿Cómo imaginas el futuro del arte y la enseñanza artística?

La pregunta sobre el futuro del arte y la enseñanza artística es compleja, sobre todo si la contextualizo solo en Argentina. Daré una respuesta más perimetral basada en reflexiones ligadas a pensadores contemporáneos.

Me parece atinado mencionar a Marcia Bjornerud -doctora en geología estructural- y su conciencia del tiempo, donde nos invita a ubicarnos dentro de eras y eones, en lugar de semanas y meses. Sin embargo, en un escenario de permanente urgencia, adoptar esta gimnasia es complejo pero no imposible. Esto nos llevaría a aminorar la marcha en cierto sentido, yendo en contra de cómo funciona el mundo básicamente.

Si imagino un futuro en el que el arte y la educación sean un binomio simbiótico, pienso en múltiples escenarios posibles. Esto se logra revisando la historia y poniendo en escena las emociones con la materia. Nos estamos rehaciendo a nosotros mismos y debemos elegir sabiamente en qué vamos a convertirnos.

 

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