25 de febrero de 2020

El jueves habrá un homenaje al primer Monumento que tuvo Rosario

Se construyó en la isla en 1873, en el lugar donde se instaló la batería Independencia y donde el 27 de febrero de 1812 se enarboló la bandera.

Puntual, a las 18.30, cuando se cumpla un nuevo aniversario de la creación de la bandera y su izamiento en la isla el Espinillo, en el Museo Histórico Julio Marc se realizará este jueves un homenaje al primer monumento que tuvo la obra de Manuel Belgrano: una pirámide egipcia diseñada por el ingeniero genovés Nicolás Grondona que fue construida en la isla en 1873, y que apenas sobrevivió unos años a las correntadas del río Paraná.

   Lo que perdura de esa obra es “una litografía exquisita, pieza única y joya de la colección”, señaló el director del museo, Pablo Montini. Un facsímil de esa obra realizada en 1872 por Eduardo Fleuti se entregará ese día y a esa hora a los visitantes del museo, que además podrán recorrer la Sala Belgraniana, parte medular de la historia del edificio del parque Independencia, nada menos que con la guía de Marcela Ternavasio, historiadora e investigadora del Conicet especializada en historia política argentina del siglo XIX (ver aparte).

   Apenas a 60 años de la creación de la bandera, la idea de Grondona, que por entonces trabajaba como ingeniero y cartógrafo para la Municipalidad de Rosario, era bastante más ambiciosa.

   “El proponía levantar dos monumentos: uno más sencillo en el Espinillo, en honor a la batería Independencia, y otro sobre la barranca, en homenaje a la batería Libertad, de mayor envergadura. Pero se hizo sólo el del lado de la isla: una pirámide egipcia hermosa, con las fechas fundamentales de la historia, el único que se llegó a construir en el lugar donde el 27 de febrero de 1812, a las 18.30, se izó la bandera por primera vez”, explicó Montini.

   Para el especialista, la importancia de este monumento no sólo radica en ser el primero, sino además en la participación de la comunidad en el hecho, ya que marmoleros y artesanos de la ciudad donaron por aquellos años su trabajo para la concreción de la obra, que desapareció apenas cinco años después, cuando una gran crecida hizo que la correntada del río lo destruyera en 1878.

   Para construirlo, la empresa de empedrado de Ramón Olascoaga suministró gratuitamente las piedras y sus maestros mayores de obra las colocaron sin cobrar por su trabajo. El empresario de tranvías Ross, además propietario de una fundición, obsequió los nueve postes y tampoco cobraron los artesanos marmoleros, bronceadores y los albañiles.

   “Es un hecho central en la identidad rosarina”, señaló Montini y agregó: “Esto viene de alguna manera a cerrar este ciclo tan problemático que después significó para la ciudad el Monumento a la Bandera y el homenaje a su creador, que tuvo en Rosario idas y vueltas de todo tipo, falta de presupuesto, debates artísticos, historiográficos y arquitectónicos que llevaron más de 80 años”.

   Es que no sólo este primer homenaje quedó trunco, ya que nunca se construyó la segunda etapa. Sino que además, recién en 1878, el intendente Luis Lamas volvió a la carga con un proyecto que también quedó trunco. Así, no fue hasta 1957 que la ciudad logró levantar el actual monumento proyectado por el arquitecto, ingeniero y urbanista Angel Guido.

La imagen

La litografía realizada por Fleuti muestra la pirámide que se construyó con materiales sencillos, revocada y blanqueada, y de “9,5 varas de altura”.

   En sus frentes estaban inscriptas en números azules las cuatro fechas que se consideraban más importantes para la historia argentina: 1810 (Revolución de Mayo), 1812 (Creación de la Bandera), 1816 (Declaración de la Independencia) y 1853 (sanción de la Constitución Nacional).

   En el frente principal, sobre una lápida de mármol, se leía la inscripción: “Aquí existía la batería Independencia, donde se enarboló por primera vez la Bandera Nacional Argentina el día 27 de febrero de 1812 a las 6 y media de la tarde. La Patria perpetúa este glorioso recuerdo con este monumento, 27 de febrero de 1873”.

   En la base estaba la efigie de Belgrano, de perfil izquierdo, rodeado por una corona de laurel. La pirámide y basamento descansaban sobre una meseta contorneada por una baranda de hierro que se continuaba por las escaleras de ascenso. Y en cada esquina había un candelabro con tres faroles.

   Sobre la cara visible de la pirámide se inscribían los nombres y fechas de las batallas por la independencia, desde Suipacha en 1810 hasta Ayacucho en 1828.

 

La obra de Fleuti tenía su razón de ser, ya que la litografía era la pieza que se entregaba a todo aquél que colaborara a través de suscripciones con donaciones para levantar la segunda etapa del monumento propuesto por Grondona, previsto sobre la costa de la ciudad.

   Así consta en una memoria, editada en 1872, con el proyecto completo de las dos etapas de la iniciativa. Otra de las joyas de la colección del Marc, donde además se utilizó por primera vez el sello de la Municipalidad de Rosario, que había sido creado en 1862 por Eudoro Carrasco.

   “Esa obra se iba a concretar por suscripción pública en todo el país, por eso se envía la convocatoria a todos los diarios, para que ciudades, provincias y privados, y todo el que pagara su cuota, recibiera la litografía a cambio, como una certificación”, explicó Montini.

   Pero sólo los gobiernos de Santa Fe y Tucumán colaboraron. Córdoba se negó “porque desconoce el pueblo levantar un monumento, sino que son los gobiernos los que deben hacerlo”, indicó el director; en tanto, el gobierno central de Buenos Aires ni siquiera emitió respuesta.

   Para recaudar los fondos, detalla el folleto que además reúne fragmentos de los documentos de Belgrano, se había conformado una comisión. Sin embargo, no fue la única: a esa se sumó otra llamada “Comisión de Censura Histórica”, que sería la responsable de marcar el camino de la obra y que estuvo integrada por Milcíades Echagüe, Melitón del Solar y el periodista Federico de la Barra.

   De todo eso, pese a que el segundo monumento no se concretó y el primero desapareció, persisten en la colección del museo estas dos joyas: las memorias y la litografía, que para Montini “son marcas y parte de la identidad de la ciudad”, y a la que este 27 de febrero, los visitantes del museo podrán acceder.

Fuente: La Capital