5 de febrero de 2024

Argentina - Kazajistán, por la Copa Davis: Sebastián Báez, en un partido dramático, venció a Dmitry Popko y selló un triunfo de película

El equipo nacional se impuso 3-2 y jugará la fase de grupos de las Finales de la competencia; el euroasiático sacó 5-4 para partido y hasta tuvo dos match points

Por Sebastián Torok

 

ROSARIO.- El equipo argentino de Copa Davis caminó por la cornisa. Se arriesgó al cachetazo en pleno verano. Por errores propios y virtudes ajenas, se expuso a un cimbronazo que hubiera dejado heridas de todo tipo. Pero logró sobrevivir. Con suspenso y muchos más sobresaltos de los imaginados teniendo en cuenta la amplia diferencia de jerarquía, los capitaneados por Guillermo Coria derrotaron a Kazajistán con el aliento final, en el último set del quinto punto, por 3-2, sobre el polvo de ladrillo del Jockey Club. La victoria de Sebastián Báez (25° del mundo; no había sido elegido para la primera jornada) frente a Dmitry Popko (338°) por 6-4, 3-6 y 7-6 (8-6), en 2h48m, le permitió a la Argentina superar los Qualifiers y, después de dos años, regresar a la etapa de grupos de las Finales (en septiembre, donde juegan los mejores 16 países).

Popko sacó para partido (5-4 en el tercer set) y hasta tuvo dos match points en el tie-break, pero la película tuvo un final feliz para la Argentina, pese a que por momentos no justificó la victoria.

Timofey Skatov (278°), un jugador desarrollado en las últimas cinco temporadas en Valencia y número 1 del mundo junior en 2018, pero algo relegado en el tour por dificultades físicas, construyó el mejor fin de semana de su vida deportiva. Se encumbró como la figura de la serie, independientemente de la firma final de Báez. Hasta llegar a Rosario, Skatov sólo había vencido una vez a un rival del top 100 (en el ATP de Nur-Sultan 2021, al italiano Andreas Seppi, por entonces 87°). Aquí, en dos días, derrumbó los cimientos de dos top 30: el sábado, a Tomás Etcheverry (28°), y ayer, en el cuarto punto de la serie, a Francisco Cerúndolo (22°), por 7-6 (7-1) y 6-4. Fue el gran responsable de que la serie se prolongara y se definiera sobre el cierre del domingo, con las torres de iluminación encendidas.

En la Copa Davis, generalmente, el ranking pesa mucho menos que en el circuito. Por la Ensaladera, en la competencia por equipos, la tensión suele entumecer los brazos y nublar los pensamientos. A algunos, los potencia, los energiza; a otros los paraliza. Probablemente, Báez y Popko jugarían de otra manera si se cruzaran en el circuito. El kazajo nacido en Rusia participó del primer partido de ayer, el tercer punto, acompañando a Aleksandr Nedovyeso en el dobles (fue éxito de Andrés Molteni y Máximo González por 6-7 [3-7], 6-4 y 6-0). Con cierta fatiga que suplió con audacia, más tarde Popko lo llevó a Báez (que estaba fresco físicamente) hasta el tie-break del tercer set; lo complicó, lo hizo dudar, lo empujó a la confusión. Es más: sacó 5-4 en el tercer parcial para cerrar la serie en favor de los euroasiáticos, pero el jugador nacido en Billinghurst (San Martín) no se acobardó y se vistió de héroe.

Hubo un momento surrealista durante el tie-break: Popko sirvió 5-4 y Báez devolvió mal, a la red, lo que hubiera significado doble match point para el kazajo. Pero la pelota, literalmente, se pinchó cuando el jugador visitante impactó el servicio. Coria se puso rápidamente de pie, tomó la pelota y se la mostró a la jueza de línea, que chequeó lo que le mostraban y decidió repetir el punto. Popko, que se dio cuenta de lo que había pasado, aceptó sacar de nuevo, sin problemas, pero ya no tuvo la misma precisión.

Kazajistán, el mismo rival que en 2017 amargó al equipo argentino en la ciudad de Astana enviándolo al descenso (un año después de ser campeón), en Rosario tuvo un rendimiento muy superior al esperado. Sobre todo teniendo en cuenta que llegó a esta ciudad sin su mejor raqueta, Alexander Bublik, 27°, que optó por jugar el ATP de Montpellier (ayer ganó el trofeo) y, una vez instalado a orillas del río Paraná, perdió por enfermedad a Denis Yevseyev, el mejor ubicado en el ranking de los que trajo en el avión (176º). El capitán Yuri Schukin se las ingenió para sacarle provecho a lo poco que tuvo disponible ante un rival con tres singlistas top 30 y una pareja de dobles de elite.

Cuando pase un poco la efervescencia y la adrenalina tras un fin de semana con muchos condimentos, deberá llegar el momento del análisis. Concretamente, se trató de una pobre serie jugada por la Argentina. Sufrió innecesariamente. Hubo estrés e inseguridades. Ninguno de los cinco tenistas jugaron en su máxima expresión (incluso los doblistas Molteni y González tuvieron momentos de zozobra). Coria, por momentos, mostró ansiedad y, en el aspecto estratégico, sorprendió al no colocar a Báez en la primera jornada. Luego explicó su decisión: “Pensamos en Tommy (Etcheverry) porque acá la pelota pica mucho y creímos que podría hacer daño con su saque, con su potencia, con su kick. Tácticamente pensamos en la velocidad de la pelota, en lo rápida que está, en cómo pica. Y lo mismo con Fran. Para elegirlo pesó mucho su potencia, su derecha”.

El saludo entre Sebastián Báez y Dmitry Popko tras el quinto punto
LA NACION/Marcelo Manera


Claro que Báez había sido el de mejor rendimiento durante el puñado de ensayos realizados en el Jockey Club y cuenta con un abanico de buenos resultados en torneos realizados en sitios con altitud, donde la pelota viaja más rápido. Ganó los ATP de Kitzbühel (762 metros sobre el nivel del mar) y Córdoba (440), y alcanzó finales en Santiago, Chile (520), tanto en el ATP Tour como en Challengers. Por eso, la explicación del capitán no conformó y a algunos les pareció insuficiente.

“Se había complicado mucho...”
“Fue un triunfo de todo el equipo porque todos hicimos un gran esfuerzo y dejamos todo en la cancha, estoy contento de haber puesto mi granito de arena”, dijo Báez. “Se sacó adelante con mucho huevo. ¿Si la veía perdida? No, pero se había complicado mucho. Todos los chicos se comprometieron, cuando las cosas iban abajo y no salían, estuvieron ahí, se la bancaron, no se rindieron”, añadió Coria.

 

En la primera serie jugada en Rosario, la Argentina estuvo muy cerca de recibir un revés que hubiera sido sumamente dañino. Sacó adelante el desafío, es para valorar, pero no como para no realizar una amplia radiografía sobre lo que ocurrió. El equipo nacional volverá a jugar una etapa valiosa (deportiva y económicamente hablando) de la Copa Davis como la fase de grupos de las Finales. “¿Cómo no nos vamos a ilusionar con ganar la Copa Davis, si tenemos un equipazo?”, le comentó Coria a LA NACION antes de la serie frente a Kazajistán. “Estos jugadores estuvieron firmes en todo momento y se merecen haber ganado por todo lo que tuvieron que sufrir”, apuntó después, casi sin voz.

El aliento de la hinchada argentina, en el Jockey Club
Marcelo Manera - LA NACIÓN


Los fríos números dicen que la Argentina superó los Qualifiers y que será uno de los mejores países de la competencia dentro de siete meses (etapa que se jugará en cuatro ciudades europeas todavía a definir; allí, ocho equipos avanzarán a los cuartos de final en Málaga, en noviembre), pero quedan interrogantes y puntos por perfeccionar si es que el proyecto deportivo anhela seguir superándose. Se sufrió y se festejó. Pero la Argentina estuvo a un punto, únicamente a un punto, de caer ante un rival inferior, que jugó limitado (con tres jugadores para los cinco puntos) y en una superficie que no es su favorita. Falta mucho para ese próximo desafío, este lunes (con el Córdoba Open) se levanta el telón de la gira sudamericana sobre polvo de ladrillo, que abarca cuatro semanas, una etapa muy valiosa para los argentinos. Pero hay mucho por observar, repasar y sacar conclusiones. Se ganó una serie de película. Terminó siendo una pieza de amor y pasión. Pero bien pudo haber sido de terror.

Por Sebastián Torok

Fuente: La Nación

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